Saquear con engaños, represión e impunidad: un caso paradigmático

Quienes saquean a escala global y nacional utilizan engaños y represión asegurándose contar
con impunidad. Es algo consustancial al proceso de concentración de la riqueza y las decisiones
más importantes. Los múltiples mecanismos empleados encubren los intereses en juego y cómo
se distribuyen castigos y privilegios. Un caso paradigmático que permite visualizar el saqueo es
como quienes dominan presentan un déficit fiscal y lo encaran.


Siempre hubo saqueos a lo largo y ancho del mundo. Enormes poblaciones fueron sometidas
por poderosas minorías que extorsionaron, reprimieron y lucraron. Esto sigue ocurriendo en
las capturadas democracias del siglo XXI.


El saqueo se produce a través de muchos y diversos mecanismos impactando hasta el último
rincón del funcionamiento contemporáneo. Se apropian activos e ingresos y se colonizan los
albedríos para adormecer resistencias. Es un proceso apropiador sin límites de alcance global
que arrastra a la humanidad hacia tremendos desenlaces sociales y ambientales.


Dentro del amplio espectro de mecanismos de sometimiento, un caso paradigmático es cómo
los saqueadores presentan y buscan solucionar un déficit fiscal.


En apariencia, un déficit fiscal se presenta como un abuso de gastos que hace el sector público
en relación a los ingresos que dispone. Según esta perspectiva el Estado gasta más de lo que
puede o debería realizar. Sería una suerte de desmadre irresponsable que debiera cortarse de
modo que se nivelen los gastos con los ingresos disponibles. De esa forma bajaría la emisión
monetaria que, cuando alcanza niveles desbocados, genera todo tipo de males como inflación,
alta carga tributaria, inseguridad para invertir, gran endeudamiento, inestabilidad económica.
Es un diagnóstico engañoso pleno de errores y encubrimientos.


Lo fundamental es comenzar comprendiendo porqué se produce un déficit fiscal, algo que no
se desea explicitar. Sus buenas razones tienen los saqueadores para encubrir lo que sucede.
Habrá que desenmascarar cual es el basamento de los ingresos públicos y cómo se asignan los
recursos del Estado. Allí encontramos “la madre del borrego”, es decir, las causas que minan
los ingresos y los egresos.


Del lado de los ingresos públicos hay tremendos latrocinios. Señalamos sólo algunos de los más
graves.


Uno hace al drenaje delictivo de recursos que practican la mayor parte de las corporaciones y
de los sectores afluentes a través de la evasión y elusión impositiva. No registran ni presentan
todas las ganancias que obtienen. Son recursos surgidos de delitos impositivos penados por la
ley. ¿Cómo los esconden? Buena parte son fugados al exterior con la complicidad de entidades
financieras que facilitan esas maniobras. No son pequeños robos sino inmensos montos que
ciclo tras ciclo son remitidos a casas matrices con frecuencia vía guaridas fiscales; un drenaje
enorme con dos gravísimos efectos. Por un lado, reducen de manera significativa los ingresos
públicos por los impuestos no pagados. Al mismo tiempo, esa fuga delictiva de recursos esteriliza la capacidad de invertirlos dentro del país lo que hubiese generado una mayor
producción, más empleos y mejor recaudación de impuestos.


Otro enorme latrocinio se produce a través de la regresiva estructura impositiva que prima en
casi todos los países. Los impuestos que prevalecen son al consumo lo cual castiga mucho más
a sectores medios y populares porque el consumo es una gran parte de sus gastos mientras no
incide sobre la riqueza de los afluentes. Se da el sin sentido que los muy ricos (millonarios o mil
millonarios) no pagan impuestos acordes con su riqueza. Con su capacidad de incidir sobre la
formulación de las políticas públicas impiden que se adopten normas impositivas progresivas,
es decir, tributos justos gravando proporcionalmente la riqueza y los más altos ingresos.


En fin, existen por cierto otros mecanismos adicionales que minan la recaudación de ingresos
públicos, pero baste los presentados para desenmascarar como al esterilizar la recaudación se
genera vía ingresos un déficit fiscal. Uno pregunta cómo factores de esa enorme envergadura
no son considerados para solucionar los desbocados déficit fiscales.


Veamos lo que sucede por el lado de los egresos del sector público. Aquí también focalizamos
en algunos de los más graves factores que contribuyen a genera un déficit fiscal.


Un crítico factor hace a los pagos por intereses y amortizaciones de un sobre endeudamiento
soberano contraído irresponsablemente por los mismos que declaran su afán de nivelar con
urgencia las cuentas públicas. Esos pagos representan una altísima proporción de los egresos
del sector público. Muy difícil salir del déficit sin resolver esta cuestión que opera como una
efectiva forma de someter la soberanía nacional de la mayoría de países. El capital financiero
de los acreedores es quien absorbe sin contemplación alguna el excedente que con muchísimo
esfuerzo genera la entera sociedad. Cómo desconocer este inmenso drenaje cuando se busca
solucionar un déficit fiscal. Habrá deuda ilegalmente contraída que debiera denunciarse y otra
formalmente legal de imposible cumplimiento. La perspectiva de extensas cesaciones de pago
exige cancelaciones voluntarias o forzadas a nivel mundial. Es inaudito sostener el lucro de
codiciosas minorías financieras a costa de la pobreza e indigencia de grandes mayorías.


Otro factor hace a cómo se asigna el gasto público. Existen enormes subsidios no justificables
que buscan asegurar de forma encubierta altas tasas de ganancias de grandes corporaciones.
Esos subsidios no pueden mantenerse. Hay otros subsidios justificables cuando procuran paliar
las situaciones de emergencia que afectan a amplios sectores desprotegidos. Vale señalar que
las soluciones de fondo para estos sectores de la economía popular debiera ser asistirlos
técnica y financieramente para que puedan conformar emprendimientos productivos
generadores de empleos e ingresos dignos. Sin embargo, en “el mientras tanto”, será
imprescindible atender con subsidios sus necesidades fundamentales.


Otro factor es cuando el Estado financia por su cuenta obra pública que sirve a sectores con
capacidad de asumir su costo. Si bien existe el mecanismo legal, la contribución de mejoras,
con frecuencia no se aplica o sólo cubre una fracción de los costos. Esto es inaceptable ya que
se está incrementando la riqueza de sectores afluentes en lugar de cubrir a sectores medios
bajos y populares.

Una obvia conclusión

Es crítico desenmascarar lo que se oculta a la comprehensión de la población. No tiene sentido
enfrentar un déficit fiscal abalanzándose hacia un ajuste social y productivo. Las soluciones
deben encararse de otra forma.

Habrá que cerrar el drenaje delictivo de recursos, trasformar la estructura tributaria para que
sea firmemente progresiva, solucionar el sobreendeudamiento soberano, eliminar subsidios
no justificables, cobrar la contribución de mejoras a sectores con capacidad de pago, financiar
y asistir en técnicas y gestión a la economía popular, entre tantas otras medidas que implican
ejercer soberanía nacional para trazar nuestros propios derroteros de equidad y justicia.

Si te interesó este texto puedes suscribirte completando el formulario que aparece en esta página para recibir una vez al mes un breve resumen de la edición en español de Opinión Sur

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *