Las potencias y nosotros

Estados Unidos y China renuevan sus liderazgos nacionales y pareciera que lo que esos dos gigantes se decidan a ser y a hacer condicionará al resto del mundo. Esto es parcialmente cierto. Lo es en la medida que la economía y la influencia geopolítica y militar de las dos mayores potencias influyen en grado sumo sobre todos y cada uno de los países del Hemisferio Sur. En un cierto sentido vienen a representar condiciones paramétricas, circunstancias que inciden sobre nuestros destinos pero sobre las que tenemos una mínima capacidad de influir. Sin embargo, vale explicitar que es posible desarrollar estrategias propias a dos muy diferentes niveles.

Por un lado, cada país, cada comunidad, dispone de márgenes de actuación autóctonos que podría, debiera usar al máximo posible. Es decir, mienten quienes nos quieren hacer creer que existe un sólo tipo de política socioeconómica de validez absoluta y universal extraída del estrecho recetario de aquellos que expresan los intereses, ideologías y cosmovisión de las grandes potencias y sus asociados locales. Hay mucho por imaginar, por innovar, por transformar en nuestra parte del mundo y nada ni nadie debiera desviarnos de nuestras propias búsquedas, de ejercer nuestra creatividad existencial. Toca respetar lo que otros piensen y propongan y toca de igual modo hacer valer que los demás respeten lo que nuestros países del Hemisferio Sur piensan y proponen para sí mismos.

Por otro lado, si bien por tamaño cada uno de nuestros países aisladamente dista de tener la capacidad de incidir y condicionar las decisiones de las grandes potencias, unidos sí adquirimos la entidad y la fuerza necesaria para participar del diálogo global y ser escuchados. Esto es particularmente crítico en una fase histórica de rápida transición hacia la construccción de nuevos sistemas socioeconómicos para reemplazar al capitalismo financiero concentrador que ha generado tan enorme crisis en los propios países afluentes. La unidad regional es hoy más necesaria que nunca si es que aspiramos a incidir sobre la nueva arquitectura global. Unidades regionales en América Latina, en África y en Asia que se enriquezcan con la diversidad política y cultural de nuestros países y que, con esa base, sean capaces de concebir y darle viabilidad a lo nuevo según nosotros lo vemos y entendemos.

Esas grandes avenidas son las que también hacen de marco y de motivación a los artículos que publica Opinión Sur.

Cordial saludo.

Los Editores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *