Vuelve a cuestionarse el valor de la democracia y son legítimos muchos de los argumentos utilizados. Porqué hoy pululan las democracias fraguadas, las de baja intensidad, las democracias capturadas por poderosas minorías. Son espurias democracias que facilitan la concentración de la riqueza y el poder decisional en pocas poderosas codiciosas manos. Son democracias no deseadas las que manipulan el albedrío social y garantizan la impunidad de saqueadores que someten a los pueblos. Por cierto que esos tipos de democracias no sirven a la humanidad ni cuidan del planeta. ¿Será que la democracia es una fachada que reproduce con adornos el sometimiento y la opresión?
Sin embargo existe la visión de una democracia al servicio pleno de los pueblos, la democracia que sostiene derechos humanos fundamentales, la democracia de la paz, la equidad, la convivencia, la democracia de la pluralidad y la diversidad, aquella que protege nacionales y sufridos migrantes, la democracia que castiga a los corruptos y no acepta rezagados en pobreza e indigencia, una democracia de justicia en serio, de representatividad asegurada, una democracia sana electoralmente en la que escogen los ciudadanos y no los dueños del dinero. Y podemos seguir perfilando este tipo deseado de democracia. ¿Será posible establecerla?
Un desafío que necesita ser labrado a nivel geopolítico, nacional y local.
Cordial saludo,
Los Editores