Es indefendible sostener abiertamente intereses de minorías privilegiadas. Sin embargo, como la estrategia de reproducción del poder incluye en democracia hacerse con el gobierno, les toca lograr validación electoral. Resuelven este aparente dilema engañando y mintiendo a sectores poblacionales cuyas mentes pueden ser manipuladas. Para ello, el poder concentrado crea una “realidad irreal”, una realidad inventada con cómplices mediáticos, judiciales y educativos para imponer una perspectiva y un sentido común que facilitan la cooptación de voluntades. Si eso no alcanzase hay otras formas de intervención para completar la apropiación electoral: el fraude electoral, la proscripción de principales opositores y un permanente esfuerzo por fragmentar la sociedad induciendo divisionismos que minan resistencias.
Es una confrontación desigual entre quienes dominan para saquear riquezas por medio de prebendas institucionalmente insertadas en la forma de funcionar prevaleciente y, procurando resistir y cambiar el rumbo impuesto, la inmensa mayoría poblacional. A ese “afán, compulsión o alienación” de codicia y egoísmo sin límites toca oponer esclarecimiento y organización social, permanente esfuerzo de esclarecimiento personal y colectivo, comprendiendo lo encubierto, desmontando los engaños y las mentiras.
Muchos dominadores están conscientes de lo que están haciendo y de las tremendas consecuencias que provocan sobre el bienestar social y el cuidado ambiental. Y uno se pregunta qué más quieren, hasta dónde su compulsión y ceguera los lleva. Confían en la artera impunidad que han establecido para que sus privilegios se reproduzcan eternamente. Y, sin embargo, es imposible contener la potencia del planeta que marca límites de viabilidad a la humanidad y es cuando menos dudoso que la explotación inmisericorde de muchísimos por pocos pueda perpetuarse.
Desde la geopolítica, los desarrollos y las transformaciones nos sumamos a quienes no desfallecen frente a la magnitud de los desafíos. Vamos por la paz basada en la equidad y la justicia.
Cordial saludo,
Los Editores