Delitos financieros y complicidades

Siguen saliendo a la luz comportamientos delictivos de grandes entidades financieras. Uno grave que se comienza a develar fue realizado por la filial de Ginebra del HSBC. No es la primera vez que esta entidad financiera se ve envuelta en ese tipo de operaciones. El 12 de diciembre de 2012, Reuters, AP y EFE reportaron que “el HSBC, el banco de mayor valor de mercado de Europa, accedió ayer a pagar una multa record de 1900 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos para poner fin a las acusaciones de las autoridades de blanqueo de dinero en beneficio de narcotraficantes, entre ellos, carteles mexicanos y de grupos extremistas iraníes”. Un informe del Senado norteamericano había denunciado que el HSBC y subsidiarias habían realizado transacciones secretas con Irán por 16.000 millones de dólares así como por 7.000 millones que pertenecerían a carteles mexicanos. La crónica terminaba señalando que la sanción aplicada equivalía tan sólo al 9% de la ganancia de la empresa en 2012 y que la Bolsa de Londres se mostró complacida por el acuerdo: el precio de las acciones de HSBC subió 0,3%. Jimmy Gurule, ex Subsecretario de Justicia de Estados Unidos, dijo que el acuerdo era una burla, en tanto no contemplaba procesamiento penal para ninguno de los ejecutivos que participaron en la operación. Muy improbable que este tipo de multas detenga a quienes delinquen y que, además, tan sólo pagan si son sorprendidos.

Nada se dice de las víctimas de las operaciones delictivas: muertes y familias desmembradas, tráfico de drogas, trata de personas, armamentos para delincuentes, corrupción agravada. Es, como si no existiesen o fuesen un resultado secundario, necesario para obtener tasas desmesuradas de ganancia y consecuentes bonificaciones para los codiciosos ejecutivos.

Para colmo, una vez sorprendidos comienza una enorme campaña de lavado de imagen de modo de anestesiar a la opinión pública y seguir operando como si nada grave hubiese pasado. Algunos medios suman su complicidad evitando dedicarle titulares y derivando la cobertura a secciones interiores de menor resonancia. Al mismo tiempo, páginas enteras de publicidad (obviamente paga) inundan las espacios principales de esos mismos medios. Delitos financieros y complicidades, una vez más.

Cordial saludo,

Los Editores

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