Opinion Sur
La voluntad popular está constantemente amenazada; se trastoca la capacidad de expresar y hacer valer intereses y necesidades de los pueblos. Esto ocurre por confusiones varias, desinformación, incomprensión de lo que sucede, no percibir las confrontaciones principales y sus consecuencias. Los pueblos no son espacios homogéneos sino heterogéneos. Para que puedan converger grupos y fracciones toca reconocer sus legítimas diferencias de perspectivas y requerimientos y desplegar sinceros esfuerzos para alinear dispersos intereses. Al mismo tiempo, se necesita comprender quienes trabajan día a día para agigantar las diferencias entre sectores populares de modo de confundir el antagonismo principal ante el sometimiento con intereses secundarios de quienes son manipulados. Es un viejo desafío que cruza la historia de la humanidad.
La dominación despliega brutalidades, represiones, un permanente esfuerzo para obnubilar el esclarecimiento. Su encubierto propósito, con las singularidades de cada momento y situación, es concentrar con fragante impunidad la riqueza y el poder decisional, sólo posible desorganizando a los victimizados. Fatídicas desuniones que en muchos casos se pudieron superar.
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