Se sacude la pirámide de oportunidades

Siguen los vientos huracanados, ahora con epicentro en Europa. Pareciera que el mundo fuese a colapsar pero no es así: es un rumbo y una forma de funcionar los que hacen agua. Para el pensamiento hegemónico no hay otra forma de ser, de vivir, de trabajar, de sentir y de crecer; y desde esa perspectiva quienes han estado por décadas al tope de la pirámide de oportunidades procuran por todos los medios no ver sus privilegios afectados.

Se sacude la pirámide de oportunidades en un doble sentido: por el creciente temor de quienes disfrutan de su presente estructura y porque las mayorías, entrampadas en la escasez y agredidas en su significación, suman indignación al comprobar que deben cargar con una desproporcionada cuota de responsabilidad frente a la crisis.

Habrá que decirlo una vez más: los intereses que hoy prevalecen con eje en el capital financiero procuran imponer un diagnóstico y un tratamiento que, en última instancia, busca preservar privilegios y restaurar el orden de pre-crisis que posibilitó su explosivo crecimiento. Para esos intereses cualquier otra solución es sinónimo de caos; pretenden descalificar y neutralizar otras opciones. Es cierto que estamos atravesando una fase de severas turbulencias y los castigados de siempre la sufren mucho más, pero vale tomar conciencia que el tipo de soluciones que ahora se adoptan llevan en su seno las simientes de lo que será el mundo a la salida de la crisis. El pánico con el que se trata de precipitar las decisiones continuistas no ayuda a construir alternativas sustentables; por el contrario, sirve a quienes lo exacervan para forzar la restauración que pretenden y que no pueden defender a cielo abierto.

Confiamos que los contenidos de este número de Opinión Sur puedan ser de utilidad.

Cordial saludo.

Los Editores

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