Transformarnos para transformar

La construcción de un mejor futuro colectivo pasa también por transformar muchos aspectos de nuestra forma de pensar y de funcionar, muy especialmente activarnos como partícipes del proceso de transformación, mejorar nuestra capacidad analítica superando la homogeinización del pensamiento estratégico que tiende a bloquear las nuevas búsquedas, desarrollar enfoques comprehensivos que sepan canalizar operacionalmente las ideas y las sugerencias de acción, proveernos de eficaces instrumentos capaces de incidir constructivamente en la realidad y, en medio de todo ello, consensuar valores que sirvan como una brújula ética para enrumbar la tremenda potencia que emana del talento, la reflexión y la capacidad de trabajo de la población mundial. 
En el 2010 que comienza, la construcción de un mejor futuro colectivo pasará por elaborar una salida de la crisis global que sea generadora de desarrollo sustentable. Es un gran desafío no sólo para los gobiernos sino también para el sector privado y la sociedad civil. Éste el momento (en el fragor de la salida de la crisis y no después) cuando necesitamos abatir la desigualdad y reconvertir la economía para alinearla de una vez por todas con la protección del planeta y el buen uso de sus recursos. Para lograrlo habrá que transformar muchos aspectos de nuestra forma de pensar y de funcionar, muy especialmente activarnos como partícipes del proceso de transformación, mejorar nuestra capacidad analítica superando la homogeinización del pensamiento estratégico que tiende a bloquear las nuevas búsquedas, desarrollar enfoques comprehensivos que sepan canalizar operacionalmente las ideas y las sugerencias de acción, proveernos de eficaces instrumentos capaces de incidir constructivamente en la realidad y, en medio de todo ello, consensuar valores que sirvan como una brújula ética para enrumbar la tremenda potencia que emana del talento, la reflexión y la capacidad de trabajo de la población mundial. 

Silvio Sant’Anna dice que necesitamos reinventar el futuro. Es que el futuro deseado influye sobre las decisiones presentes. Cada quien puede aportar lo suyo al nuevo futuro en lugar de seguir en manada senderos no sustentables de desarrollo.Toca construir una visión, una utopía referencial humanista y ambientalista, que no renuncie a la potencia ni a la eficacia pero que permita fijar un mejor rumbo para todos. En ese nuevo rumbo cabe recuperar y proyectar lo aprendido, apoyarnos en aquello valioso del pasado y del presente, separar paja de trigo y utilizar a pleno estrategias, instrumentos, contribuciones de diversos sectores para reorientar y sostener la marcha. 

Es obvio que no será algún iluminado el gran constructor del nuevo rumbo y forma de funcionar sino que esa transformación emergerá en múltiples frentes y dimensiones; alrededor nuestro y dentro nuestro. Aunque el desafío pareciera inalcanzable individualmente, será suficiente que nos integremos a ese esfuerzo colectivo y desde esa perspectiva hagamos lo que cada uno por su cuenta y en equipo sabe hacer.

Necesitamos establecer sólidas iniciativas en todos los niveles de actuación (macro, meso y micro) para llegar a abatir desigualdad y reconvertir sobre bases sustentables la economía. Se trata de trabajar por un consumo responsable, por una oferta productiva limpia, por una justa distribución de los resultados, por una democracia plena, por una cultura, una educación, una ciencia y tecnología que acompañen y sustenten el cambio de rumbo. Vale aportar nuestra visión para contribuir a reinventar el futuro pero también iniciativas concretas a nivel operativo para ayudar a materializar los presentes de cada día y de cada año. La experiencia de trabajo y los desafíos cotidianos nos protegen de volar con nuestros sueños.

No debe sorprender que el esfuerzo deba desplegarse en tantas dimensiones; siempre ha sido así. El desafío es lograr convergencias, sinergías bien trabajadas; que cada transformación que se inicia inspire y facilite otras; es transformarnos para ayudar a transformar. Ese es el mundo, la fuerza de sus procesos, la navegación en aguas vivas y nuestro afán como escultores de propósitos y sentimientos. Así fluye la vida colectiva y de cada uno de nosotros.

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Notas:

Estas líneas hacen parte de un diálogo aún en curso que desarrolla The Esquel Group.

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