Construyendo futuro

El futuro de una sociedad se construye, si bien hay fuerzas que lo condicionan. Esto es, la voluntad social pesa fuerte aunque no se ejerce en un espacio sin historia ni sin que incida con mayor o menor fuerza lo que hoy sucede en pugnas e iniciativas. En todo caso hay un espacio volitivo que si bien está sujeto a convergencias y antagonismos, no puede ignorarse porque implicaría dejar que se proyecte hacia adelante los procesos hegemónicos de la realidad presente, entre otros, la desaforada concentración de la riqueza y el consecuente poder decisional. ¿Cómo encarar esa construcción del futuro?

Vale reconocer que es una construcción colectiva con espacios y actores de diferente poder; entre tantos otros, universidades, institutos y centros de pensamiento estratégicos financiados unos por los dominadores y otros por quienes promueven transformaciones. También incide el Estado y, por cierto, quienes lo controlan. Correspondería que los Estados convocasen a participantes de diferentes sectores, saberes e inclinaciones algo que con frecuencia no ocurre. En ocasiones se designa un responsable de la perspectiva estratégica que, en lugar de establecer un efectivo proceso de consultas, se abroquela como unidad burocrática cerrada que pierde rumbo y relevancia. Muy penoso porque se aleja de considerar utopías referenciales, trayectorias e instrumentos para avanzar destacando aquello que sostendría ese rumbo y forma de funcionar y alertando sobre las dificultades que habrá que encarar. Bien encauzado estaría lejos de ser un ejercicio intrascendente; más bien emergería como una guía para las acciones de corto y mediano plazo, siempre atendiendo las singularidades de cada sociedad y la necesidad de establecer instancias de adaptación a las cambiantes situaciones.

Lo que hoy muchos escribimos o enunciamos verbalmente aportan a la construcción de futuro pero no alcanza a sustituir las imprescindibles síntesis. Son demasiadas las voces hoy ignoradas o silenciadas que debieran ser escuchadas. 

Cordial saludo,

Los Editores

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