Desarrolladoras de emprendimientos inclusivos

La población de bajos ingresos no sólo requiere asistencia para cubrir su subsistencia sino también para movilizarse productivamente. Una forma de lograrlo es a través de los emprendimientos inclusivos, nuevos actores económicos que buscan conjugar equidad con efectividad y responsabilidad. ¿Quiénes pueden ayudar a establecerlos? ¿Cuál es su enfoque y su metodología de trabajo? ¿Cómo identifican oportunidades y se organizan para aprovecharlas?
En el número de noviembre de Opinión Sur (1) señalamos que el apoyo a la población de bajos ingresos no puede limitarse a cubrir su subsistencia durante emergencias sino que requiere condiciones para poder movilizarse productivamente. Indicamos que una de varias áreas estratégicas de actuación emprendedora en apoyo a la formación de capital en la base de la pirámide social es la de los emprendimientos inclusivos. Representan una nueva forma de estructurar actividades productivas, la cual origina un nuevo tipo de actor económico que busca conjugar equidad con efectividad y responsabilidad. En este artículo sistematizamos la caracterización ya esbozada de un emprendimiento inclusivo y nos focalizamos en introducir el tema de las desarrolladoras de esos emprendimientos inclusivos.

Caracterización del emprendimiento inclusivo

El emprendimiento inclusivo es una unidad productiva que articula pequeña producción dispersa utilizando moderna ingeniería de negocios. Son organizaciones económicas de porte medio que, por su escala y capacidad de gestión, logran acceder a más promisorias oportunidades. Pueden conformarse como una franquicia, una cooperativa, un consorcio de exportación, una central de servicios que atiende a una red de productores, una agroindustria locomotora o un supermercado comunitario que organizan y canalizan la producción de pequeños agricultores.

En un emprendimiento inclusivo los pequeños productores participan de su propiedad y de sus resultados asociados con actores locales (privados, públicos o de la sociedad civil) y socios estratégicos que acercan conocimientos, tecnología, acceso a contactos, a mercados, a formas modernas de estructurar y gestionar emprendimientos. Hoy en día en una economía basada en el conocimiento, el valor agregado no financiero pesa tanto o más que el capital financiero.

La forma como se estructura la propiedad de un emprendimiento inclusivo debe ser tal que no trabe sino que asegure una efectiva gestión económica y un pleno ejercicio de la responsabilidad social y ambiental. Será por tanto necesario establecer instancias y modalidades de supervisión de la gestión que concilien el interés de los propietarios de ejercer un apropiado seguimiento con la flexibilidad gerencial requerida para asegurar una efectiva toma de decisiones.

De ser exitoso, el emprendimiento inclusivo se transforma en un nodo de acumulación; sus eventuales excedentes podrían ser aplicados a otras iniciativas productivas de la misma cadena de valor, viabilizando proyectos que hoy no logran materializarse. Vease el ejemplo de la empacadora de brócoli en el mencionado artículo del mes pasado.

En un emprendimiento inclusivo el contacto de culturas diferentes y la existencia de una diversidad de intereses presenta desafíos y tensiones que es necesario encarar con propiedad. La perspectiva de la pequeña producción en la que las funciones ejecutivas son asumidas por una persona o una familia, no es la misma que la de una organización económica de mayor tamaño donde se impone la división especializada de funciones. De igual modo difieren los valores, actitudes y reacciones frente al éxito, el esfuerzo y la adversidad de organizaciones comunitarias, pequeños productores, socios estratégicos y gobiernos locales. En ese contexto habrá que trabajar con habilidad y transparencia para establecer entendimientos y superar desencuentros entre quienes procuran sumar sus esfuerzos, de modo de transformar en un valioso activo la diversidad cultural y de intereses.

El resultado de una experiencia novedosa como un moderno emprendimiento inclusivo depende de quiénes la conducen, cómo es planteada y del grado de efectividad que se logra materializar. El riesgo es caer en un voluntarismo ingenuo o en descreer de toda innovación guiados por un cínico determinismo. Se trata de tener claro el rumbo y los objetivos, aplicar creatividad, lograr alinear intereses y saber organizarse para acceder a oportunidades de una manera sustentable. Queda por contestar quién podría promover el establecimiento de emprendimientos inclusivos y cómo lo haría.

La Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos

Este tipo de Desarrolladora es una unidad especialmente conformada para asistir en el establecimiento de emprendimientos inclusivos. Puede ser un ente privado o mixto, con buenos vínculos con la comunidad científica y tecnológica. Debe ser conducida con alto nivel profesional por un reducido equipo con experiencia en el mundo de los negocios y habilidad para trabajar en contextos pluriculturales. Su trabajo es identificar promisorias oportunidades económicas y organizar la forma de aprovecharlas con la mira puesta en favorecer a comunidades de baja renta. No se desea conformar “guetos de pobres” sino efectivos emprendimientos productivos, de ahí que la Desarrolladora debe procurar establecer alianzas con socios estratégicos capaces de aportar contactos, información, moderna gestión e ingeniería de negocios, acceso a mercados y a financiamiento.

La Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos se diferencia de una incubadora que opera seleccionando iniciativas de emprendedores a las que apoya con asistencia técnica y logística hasta que maduren y puedan desenvolverse por su cuenta. En cambio, la Desarrolladora promueve emprendimientos inclusivos, sea que existan o estuviesen en proceso de gestación (en cuyo caso los recepciona y les brinda su asistencia), sea que tuviera que salir por su cuenta a identificar oportunidades y luego estructurar el o los emprendimientos inclusivos. En cualquiera de los casos la experiencia empresarial del equipo de la Desarrolladora es esencial para poder identificar oportunidades que otros no ven o no sabrían cómo aprovecharlas.

La Desarrolladora estudia la potencialidad local considerando que fuese posible contar con el complemento de otros recursos tecnológicos, financieros y organizativos. Esto es, no se limita a inventariar lo que se ha venido haciendo en la localidad hasta el presente para así sustentar posibles nuevas iniciativas sino que procura apreciar lo nuevo que, con ciertos apoyos catalizadores, se podría encarar en el futuro inmediato. Con esa base explora nichos de mercados en expansión en busca de oportunidades para desarrollar negocios que beneficien a conjuntos de familias de bajos ingresos. Luego evalúa formas de establecer un emprendimiento inclusivo que pueda aprovechar alguna de las oportunidades identificadas, para lo cual debe definir los actores que podrían participar, los propósitos que se persiguen, los apoyos requeridos y los criterios generales de distribución de los eventuales resultados.

El foco del accionar de la Desarrolladora es integrar pequeños productores dispersos en una eficiente organización económica de porte medio. Basada en moderna ingeniería de negocios, la Desarrolladora junto con los actores participantes definen una apropiada estructura del emprendimiento, sus orientaciones estratégicas, el equipo gerencial y el acompañamiento que estará en condiciones de ofrecer. Con esos elementos se recluta el equipo gerencial del emprendimiento inclusivo, que es quien formula un primer plan de negocio e inicia actividades.

El conocimiento necesario para establecer y conducir exitosamente un emprendimiento inclusivo ya está disponible en el mercado; sin embargo, son pocas las oportunidades en que ese conocimiento, y las condiciones financieras y organizativas requeridas para transformarlo en actividad productiva, lleguen con efectividad a la base de la pirámide social. Los rezagados y excluídos acceden a conocimiento residual y de descarte con lo que, además de la brecha económica y financiera, suman en su contra una inmensa brecha de información y de conocimientos. Cerrar esa brecha constituye hoy uno de los mayores desafíos para abatir pobreza y desigualdad en nuestros países del Hemisferio Sur. La Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos es uno de varios instrumentos que pueden canalizar experiencia y conocimiento de excelencia a comunidades de pequeños productores que hoy enfrentan tremendas desventajas por su aislamiento y mínima escala.

Complementación con entidades microfinancieras

La Desarrolladora puede complementar y apalancar su accionar con el de alguna entidad microfinanciera. La clientela de una microfinanciera está conformada por pequeños productores que son atendidos basicamente con microcréditos, necesarios y meritorios aunque insuficientes para asegurarles viabilidad económica. El resultado de la pequeña producción depende de varios otros condicionantes: escala, acceso a mercados, moderna gestión, inserción en promisorias cadenas de valor, etc. Por su parte, la entidad microfinanciera debe cobrar intereses en función del tipo de garantías y de los gastos de operación que demanda su pulverizado portafolio de pequeños créditos.

Al establecer y acompañar la gestión de un emprendimiento inclusivo, la Desarrolladora resuelve varios problemas que condicionan la rentabilidad de las microfinancieras. Por de pronto, los pequeños productores ya no están dispersos sino articulados en una organización de porte medio conformada para aprovechar una promisoria oportunidad. De este modo, como apuntan a un buen nicho de mercado y operan con escala apropiada y moderna gestión, mejoran sus posibilidades de éxito y, con ello, bajan su riesgo crediticio. Cada pequeño productor puede seguir siendo prestatario de una entidad microfinanciera pero quien de hecho asegura su viabilidad económica, y por ende su credibilidad crediticia, es el emprendimiento inclusivo al que está integrado. La entidad microfinanciera asume así un menor riesgo y logra un considerable ahorro en sus costos de operación ya que puede gestionar como conjunto un gran número de microcréditos.

A su vez, el emprendimiento inclusivo es una empesa mediana que tiene otras opciones para financiarse: aportes públicos y de los pequeños productores, inversores privados, un socio estratégico, fundaciones y organizaciones de la sociedad civil, fondos de desarrollo, crédito institucional, entre otros. De este modo, el emprendimiento inclusivo y los pequeños productores financiados con microcréditos se complementan y apalancan unos a otros.

El financiamiento de una Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos

El financiamiento de una Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos contempla dos instancias diferentes. Como cualquier empresa, en la fase inicial (armado y dos primeros años) debe preveer sostenerse con el aporte de sus fundadores-accionistas. Les tocará a ellos asumir los gastos de instalación y buena parte de los gastos operacionales. De ahí en más, la Desarrolladora debe procurarse sustentabilidad financiera.

En general, sus principales ingresos provendrán de honorarios de éxito y de asistencia técnica. Los primeros son una suerte de “sweat equity”, que no es otra cosa que una participación en los resultados del emprendimiento para compensar el trabajo de establecer, estructurar y poner en funcionamiento el emprendimiento inclusivo; cuando el emprendimiento madura y distribuye dividendos la Desarrolladora participa de los mismos. Por su parte, los honorarios de asistencia técnica compensan el trabajo de acompañamiento que realiza la Desarrolladora con cada emprendimiento inclusivo que hace parte de su cartera. Ambos tipos de honorarios se definen caso por caso según la naturaleza y magnitud del trabajo que se compromete.

El establecimiento de una Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos

El proceso para establecer una Desarrolladora de Emprendimientos Inclusivos puede iniciarse con la presentación de la iniciativa a un grupo de líderes locales interesados en promover empleos e ingresos para la población de la base de la pirámide. Esto implica realizar una o más sesiones de trabajo en las que se analiza la naturaleza de este tipo de desarrolladora y se evalúa la viabilidad de establecerla en la localidad de que se trate.

En su programa de asesoramiento, Sur Norte y Opinión Sur utilizan una Jornada de Trabajo tipo que ajustan, caso por caso, a las necesidades y particulares circunstancias de cada localidad. Se procura concluir las sesiones de trabajo con la conformación de un reducido pero calificado grupo promotor. En conjunto con el grupo promotor se define una hoja de ruta para establecer la Desarrolladora y un programa de acompañamiento para ayudar a resolver sobre la marcha los desafíos y contratiempos que, sin lugar a duda, se irán presentando.

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Notas:
(1) [Artículo Emprendimientos inclusivos para abatir desigualdad y pobreza->http://www.opinionsur.org.ar/Emprendimientos-inclusivos], Opinión Sur # 75, noviembre de 2009.

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