Con relaciones internacionales asemejándose a espectáculos que sacrifican la verdad, la decencia y el respeto por lo público, cuando la concentración de la riqueza, el poder decisional y la desigualdad social traspasan todo límite conocido, mientras se expande de forma inmisericorde el terror, las insurrecciones y los conflictos armados, se van sumando condiciones para una o varias grandes crisis sociales y ambientales. Los estallidos están a merced que se presenten ciertos eventuales detonantes.
Es un tiempo de gravísimos riesgos y tremendos desafíos que ponen a prueba la determinación social y el coraje por adentrarse a un futuro muy distinto al que procuran imponernos. En el presente número de Opinión Sur abordamos estas cuestiones.
Cordial saludo.
Los Editores