A los 103 años partió el genial arquitecto brasilero Oscar Niemeyer. En un mundo agredido por la codicia y rapiña del capital financiero, duros especuladores que se apropian sin misericordia del valor que otros generan, emociona el sentir, el pensamiento y el compromiso de este genio.
En el final del 2012 queden con nosotros estas líneas suyas:
«Para mí la arquitectura no es lo más importante. Importantes son la familia, los amigos y este mundo injusto que debemos modificar.»
«No es el ángulo recto el que me atrae ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de los ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer amada.»
Cordial saludo.
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Opinion Sur



