Gestionar un país requiere ejercer liderazgo para implementar el mandato recibido. Puede tratarse de un mandato electoral libremente expresado o un mandato camuflado por quienes dominan y una vez en el poder estafan a sus electores. La hipocresía y el engaño fue reconocido impúdicamente por aquel presidente cuando señalara que si hubiese explicitado lo que iba a hacer no lo hubiesen votado. Intereses encubiertos y estafa electoral minan la credibilidad política; a quienes los elegidos verdaderamente representan, qué intereses y privilegios defienden. Alienados en engaños, sus seguidores devienen víctimas de los victimarios que han elegido.
Someter a mayorías exige inventar una realidad funcional a los intereses de los dominadores; por sobre todo, que siga el saqueo de riqueza e ingresos que no les pertenecen. Crucifican como enemigos a los que resisten, colonizan la opinión pública, llenan los espacios con miedos y odios, fragmentan la sociedad imponiendo sus valores como absolutos. Lejos de persuadir reprimen e intimidan.
Arrinconada en el inmenso dolor de su pueblo, toca a cada sociedad buscar formas de salir del encierro. Hace a la construcción de nuevos y singulares senderos de vida sostenidos con mayor esclarecimiento y organización social. Es una marcha de larga data que se renueva siglo tras siglo.
Cordial saludo,
Los Editores