Codicia financiera: impunidad asegurada y ninguneo de las ví­ctimas

El pasado 12 de diciembre, Reuters, AP y EFE reportaron que “el HSBC, el banco de mayor valor de mercado de Europa, accedió ayer a pagar una multa record de 1900 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos para poner fin a las acusaciones de las autoridades de blanqueo de dinero en beneficio de narcotraficantes, entre ellos, carteles mexicanos y de grupos extremistas iraníes”. Un informe del Senado norteamericano había denunciado que el HSBC y subsidiarias habían realizado transacciones secretas con Irán por 16.000 millones de dólares así como por 7.000 millones que pertenecerían a carteles mexicanos.
Las agencias de noticias destacaron que expertos en asuntos legales consideraron que el acuerdo fue en realidad muy benévolo. Jimmy Gurule, ex Subsecretario de Justicia de Estados Unidos, dijo que se trata de una burla, en tanto no habrá procesamiento penal para ninguno de los ejecutivos que participaron en la operación. En sus palabras: “El mensaje que envió el Departamento de Justicia es que si vas a involucrarte en una operación en gran escala de lavado de dinero con los carteles mexicanos, debes cerciorarte de hacerlo dentro del ámbito de acción de tu empleo en un banco, porque no se te procesará, sin importar la naturaleza indignante de tu conducta criminal”.

La crónica termina señalando (i) que la sanción aplicada equivale al 9% de la ganancia de la empresa en 2012 y (ii) que la Bolsa de Londres se mostró ayer complacida por el acuerdo: el precio de las acciones de HSBC subió 0,3%.

El 15 de diciembre (tres días después de haber “accedido” el HSBC de Londres a pagar la multa), el HSBC de Argentina, que menciona que sus operaciones son independientes de otras compañías del Grupo HSBC [[Ignoramos si otras filiales de HSBC realizaron publicidad semejante en los demás países en los que el Grupo HSBC tiene presencia.]] , publica una publicidad a página entera al comienzo del cuerpo central de la edición dominical del diario La Nación. Mostraba una enorme fotografía de jóvenes felices saltando al agua desde una embarcación de paseo y un título en grandes letras que decía “Disfrute un verano sin fronteras” y luego “Lo esperamos en nuestros paradores HSBC Premier de Punta del Este y Cariló [[Playas de alto turismo en Uruguay y Argentina.]] con los mejores beneficios y, además, obtenga el 20% de descuento en los principales restaurantes con sus Tarjetas HSBC Premier”.

Hasta aquí la información. Ahora algunas consideraciones.

(i) Una de las mayores entidades financieras del mundo es sorprendida cometiendo un delito de lavado de dinero y logra impunidad para los responsables a cambio del pago de una multa que representa un 9% de la ganancia del 2012. Si cualquier otra persona cometiese el mismo delito de lavado de dinero proveniente del narcotráfico y de grupos extremistas, ¿podrá también evadir toda responsabilidad penal pagando el 9% de lo que ganó en un año y prometiendo que no lo va a volver a hacer? ¿Es que existe una doble justicia, una para todo el mundo y otra para custodiar el privilegio de los afluentes?

(ii) ¿Puede una irrisoria multa detener a quienes delinquen y que, por supuesto, pagan tan sólo si son sorprendidos? A la impunidad penal se le suma la impunidad financiera.

(iii) Está claro que HSBC no es la única entidad financiera que cometió ese tipo de delitos. Hay un gran número de otras entidades financieras que fueron sorprendidas en actos delictivos y que siguen operando en los mercados3. Las investigan, se identifican delitos, se las procesa, reciben una sentencia y continúan funcionando.
(iv) Ese patrón de conducta signado por la codicia y la acción delictiva, ¿no se repetirá cada vez que aflore otra oportunidad de lucrar al margen de la ley y de las regulaciones? ¿Qué garantiza que, en el agresivo y competitivo ámbito de las finanzas internacionales, el delito financiero no resulte ser la norma para poder cumplir con las altas tasas de retorno que exigen los propietarios del capital y obtener los operadores sus bonos de “éxito”? ¿Qué lazos ligan al capital financiero con la justicia, las organizaciones delictivas y los reguladores encargados de supervisar transacciones que les resulta muy difícil identificar?

(v) Las guaridas fiscales juegan un crítico papel para posibilitar y amparar los grandes delitos financieros. Esas guaridas, mal llamadas paraísos fiscales, están mayoritariamente radicadas en jurisdicción de Inglaterra y de los Estados Unidos. ¿Cómo la opinión pública de esos países tolera y condona su existencia? Es posible que buena parte de la misma ignore los tremendos efectos derivados de la existencia de guaridas fiscales pero otra considerable parte establece relaciones de complicidad.

(vi) Es impresionante la disponibilidad de recursos que dedican a campañas de publicidad quienes cometen delitos financieros para desviar la atención de los delitos cometidos.

(vii) Sin pudor alguno, sus directivos siguen percibiendo sus bonificaciones o se retiran con paquetes de compensaciones en extremo generosas; en general no reciben mayor castigo social por la complicidad de los medios y su habilidad para anestesiar la reacción de la opinión pública.
(viii) La complicidad de los medios se expresa en una baja cobertura de los delitos cometidos, generalmente presentados en secciones económicas y sin mayor seguimiento en el tiempo, mientras que las operaciones para tapar el eventual daño institucional se colocan como publicidad (obviamente paga) a página entera en el cuerpo principal del medio que casi la totalidad de los lectores lee.

(ix) En cuanto a las víctimas de las operaciones delictivas, nada se dice. No se explicita la relación entre el delito financiero cometido y sus consecuencias en miles de muertes, tráfico de drogas, trata de personas y venta de armas a delincuentes, familias desmembradas, corrupción agravada. Ningunean a las víctimas como si no existiesen y fuesen un resultado secundario, necesario para obtener tasas desmesuradas de ganancia y consecuentes bonificaciones para los codiciosos ejecutivos. Quienes cometen gruesos delitos financieros no consideren ni les preocupan las vidas que se truncan, el dolor y sufrimiento infligido a miles de personas.

(x) Tampoco importan esas víctimas a asesores legales y contables que asisten a las entidades financieras para que puedan materializar “exitosamente” el delito financiero y, si son descubiertos, obtenerles impunidad utilizando su conocimiento legal y su capacidad de oscurecer contabilidades para esconder lo que se pueda.

(xi) ¡Qué ejemplo para jóvenes y el resto de la sociedad que trabaja largas horas para ganarse un modesto pasar! ¿Por qué habrían de seguir haciéndolo cuando señores de cuello blanco roban sumas fabulosas con impunidad y, en lugar de ser castigados, ostentan un consumo conspicuo y siguen recibiendo reverencias sociales?

(xii) Qué decir entonces de la nota final de las agencias que reportan el acuerdo monetario alcanzado con la Justicia de Estados Unidos: “la Bolsa de Londres se mostró ayer complacida por el acuerdo: el precio de las acciones de HSBC subió 0,3%”. La palabra “complacida” resuena como cachetazo a la dignidad de las personas y muestra la fibra moral de los propietarios del capital financiero que invierte desaprensivamente en quienes han cometido un gravísimo delito financiero. Al escribir “fibra moral” puedo imaginar la sonrisa cínica de algunos y la benevolencia de otros para con la “ingenuidad” de este autor; pero es lo que cabe explicitar y no vale renunciar a expresarlo.

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