Existen diferentes tipos de inclusión productiva: unas ayudan a aminorar pero no llegan a resolver situaciones de pobreza y mucho menos de desigualdad, mientras que otras logran encarar con diverso grado de suceso esas situaciones.
Las situaciones de pobreza y de desigualdad requieren ser abordadas tanto desde el nivel de las políticas públicas que definen el rumbo sistémico y la forma de funcionar de un país como, al mismo tiempo, desde el nivel de apoyo directo a los sectores populares (entre otros, pequeños y micro productores de manufacturas, servicios, agricultura familiar, trabajadores ocasionales, no registrados y desempleados). Ese encuentro entre políticas públicas, regulaciones y apoyos directos a los sectores populares es imprescindible para encarar con algún suceso situaciones de pobreza y de desigualdad y, desde ahí, contribuir de manera decisiva a un desarrollo sustentable y con menos tensiones de la sociedad en su conjunto. Las medidas macroeconómicas caerían en un contexto popular que no tendría capacidad de aprovecharlas si no se las complementase con un apoyo directo dirigido a generar capacidad para acceder a los estímulos y oportunidades que se ofrecen. A su vez, el apoyo directo a la base terminaría siendo inútil o con mínimos efectos si no se desplegase en un contexto macro favorable que alentase y posibilitase su desarrollo.
En anteriores artículos de Opinión Sur hemos analizado políticas públicas orientadas a generar un desarrollo inclusivo, destacando en particular la necesidad de eliminar mecanismos de apropiación de valor que una minoría utiliza abusando del poder de mercado que detenta [1]. En estas líneas centramos la atención en opciones de apoyo directo a sectores de base del aparato productivo de un país, personas y emprendimientos que pugnan por subsistir en condiciones de aguda escasez de todo tipo de recursos productivos: capital, tecnología, gestión, información, contactos, acceso a mercados, retención del valor generado, inserción en cadenas productivas promisorias.
Modalidades de apoyo directo a sectores populares
Existen diversas formas de prestar apoyo directo a sectores de la base del aparato productivo, entre otras los programas de microcréditos, los que promueven emprendedorismo individual y aquellos que apuntan a establecer emprendimientos inclusivos con potencial transformador.
(i) Microcrédito
El microcrédito, más aun si hace parte de un conjunto mayor de microfinanzas, es un elemento importante en cualquier estrategia que busque ayudar a pequeños productores. Aportan lo suyo más allá que puedan ser mejorados y que ocasionalmente ocurran fracasos en programas mal concebidos o pobremente gestionados. Las microfinanzas irrigan con crédito y otros servicios financieros a los sectores populares pero también importa reconocer qué es lo que no pueden lograr si actúan aisladamente, las limitaciones que les son inherentes sobre las que vale trabajar para potenciar esos esfuerzos [2] .
La sustentabilidad de un micro o pequeño productor no se asegura con sólo resolver su acceso al crédito y demás servicios financieros; requieren además disponer de conocimiento de excelencia, información comercial, contactos, moderna ingeniería de negocios, mejor articulación con otros actores económicos al interior de promisorias tramas productivas y, además, contar con un contexto macroeconómico favorable. Algunos programas de microcrédito han ensayado enfoques más comprehensivos pero queda mucho por trabajar. No se trata de sumar responsabilidades a las entidades microfinancieras sino procurar desarrollar sinergias con organizaciones especializadas en reposicionar micro y pequeños productores en tramas productivas más promisorias que las que suelen integrar. Hemos analizado cuáles podrían ser esas organizaciones, qué efectos catalíticos podrían generarse y cuál podría ser el rol de las entidades microfinancieras en estas iniciativas [3].
(ii) Emprendedorismo individual
Si bien constantemente emergen camadas tras camadas de emprendedores, suele suceder que tan sólo una fracción de ese universo logra alcanzar buenos resultados; son los que disponen de ciertos críticos factores necesarios para estructurar, lanzar y consolidar buenos emprendimientos productivos o, alternativa o complementariamente, logren demostrar el suficiente potencial como para interesar a inversores ángeles que pueden brindar el apoyo de primera instancia. El accionar de estos inversores es muy limitado, en primer lugar porque no abundan en nuestros países y, además, porque sólo tienen la capacidad de analizar una veintena de candidatos para seleccionar unos pocos que consideran los más promisorios. Lo que hacen es “descremar” lo que consideran son los mejores prospectos de los reducidos espacios que alcanzan a conocer prestándoles apoyo de contactos, legales, gestión, financiero, entre otros. El resto, la inmensa mayoría de productores, es ignorado o tan sólo logra acceder a programas de capacitación en emprendedorismo pero no recibe los demás críticos apoyos necesarios [4].
Vale señalar que, salvo excepciones, no existe en nuestros países comprehensivos sistemas de apoyo a pequeños y medianos productores que incluyan, además de asesoramiento integral, fondos de inversión especializados; es una realidad que va lentamente mejorando pero que aún no puede compararse con la que existe en otras latitudes.
(iii) Emprendimientos inclusivos con potencial transformador
Algunas veces por imposición externa y otras porque nuestras mentes han sido colonizadas, se ha impuesto una única forma de concebir y de practicar el desarrollo emprendedor. Es como si forzásemos la creatividad emprendedora y la diversidad de respuestas que existen para encarar situaciones siempre singulares, a subordinarse a un pensamiento hegemónico para ser validadas. Este sesgo atenta contra una amplia gama de otras posibles soluciones imponiendo enfoques presentados como verdades únicas aunque muchas veces, en la práctica, no logren dar respuestas a críticos desafíos contemporáneos.
Hoy el desarrollo emprendedor va más allá del modelo individualista aun cuando éste pueda seguir siendo útil para una franja del universo emprendedor. Es que para movilizar e integrar a muy amplios sectores populares existen otras modalidades emprendedoras como, por ejemplo, franquicias de base popular [5], empresas de trabajadores, holdings de cooperativas, asociaciones de proveedores, comercializadoras populares (incluyendo mercados de concentración, ferias estables e itinerantes, supermercados comunitarios), agroindustrias locomotoras, centrales de servicios para pequeños emprendimientos familiares, consorcios de exportación.
Todas estas modalidades de desarrollo emprendedor constituyen emprendimientos económicos con potencial transformador. Aunque con identidades propias, generalmente procuran integrar en unidades productivas de porte medio a pequeños productores hoy dispersos asociándolos a nivel de gestión y de propiedad del emprendimiento con seleccionados socios estratégicos. También proponen la participación de actores privados, públicos y de organizaciones científicas, sociales y de desarrollo en consejos directivos o consultivos para favorecerse de su experiencia y apoyo [6].
Estrategias de amplio espectro
A la luz del enorme universo de micro y pequeños productores que existe en nuestros países y que en general reciben poco o ningún apoyo, se impone adoptar estrategias promocionales de amplio espectro. Todos los esfuerzos que puedan movilizarse deben ser bienvenidos y esto incluye a los programas de microcrédito y los de promoción de emprendedorismo individual; no tiene sentido desconocer lo que aportan. Tampoco vale ignorar sus limitaciones: los programas de microcrédito si bien son masivos requieren hacerse parte de esfuerzos más comprehensivos para mejorar su efectividad; por su parte, la promoción extremadamente selectiva de emprendedores promisorios si bien efectiva para el pequeño grupo de emprendimientos favorecidos tiene alcance restringido de reducido impacto macroeconómico. Ambos tipos de esfuerzos contribuyen a reducir la pobreza de quienes participan de esos programas pero poco contribuyen para reducir la desigualdad que castiga a nuestros países. En el caso de los microcréditos porque el incremento de ingresos que logran generar en los sectores populares es muchísimo menor que el incremento de ingresos que siguen obteniendo los actores más poderosos del sistema económico; la desigualdad sólo se reduciría si los ingresos monetarios que ayudan a generar los microcréditos más los no monetarios que aporta el Estado con más y mejores servicios de educación, salud, vivienda, seguridad social, saneamiento ambiental, entre otros, fuesen superiores a los que obtiene aquel 1% de sectores privilegiados. En el caso del emprendedorismo selectivo su reducida escala resuelve la situación de desigualdad del pequeño número de favorecidos, en general muy pocos de extracción popular, pero prácticamente sin incidencia en términos de desigualdad a nivel del conjunto social.
Hoy los emprendedores que no logran recibir asistencia de gestión y financiera quedan relegados a ocupar espacios marginales de sectores no promisorios. Como ya se mencionó, el desarrollo emprendedor convencional se ha focalizado en “descremar” un número generalmente pequeño de iniciativas; afuera quedan enormes sectores populares con sus apremios, anhelos, necesidades pero también con su talento y capacidad de realización. De ahí que el más significativo desafío del desarrollo emprendedor contemporáneo pasa por apoyar la inclusión de sectores populares en emprendimientos con potencial transformador que sean de tamaño medio y puedan integrarse en tramas productivas de sectores promisorios.
Esto exige escala y, al mismo tiempo, descentralización de las intervenciones; impone una acción masiva de amplia cobertura territorial con participación pública, privada y de organizaciones sociales y de desarrollo, y tratamientos singulares acordes con las particularidades de cada situación [7]. No es efectivo intentar homogeneizar respuestas ya que restringe duramente la innovación y la creatividad del talento local.
Es absolutamente prioritario establecer sistemas de apoyo al emprendedorismo transformador orientados a lograr una plena inclusión social y productiva de sectores populares [8] . Su accionar tendrá directa incidencia sobre la desigualdad social y territorial, el abastecimiento interno, las presiones inflacionarias, la reinversión local de resultados, un mayor valor agregado en la matriz productiva y una más abierta estructuración del poder local.
Notas
[1] Abusos de poder de mercado; Transformación sistémica; El mayor componente de la desigualdad: la apropiación del valor generado por otros.
[2] Transformar catalizando el microcrédito.
[3] Nueva oportunidad para entidades microfinancieras..
[4] Emprendedorismo transformador.
[6] Desarrollo sin concentración económica; Apuntar a la inversión productiva transformadora.
[7] Desarrolladoras de emprendimientos inclusivos;
[8] Ver Sistemas de apoyo al emprendedorismo transformador en Emprendedorismo transformador.
Opinion Sur



