¿Qué significa conducir en el mundo actual? En este artículo propongo algunas reglas y recetas como material de discusión.
Cuando el General Perón publicó su libro Conducción Política [1](que es una clave para explicar la continuidad del justicialismo en la historia política argentina), el modelo de conducción preconizado era típico y característico del siglo veinte: un organigrama jerárquico, vertical y disciplinado. Ese modelo provenía tanto de las antiguas burocracias históricas en oriente y occidente, como de la organización de empresas en la era industrial. Pero ya entonces las lecciones de conducción de aquel militar y líder político argentino se acercaban sorprendentemente a las lecciones de hoy de un general norteamericano. [2]
El siglo veintiuno ha cambiado el panorama en forma radical y, por lo tanto, ha vuelto obsoletos los anteriores modelos modernos de administración y liderazgo, cuya justificación fundamental era la eficiencia. ¿Porqué es así? En las notas que siguen haré un simple repertorio de razones que avalan este juicio.
La nueva sociedad global, además de instituciones, tiene redes y no puede funcionar sin ellas. Las redes se anticipan y sobreponen a las instituciones. [3]
Las redes permiten a personas y organismos operar en nuevos ambientes, que cambian continuamente.
La sociedad global del siglo 21 está mejor conectada, tiene ritmos mas veloces y es menos predecible que las sociedad precedentes, incluso las sociedades mas modernas del siglo anterior. Esta característica de velocidad y ductilidad es válida en cualquier sector de la sociedad: relaciones interpersonales, negocios, conflictos y alianzas.
No se trata tanto de nuevas tácticas o tecnologías sino de la arquitectura y cultura de las organizaciones nuevas.
Las instituciones tradicionales tienen una estructura y una cultura disciplinada, jerárquica y reductora (verticalismo).
Estas características se vieron exacerbadas en la era industrial, cuyo lema era “eficiencia.” Lo importante entonces era la ejecución eficaz de procesos conocidos y repetidos.
Hoy esa eficiencia no basta.
En un mundo interdependiente la máquina (en sentido literal y también metafórico) mas complicada y eficaz no es capaz de adaptarse a la nueva complejidad.
La complejidad es menos predecible que la complicación. El motor de un automóvil actual es muy complicado, pero es estable. En cambio, las redes de comunicación social, las redes financieras y las redes subversivas (terrorismo, tráfico humano y de drogas, evasión fiscal, etc.) son complejas y continuamente cambiantes y adaptables (algo así como un retrovirus). No hay mecánicos de redes.
La imprevisibilidad es incompatible con soluciones reduccionistas basadas en la planificación. Requiere un nuevo enfoque.
La predicción (que es todavía el modelo de las ciencias sociales) no puede anticipar imprevistos, amenazas y desafíos; no puede desarrollar resiliencia ni responder a un entorno complejo y continuamente cambiante.
Adaptación y flexibilidad son los requisitos funcionales de cualquier campo social.
Las redes se reconfiguran continuamente. Las redes funcionan de manera muy distinta a las instituciones. En las instituciones hay procedimientos. En las redes hay creatividad e improvisación.
Un dirigente exitoso hoy sabe cambiar la superestructura de comando de cualquier organización heredada que le ha tocado conducir. Para manejar redes y equipos, se requiere un equipo de equipos, una estrategia de estrategias, es decir, una visión global del panorama y de los objetivos que uno se plantea, sin interferir con la iniciativa y creatividad de los actores. [4]
Los equipos que hoy llevan adelante tareas de investigación, inversión y producción no pueden ser dirigidos por un comando central tradicional.
Las relaciones entre equipos tienen que ser similares a las relaciones entre individuos de un solo equipo. Se trata de una continua interacción coordenada entre equipos sin esquemas rígidos.
¿Cual es la función del comando central? No se trata de mandar, sino de ver el conjunto antes que nada, y después dirigir ayudando, podando, fertilizando, delegando iniciativa. El líder no es un jefe que manda, sino alguien que se parece mas a un director de orquesta o a un jardinero principal que a un comandante o gerente tradicional.
El compartir información en la dispersión geográfica y cultural del mundo actual es indispensable en cualquier organización flexible que quiera sobrevivir.
¿Cuáles serían los ingredientes de esta perspectiva? Los enumero:
Transparencia (evitar decisiones ocultas)
Una conciencia común y compartida.
Un dirigente que actúa con el ejemplo, sin dar órdenes.
Se desmontan barreras y compartimientos estancos.
La información y comunicación fluye continuamente hacia y desde un centro que adapta y coordina.
La función del centro (antes se llamaba comando) es romper el dilema del prisionero en la teoría de juegos, en función de una solución de conjunto que en un comienzo no es accesible a la lógica individual. [5]
El desarrollo de fuertes lazos laterales.
La confianza mutua en tareas comunes.
Abandonar todo control rígido.
Autonomía e iniciativa sin perder contacto entre los distintos equipos.
Una práctica disciplinada es solamente una antesala de una ejecución semiautónoma.
El dirigente es un jardinero, no un oficial.
Los líderes son mas necesarios que nunca en un mundo de redes, pero serán un tipo nuevo de líder.
No pueden ni saberlo todo ni controlar todo.
No son maestros de ajedrez sino maestros jardineros.
No se trata de un liderazgo pasivo. Al contrario. No conducen desde atrás, sino conducen desde abajo y desde arriba al mismo tiempo y circulan continuamente.
Las organizaciones dejan de ser mecánicas y se vuelven orgánicas.
Todos estos ingredientes se resumen en un distinto modelo mental y un distinto comportamiento cotidiano.
Quien lo entienda tendrá éxito aun en al ápice de una organización tradicional y antiquísima.
Como decía Napoleón, un solo ejemplo aclara todo: Una organización tradicionalmente rígida y reaccionaria como es la Iglesia Católica hoy se ha dado un Pontífice que no pontifica, sino que abona, poda, fertiliza y deja crecer. No se ha dado un general en jefe, sino un jardinero principal. Es todo un modelo nuevo que proviene (como corresponde a la sociedad de redes) del rincón menos esperado.
Notas
[2] Ver Stanley McChrystal, Team of Teams. New Rules of Engagement for a Complex World, New York: Penguin Books, 2015.
[3] Ver Manuel Castells, La Sociedad Red. Alianza Editorial, 2006.
[4] En el campo empresarial ver la reciente publicación del Boston Consulting Group (BCG), Martin Reeves, Knut Haanes y Janmejaya Sinha, Your Strategy Needs a Strategy, Harvard Business Review Press, 2015.
[5] Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_prisionero.