Duele, indigna, moviliza

Mientras la crisis afecta a inmensas mayorías en los países afluentes y se extiende al resto del mundo, la codicia y la especulación financiera no cesan de ir por más; no sienten el menor remordimiento por el sufrimiento que ocasionan. Cientos de millones de personas retroceden en sus niveles de vida y otros tantos agonizan en la pobreza y la indigencia; se les sustraen empleos, ingresos, viviendas, esperanzas. Al mismo tiempo, grupos inescrupulosos acumulan mayores fortunas, ávidos de aprovechar la desprotección del creciente número de familias vulnerables. Duele, indigna, moviliza.

En muchos frentes se trabaja para abatir el desenfrenado proceso de concentración de riqueza y decisiones; para que la indignación que subleva desemboque en una formidable acción transformadora. Hay intereses que será necesario doblegar y otros realinear; no son menores y aun conservan su capacidad de timonear trayectorias. Frente al desafío toca movilizarse; se impone hacerlo. Esta marcha por democracias plenas, sin trampas ni manipulaciones exige, entre muchos otros aspectos, comprender lo que sucede en Europa para poder encarar injusticias y la prepotencia del privilegio, enriquecer con entendimiento la misericordia que anida muy hondo en la conciencia humana, y desenmascarar la acción de buitres humanos que aprovechan cualquier resquicio para lucrar despiadadamente con quien caiga a su alcance. En este número de abril, Opinión Sur encara estas críticas dimensiones de la marcha democrática. Confiamos que sean de su interés.

Cordial saludo.

Los Editores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *