Inyectar liquidez al mercado a nivel de los sectores populares es, en principio, muy recomendable ya que incrementa su demanda de bienes y servicios. Sin embargo, es necesario seguir la pista a esa liquidez inyectada para apreciar ulteriores efectos. Si la estructura de los mercados fuese tal que posibilitase la existencia de fuertes mecanismos de apropiación de valor por parte de grupos concentrados, esa dinamización primaria podría diluirse y generar efectos no deseados. En estos casos será necesario adoptar medidas complementarias para transformar o reestructurar ciertos segmentos del sistema productivo.
Los mecanismos para dinamizar la demanda interna de sectores populares y medios son muchos y diversos, tales como los incrementos de salarios y jubilaciones, una asignación universal por hijos y por maternidad, créditos a tasas preferenciales para pequeños emprendimientos productivos y culturales, para adquisición o reparación de viviendas, para consumo popular, bajas tarifas de servicios públicos, educación y salud pública gratuitas, saneamiento ambiental, entre otros. Estas asignaciones contribuyen a sustentar el derecho de los sectores populares a vivir con dignidad y hacen a la responsabilidad de una sociedad para avanzar con justicia y equidad. Adicionalmente ocurre que, desde la perspectiva del sistema económico, esas asignaciones dinamizan al mismo tiempo la demanda de quienes las reciben.
Una mayor demanda interna favorece a los sectores productivos, los cuales pueden reaccionar de diferentes maneras. Si existiese capacidad productiva ociosa, ese aumento de demanda dinamiza la oferta que puede atenderla utilizando la capacidad instalada existente. Si no hubiese capacidad ociosa o si la misma hubiese sido absorbida por los primeros aumentos de demanda, se abren muy diferentes opciones para cada propietario o gerente de unidad productiva: (i) podría invertir en su negocio de modo de aumentar la producción y así obtener beneficios adicionales al atender una mayor demanda, (ii) alternativamente puede decidir no invertir y no aumentar su producción sino aprovechar la mayor demanda para subir especulativamente los precios de sus productos, obteniendo por esa vía mayores beneficios a costa de extraer más valor de sus clientes que son forzados a entregar una porción mayor de sus ingresos, o (iii) puede combinar aumentos de producción y de precios. La viabilidad de una u otra opción dependerá de la situación en que se encuentre el mercado (su estructura, funcionamiento y grado de concentración), del poder que cada quien detenta en ese mercado y de los valores que orientan su conducta. Esta es la pista que vale seguir para poder apreciar los efectos en el tiempo de la inyección original de liquidez.
Impactos socialmente no deseados
En estas líneas sólo consideraremos algunos de los posibles impactos socialmente no deseados de una dinamización de la demanda interna: la persistencia de mecanismos de apropiación de valor, el eventual desvío de excedentes hacia la especulación financiera, la presión que podría generarse vía importaciones sobre el sector externo y la probable esterilización de excedentes a través de la fuga de capitales. Estos efectos no deseados (y otros que aquí no analizamos) de ningún modo invalidan la importancia estratégica de dinamizar la demanda interna sino que, si considerásemos que pudieran ocurrir, nos alertarían sobre la necesidad de adoptar, al mismo tiempo, eventuales medidas correctoras del lado de la oferta productiva.
(i) Persistencia de mecanismos de apropiación de valor
Si los mercados son de naturaleza oligopólica (unos pocos actores poderosos los controlan) van a ocurrir, en mayor o menor grado, efectos socialmente no deseados derivados del aumento de la demanda interna. Tienen que ver con la persistencia de la variedad de mecanismos de apropiación de valor a través de los cuales las empresas líderes de cadenas productivas se alzan con parte del valor generado por sus proveedores y consumidores.
En mercados oligopólicos un aumento de demanda reproducirá de forma ampliada la extracción y concentración de valor. Como se indicó, la mayor apropiación de valor puede obtenerse ajustando precios sin incurrir en costos adicionales (apropiación puramente especulativa) o aumentando la producción para preservar o aun expandir cuotas de mercado. Es claro que existen importantes diferencias entre esas formas de apropiación de valor: la apropiación especulativa no dinamiza la oferta productiva mientras que la apropiación vía preservación o aumento de cuotas de mercado sí lo hace: es que aunque los grupos concentrados continúen extrayendo valor de sus proveedores y consumidores, necesitarán emplear más trabajadores, adquirir mayor cantidad de insumos y, si no existiese capacidad instalada ociosa, también disponer de nuevos equipos y otros bienes de capital. En ambos casos los sectores concentrados logran sus objetivos abusando de su poder de mercado.
(ii) Eventual desvío de excedentes hacia la especulación financiera
Algunos grupos concentrados que logran apropiarse de mayor cantidad de valor orientan esos excedentes hacia inversiones financieras no vinculadas con su actividad productiva. Esto desvía recursos de la economía real hacia operaciones de especulación financiera que suelen ofrecer mayores tasas de ganancia, contribuyendo al dramático desbalance que existe entre los negocios financieros y las actividades productivas. Esto tiende a generar inestabilidad sistémica que suele desembocar en las recurrentes crisis económicas que azotan al mundo castigando a las mayorías y beneficiando a los más fuertes grupos económicos.
(iii) Presiones sobre el sector externo
Si la dinamización de la demanda interna alcanzase directa o indirectamente a todos los sectores productivos pueden generarse diversas presiones sobre el sector externo. Esto depende del grado y tipo de integración del aparato productivo nacional con el resto del mundo.
Un ejemplo típico es el caso de la industria automotriz en la que buena parte de sus insumos, en particular algunos críticos en el proceso de fabricación, son de origen importado. De ahí que una mayor demanda interna de automóviles aumentará las importaciones de autopartes exigiendo una mayor utilización de divisas, un recurso casi siempre relativamente escaso en economías emergentes.
De ahí la importancia de realizar una cuidadosa evaluación del tipo de dinamización del mercado interno que se procura promover ya que son bien distintos los perfiles de demanda de los sectores populares y sectores medios bajos que los de sectores medios altos, altos y grupos concentrados. Señala también la necesidad de combinar las medidas de reactivación económica con soluciones en el sector externo de modo de evitar recurrentes estrangulamientos (mayores exportaciones, sustitución de importaciones, financiamiento externo, entre otras).
(iv) Probable esterilización de excedentes por fuga de capitales
La acumulación de crecientes excedentes en grupos concentrados junto con la desregulación de los movimientos financieros que predomina en el mundo alienta la fuga de capitales desde el país que los genera hacia operaciones financieras de naturaleza especulativa en cualquier otro país; en especial si el marco regulatorio en esos países es mucho más laxo y les permite utilizar guaridas fiscales para evadir sus responsabilidades tributarias.
Esta fuga de capitales esteriliza buena parte del excedente producido con el esfuerzo de todos los actores que contribuyeron a generarlo, lo cual tiene graves efectos. Como el capital que fuga está conformado con valor extraído de los trabajadores se afecta su calidad de vida, con valor extraído a proveedores les reduce su capacidad de fortalecerse reinvirtiendo en sus empresas y, también, con valor extraído vía precios abusivos a consumidores les reducen significativamente los ingresos disponibles. A esto se agrega que se esfuman excedentes que hubiesen podido dedicarse a invertir en la economía real del país que los generó impidiendo los eventuales efectos multiplicadores de esas inversiones. Del mismo modo se resiente duramente la recaudación de impuestos justamente por evasión de los más acaudalados, con lo que se afecta el gasto público en infraestructura social y productiva y se descarga un mayor peso en el resto de contribuyentes que paga sus impuestos. Son gravísimos y diversos los impactos producidos por la fuga de capitales.
Necesidad de reestructurar ciertos segmentos del sistema productivo
De este modo, si la dinamización de la demanda interna presentase serios riesgos de generar uno o varios efectos socioeconómicos no deseados, las políticas públicas debieran también al mismo tiempo incluir medidas tendientes a evitarlos. Esto incluye establecer un mejor y más firme marco regulatorio junto con intervenciones para transformar aquellos segmentos del sistema productivo que siguen extrayendo valor generado por otros actores económicos.
Las formas de encarar estos desafíos por el lado de la oferta productiva son múltiples y, además, condicionadas por las singularidades de cada situación. De ahí que no cabe recetario alguno sino, a lo sumo, ofrecer algunos ejemplos de posibles medidas de modo de ilustrar qué significa mejorar el marco regulatorio y transformar o reestructurar ciertos segmentos del sistema productivo.
(i) El caso de apropiación de valor en la cadena de producción de alimentos
Abatir la apropiación de valor en cadenas productivas exige encarar diversas transformaciones. En el caso de la producción de alimentos será necesario encarar, por un lado, la provisión de insumos y, por otro, las cadenas vigentes de comercialización. Los insumos requeridos por un productor de alimentos (equipos, semillas mejoradas, fertilizantes, fungicidas, entre otros) tienen precios que surgen de la posición oligopólica de quienes los producen, en general grandes corporaciones; a esto se suman los recargos que fijan quienes distribuyen esos insumos y el pago de eventuales alquileres e impuestos. Por su parte, la forma como generalmente comercializan sus productos incluye una variedad de otros actores: acopiador local, transportista, acopiador mayorista, de ser productos frescos un supermercado o distribuidores a puntos de venta minorista; si son productos a ser procesados van primero a diversas agroindustrias y otras instancias de comercialización hasta llegar a los consumidores finales. En ese entramado, la capacidad de negociar precios dependerá de la situación general de la economía local y del tamaño, información, experiencia y la solvencia financiera que disponga cada actor.
Si ante una inyección de liquidez que dinamizase la demanda se desease actuar para asegurar que los pequeños y medianos productores pudieran retener el valor que generan en lugar que otros actores con mayor poder de mercado se apropien de una parte del mismo, es posible intervenir en diversos espacios de reestructuración de las cadenas productivas. Por de pronto, facilitar que los productores se asocien para acopiar y vender en conjunto sus productos, conformar asociaciones comunitarias de comercialización mayorista de insumos y productos, promover agroindustrias locomotoras que, siendo de propiedad mixta o comunitaria, paguen precios compensatorios a productores, apoyar acuerdos sustentables de comercio justo con supermercados existentes y establecimiento de supermercados comunitarios para que actúen como referentes. Más complejo pero necesario es resolver la provisión oligopólica de los principales insumos agropecuarios.
(ii) El caso de la fagocitación financiera de recursos que se desvían de la economía real
Esto incluye tanto los excedentes productivos que se desvían hacia la especulación financiera local como hacia la fuga de capitales. Abatir esto es algo extremadamente difícil por la porosidad de las regulaciones que intentan contrarrestar la esterilización del ahorro nacional. Una vez concentrado el capital financiero en grupos con gran poder económico se torna inefectivo el marco regulatorio debido a la enorme influencia que ejercen sobre sectores de la política, los medios, la justicia y los propios agentes reguladores.
El drenaje de capitales se potencia con la libre movilidad de capitales que prima desde que se desregularon los mercados financieros. Esta desregulación forzada por los intereses del capital financiero generó un desaforado libertinaje que permite evadir las regulaciones nacionales y sus responsabilidades tributarias. Se trata de un enorme flujo de recursos fuera del alcance de las jurisdicciones nacionales que mezcla lo ilegal con lo ilegítimo, las actividades delictivas del crimen organizado con la corrupción.
Dado que no hay una autoridad global que pueda hoy transformar la situación, habrá que imponer severas restricciones nacionales a la entrada y salida de capitales puramente especulativos, lo cual resulta arduo de materializar por las complicidades que se movilizan para circunvenirlas. Aunque cuesta desenmascararlas, queda claro que todas derivan de una misma matriz causal que es hacia dónde habrá que apuntar. Tocará actuar reduciendo la porosidad sistémica que posibilita abusos de poder de mercado y delitos, esto es, efectivas regulaciones y reestructuraciones del sistema financiero junto con una muy diversa batería de medidas redistributivas que incluye gravar el lucro extraordinario, mayores impuestos a excedentes no reinvertidos en la propia empresa o en fondos de inversión dedicados a la economía real, apalancar con crédito y otros financiamientos (mercado de capital e inversión pública) aemprendimientos inclusivos. Esto es, promover prioritariamente la inversión productiva transformadora.
(iii) El caso del estrangulamiento del sector externo
Para encarar los recurrentes estrangulamientos del sector externo el foco de mediano plazo debiera colocarse en transformar la matriz productiva existente. Uno de sus puntos más vulnerables es la posición oligopólica que detentan grandes exportadores, en general corporaciones trasnacionales, que se apropian de buena parte del valor generado por los productores locales, además de evadir impuestos sub facturando lo que venden a empresas subsidiarias basadas en otras jurisdicciones más laxas o en guaridas fiscales. A este respecto mucho puede hacer la autoridad fiscal nacional controlando los precios de transferencia utilizados.
Por cierto que tiene relevancia estratégica el establecimiento de modalidades alternativas de exportación así como poner en práctica acuerdos comerciales de carácter regional que prioricen intercambios balanceados entre países vecinos.
Un aspecto crítico es avanzar por fases pero con firmeza explorando todas las oportunidades posibles de sustitución de importaciones, procurando no afectar la competitividad internacional del país aunque conscientes de la diversidad de tiempos de maduración que requiere toda nueva actividad productiva y el crítico rol que juega en su desarrollo la ciencia y la tecnología.
Economía, política, valores
Podemos concluir que, como casi siempre sucede en economía, una apropiada política pública no logra por sí sola los objetivos que se procuran alcanzar. Dinamizar el mercado interno es un factor esencial para sostener un crecimiento orgánico, más aun si se coloca un foco distributivo a favor de los sectores populares. Sin embargo, vimos que su inicial impacto positivo puede luego generar efectos no deseados si la estructura predominante en los mercados asegurase la persistencia de mecanismos de apropiación de valor, el desvío de excedentes hacia la especulación financiera, una tensión insostenible sobre el sector externo y una ominosa fuga de capitales. Para evitar entonces los efectos no deseados será también necesario actuar sobre la estructura de la oferta productiva.
Hasta aquí una síntesis de lo analizado. Lo que no puede ignorarse es que lo económico hace parte de una realidad más comprehensiva donde coexisten intereses, necesidades, emociones y valores de múltiples actores que detentan muy diferentes cuotas de poder. De ahí que tanto las tensiones sociales como los más significativos desafíos económicos tengan soluciones no tecnocráticas sino surgidas de la correlación de fuerzas predominante. Ese es el crítico campo de la acción política y de la batalla cultural por valores e ideologías; vale no olvidarlo.
Opinion Sur



