UN PARAM0 QUE LLAMAN PAZ

En Ucrania no podemos esperar una paz duradera y verdadera, sino una guerra congelada y tal vez celebrada como corresponde en un carnaval sangriento y mentiroso.  Pero será, si es que pasa, por lo menos una tregua.

El título de esta nota es copia de una conocida frase atribuida al historiador romano Tácito: «A la rapiña, el asesinato y el robo los llaman con nombre falso gobernar, y donde crean un desierto, lo llaman paz». Se aplica especialmente a la guerra en Ucrania y a las negociaciones entre dos dictadores –el ruso experimentado y el norteamericano improvisado—con sus séquitos respectivos[1].

La ocasión es el desenlace previsible de la invasión rusa en Ucrania, que después de tres largos años y cientos de miles de muertos[2] –ciudades devastadas, poblaciones muertas, capturadas y desplazadas— se acaba con un ejército ucraniano exhausto, rodeado, y al borde del colapso.

Se enfrentan no sólo dos ejércitos sino también dos narrativas.  Por un lado, los rusos se sintieron seriamente amenazados con la expansión de la OTAN hacia el Este y pusieron a Ucrania como la última frontera donde esa alianza debía parar.  Cuando la OTAN la sobrepasó, los rusos invadieron.  Por su parte, los ucranianos sorprendieron a los invasores con una resistencia empedernida y valiente.  Los dos se demonizaron. En ambos casos se cumplió al pie de la letra la frase que un señor francés inventó en 1868, y que rima en su versión original: “Cet animal est très méchant; quand on l’attaque, il se défend” (Este animal es muy malo; cuando se le ataca, se defiende).

Sobre el páramo resultante la supuesta paz habrá de comprender la pérdida de un quinto de territorio del país invadido, y la muy problemática reconstrucción del territorio “soberano” que queda, con garantías de seguridad por parte de los Estados Unidos y sus sumisos aliados europeos[3].  En vez de paz, el término más preciso es “guerra congelada”, cuyo modelo es el vetusto esquema de las dos Coreas.  Una guerra congelada es una situación en la que un conflicto armado ha terminado en términos prácticos, pero no ha sido resuelto formalmente mediante un tratado de paz o acuerdo. En esencia, la lucha activa ha cesado, pero las causas subyacentes del conflicto permanecen sin resolverse, y la tensión y el riesgo de reanudación del conflicto siguen presentes. 

Un tema para todas las partes concurrentes – Este, Oeste, y en el medio un país despanzurrado—es cómo disfrazar el resultado tan tétrico como innecesario. Por un lado, habrá una victoria rusa de la que no le convendrá a ese país jactarse demasiado (al igual que Israel en otro contexto, Rusia no logra disfrazar su opresión como una liberación).  Por el otro, habrá una gran concesión estratégica de lo que queda del clásico mundo occidental, que deberá “vender” en casa y afuera —urbi et orbi– como un triunfo diplomático. 

Sabemos que el presidente Trump es un maestro en la organización de un carnaval[4], pero el presidente Putin tiene el mejor disfraz. ¿Qué quedará en el terreno y en el camino a ese terreno en su contexto? En otras palabras ¿Cuáles son las asignaturas pendientes en los años venideros?

 Primero, consideremos el terreno. 

  • La población: La población en Ucrania ha disminuido en unos 10 millones de habitantes desde 2014 y de unos 8 millones desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). Estas cifras son estimaciones optimistas. El país ha entrado en una espiral demográfica descendiente y catastrófica.
  •  La concesión territorial: Ucrania perderá el 20% de su territorio. Rusia se quedará con buena parte del Este del país y con Crimea.
  • Las garantías: Como en Corea, serían un “gatillo” de seguridad para evitar una futura invasión, poniendo un contingente militar “carne de cañón” de potencias garantes. ¿Irán tropas norteamericanas para armar el gatillo?  No: serán tropas europeas.  El lema norteamericano es “animémonos y vayan.” Esas garantías soslayan y abandonan el famoso artículo 5 de la OTAN[5], organización a la que Ucrania deberá renunciar sine die, es decir para siempre.
  • La reconstrucción: ¿Volverán los emigrados y desplazados a su país en ruinas? Tendrán que frenar la espiral demográfica descendente. ¿Quién financiará la reconstrucción de la infraestructura material y electrónica del país?  ¿Qué inversores tendrán confianza y garantías económicas para invertir en el desarrollo futuro del país? ¿Qué condiciones leoninas impondrán los inversores, sobre todo con la emergente matriz tributaria de los EE. UU., Rusia y China?
  • La corrupción: Es el mayor contrapeso al patriotismo ucraniano.  Dada la compleja historia del país ¿cómo controlar la corrupción endémica, tanto la vinculada a Rusia como a los EE. UU.?

Segundo, consideremos el contexto.

  • Impotencia de la OTAN:  Las garantías de seguridad del futuro estado residual ucraniano (en inglés rump state), al soslayar el artículo 5 de la OTAN y al pasar por sobre encima del conjunto, indicarán a las claras que la organización no tiene muchas posibilidades de tenerse en pie.  Será sólo un rótulo, no un verdadero agente disuasivo frente a arreglos y transacciones variables entre poderes –por encima, por debajo, y por el costado de la aparentemente poderosa alianza provocadora que se llama defensiva. 
  • Tensión permanente entre Rusia y los países europeos, que sólo disminuirá a medida que algunos de ellos se corran del lado de la internacional de derecha.
  • Beneficio estratégico neto para China, aun cuando exista un mayor acercamiento de los EE. UU. con Rusia.
  • Abdicación de la Unión Europea[6] como potencia/bloque independiente, a pesar (o a causa) de su rearmamento (patrocinado por los EE. UU.), que aumenta en proporción inversa al bienestar social de los países miembros. La reconducción del gasto público hacia la preparación bélica es alarmante.
  • Merma importante del prestigio y soft power norteamericano en el concierto de las naciones, en especial la merma del prestigio de la democracia liberal modelo anglosajón. Hay un reemplazo de ese modelo por lo que C. Wright Mills en 1956 definió como “realismo chiflado” (crackpot realism) en su estudio sobre la elite del poder. Consiste en la toma de decisiones altamente riesgosas creyendo que uno es excepcionalmente racional.
  • Alivio de uno de los factores de distracción norteamericana (el otro está en Medio Oriente) en la contienda estratégica principal entre los EE. UU. y China.

En resumen, y escribo estas líneas al correr de las negociaciones en curso en las capitales pertinentes (Washington, Moscú, Kiev, Londres y Bruselas), no podemos esperar una paz duradera y verdadera, sino una guerra congelada y tal vez celebrada como corresponde en un carnaval sangriento y mentiroso.  Pero será, si es que pasa, por lo menos una tregua. El presidente de los EE. UU. ya se ha candidateado al premio Nobel de la paz. ¡Qué tiempos vivimos, qué costumbres tenemos!


[1] Ver https://www.economist.com/united-states/2025/08/14/the-real-collusion-between-donald-trump-and-vladimir-putin?giftId=daabac42-3f33-47d7-94ce-71041d4780bc&utm_campaign=gifted_article

[2] Para una estimación, ver https://www.nytimes.com/2025/06/03/us/politics/russia-ukraine-troop-casualties.html Son más de un millón y medio, y seguimos contando.

[3] Sobre la sumisión europea, para muestra basta un botón: https://www.bloomberg.com/news/newsletters/2025-08-18/zelenskiy-allies-set-to-plead-with-trump-to-stand-behind-ukraine?cmpid=081825_morningamer&utm_medium=email&utm_source=newsletter&utm_term=250818&utm_campaign=morningamer

Comparar el resultado tardío en Ucrania con el de la Guerra de Invierno entre Finlandia y la URSS (1939-40).

Fue una victoria pírrica soviética, que resumo:
ConsecuenciasTratado de Paz de Moscú
Cambios  territorialesFinlandia cede a la Unión Soviética las islas del golfo de Finlandia, el istmo de Carelia, la mayor parte de la provincia de Viipuri, la zona de Salla, la península de Ribachi y un arrendamiento por treinta años de la península de Hanko.

Ver también el magnífico discurso de cesión por parte del Mariscal Mannerheim, un hombre de estado muy superior a Zelensky, en un país sin corrupción.

Ver Juan Eugenio Corradi, “Cómo se acaba una guerra desdichada,”  Opinión Sur, Octubre 2023, en el que reproduzco el discurso de Mannerheim, que he traducido al español.

[4] Uso el término en el sentido propuesto por Mijaíl Bajktin, que definía lo carnavalesco como una ceremonia del mundo  al revés, que suscita de tanto en tanto el interés de todo un pueblo, como retribución o venganza simbólica frente al status quo. En su teoría literaria, lo carnavalesco se refiere a un fenómeno cultural y literario que involucra la inversión de normas sociales, la risa colectiva y la celebración de lo grotesco, a menudo asociado con el carnaval tradicional. La aspiración al premio Nobel de la Paz es una instancia ejemplar de lo carnavalesco.

[5] El Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte establece el principio de defensa colectiva de la OTAN. Si un país miembro de la OTAN es atacado, se considera que todos los demás miembros han sido atacados, y están obligados a tomar las medidas que consideren necesarias para ayudar al país atacado, incluyendo el uso de la fuerza armada. 

[6] Para una teoría de la abdicación colectiva, ver la contribución de Ivan Ermakoff: https://www.dukeupress.edu/ruling-oneself-out

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