Procesos que eclosionan y comprensión para actuar en tiempo y forma

Eclosionan procesos que marcan fuertemente la realidad contemporánea: entre otros, la crisis en los países afluentes con duras pugnas internas por distribuir cargas y escoger rumbos; la emergencia de China, India, Brasil y otras economías del hemisferio Sur como nuevos motores del desarrollo global; una fuerte conmoción en los países árabes en busca de cambios largamente reprimidos; promisorias transformaciones políticas y económicas en América Latina y algunos países africanos; el explosivo desarrollo tecnológico en el campo de las comunicaciones y de las redes sociales que entroniza lo simultáneo e inmediato y permite saltar alambrados. También se extienden procesos como los conflictos bélicos en Afganistan, Irak, Yemen y otras áreas calientes; los avances sobre los estados nacionales de peligrosas organizaciones delictivas; la extendida hipocresía sobre normas y reglas de funcionamiento; las crisis de representatividad con corrupción e impunidad integradas a los sistemas decisionales. La desigualdad se acrecienta en la mayoría de países y en el Sur sumada a una intolerable pobreza e indigencia. En ese contexto sigue su curso la peregrinación existencial de nuestros pueblos y, con ella, la búsqueda individual, siempre singular, de significación y sentido.

Son múltiples y diversas las fuerzas y circunstancias que sustentan esos procesos por lo que es difícil encontrar hilos conductores, comunes denominadores. Las interpretaciones simplistas no conforman. Pero hay factores que aunque su presencia no implica que inciden de la misma forma sobre las distintas trayectorias, se presentan en practicamente todos los sistemas económicos: es el caso de la dinámica económica concentradora cuya contracara es la extendidad desigualdad y pobreza. La concentración económica viene montada sobre una doble base de sustento: por un lado un casi inevitable proceso de acumulación de resultados (algunos legítimos derivados de ciclos productivos exitosos y otros ilegítimos causados por la artera apropiación de excedentes) y, por otro lado, la forma como se reacciona frente a la acumulación que, en general, consagra la creciente diferenciación con políticas económicas de esencia regresiva. Esto no es inevitable porque (i) hay formas de democratizar la acumulación sin renunciar a disponer de empresas grandes y medianas y (ii) existen muy diversos y efectivos mecanismos redistributivos que logran asegurar justicia sin afectar la competitividad sistémica. No es falta de conocimientos ni escasez de recursos lo que impide esta transformación sino nuestra capacidad de consensuar politicamente nuevos rumbos y formas de funcionar.

Un componente importante de ese esfuerzo es perfilar utopías referenciales que sean capaces de integrar la amplia diversidad de necesidades, intereses y emociones del mundo contemporáneo; y derivar de ellas desafíos distantes y cercanos. Desafíos que necesitan ser encarados colectivamente y requieren por tanto de organizaciones e instituciones que sean capaces de resolverlos, así como desafíos personales encarados individualmente desde nuestro interior profundo, la familia, el vecindario.

No es sencillo erguirse frente a los desafíos, comprender lo que genera y reproduce las dificultades, organizarse y actuar en consecuencia y, sin embargo, va en eso el destino del planeta y de los miles de millones que lo habitamos. Los artículos que publica Opinión Sur procuran contribuir, con la modestia del caso, a esa construcción colectiva y lo hacen desde una diversidad de perspectivas que deseamos preservar. Confiamos sean de su interés.

Cordial saludo.

Los editores

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