Las siguientes opiniones constituyen su propio resumen. Su lección combinada es: el viejo orden se está desmoronando y no hay un nuevo orden—sólo una serie de reacciones paradójicas y contraproducentes sin estrategias claras. Es hora de ponerse creativos.
Es común que las personas comiencen el mes de enero con una o más de las “resoluciones del año nuevo”. Yo comienzo con un grupo de enunciados que buscan causar un poco de revuelo y luego reiniciar nuestras ideas y acciones—un poco como un desfibrilador cardíaco. Las proposiciones geopolíticas que siguen no son predicciones ni son el resultado de investigaciones, ni siquiera son hipótesis de trabajo. Son sólo provocaciones diseñadas para disparar pensamientos, discusiones y un llamado para propuestas alternativas. Si sólo la mitad de ellas fuese razonable y resonara con los lectores, entonces lo que debiera seguir sería una serie de respuestas igualmente provocadoras a la pregunta existencial: “¿Qué hay que hacer?”
¿Una nueva guerra fría?
Hay un innegable recrudecimiento de la rivalidad entre China y Estados Unidos. Bajo el liderazgo intermitente del gobierno de Trump, los Estados Unidos han abierto hostilidades. Pese a las provocaciones estadounidenses, envueltas en el usual reclamo de simulada victimización, China parece recatada. Dado que se necesitan dos para bailar un tango, y China se rehúsa a cooperar, una simétrica Guerra Fría no tendrá lugar.
La agresión estadounidense está sesgada bajo la errónea suposición que una carrera armamentista con China llevará a un colapso similar al colapso de la anterior Unión Soviética. De hecho, lo opuesto es cierto. El rearme moderno de China no está pensado para lograr paridad con el enorme poderío militar de Estados Unidos, sino establecer una creíble disuasión regional en su propia vecindad, tanto como denegarle a Estados Unidos el acceso a su periferia. Está focalizado y es medianamente razonable. En síntesis, la estrategia de China es formidable y decididamente asimétrica. Por otro lado, la modernización de la capacidad de ataque nuclear estadounidense y el gran aumento en las fuerzas navales, bien podrían llevar a Estados Unidos a descuidar las más importantes y, en última instancia, más estratégicas inversiones en investigación y desarrollo, infraestructura y reforma social interna, entonces al final las bases sociales y económicas del poderío estadounidense resultarían disminuidas. Los estadounidenses construyeron un muro perimetral; los chinos construyeron trenes rápidos. En una carrera armamentista general del estilo guerra fría, los Estos Unidos arriesgan ser volados por los aires con sus propios petardos.
El efecto Trump
El señor Trump ha acelerado el deterioro estadounidense de dos maneras: ha desgarrado el velo de los valores liberales estadounidenses y, por ende, ha debilitado su “poder blando” y ha proclamado la superioridad estadounidense en un momento en que Estados Unidos está perdiendo su dominancia y debería estar manejándola en una forma más “Maquiavélica”. Los Estados Unidos reclamarán “victorias” a diestra y siniestra, justo como si estuvieran ganando un par de manos en el póker. Sin embargo, los chinos son expertos en otro juego, el go, al final del cual ellos pueden emerger dominantes.
Las debilidades y los activos estratégicos de China
Si y cuando los chinos cometan errores estratégicos, será debido al trayecto de dependencia. La expansión china urbi et orbi, pero principalmente en Asia central y África, está basada en muy concretos intereses y no en intentos “civilizatorios”, como en el modelo occidental. Este modelo diferente es tan viejo como la civilización china y está basado en un imperialismo del tributo. Esto lo hace rígido y quebradizo. Más aún, los chinos no entienden el estilo teatral estadounidense al reafirmar su dominio. Por lo tanto, inicialmente no responden a las provocaciones—hasta que quedan mal, punto en el cual pueden llegar a responder de manera masiva. Hay un límite para la paciencia estratégica cuando tienes un toro en una tienda de porcelana china (juego de palabras intencional en inglés “when you have a bull in a china shop”).
El éxito final de China depende de su habilidad para construir constantemente nuevas alianzas reales y en su habilidad para elaborar arreglos financieros que hacen bypass al dominio del dólar y de las instituciones financieras estadounidenses.
Hay más. En un período cuando muchos países están preocupados por el flujo de inmigrantes y refugiados, pocos se han dado cuenta del poderoso activo estratégico de China: su extensiva y formidable diáspora que ya está instalada en maneras significativas por todo el planeta.
La guerra comercial
Esta “guerra” por otro lado está en pleno desarrollo. En la superficie, es una (relativamente contenida) guerra de tarifas por represalias. Hay cuatro resultados lógicos en el nuevo enfoque mercantilista estadounidense y en la (hasta el momento medida y moderada) respuesta china: un resultado gana/pierde favorable para China; un resultado gana/pierde favorable para Estados Unidos; un estancamiento; o un pierde/pierde para ambos—y para otros comerciantes también. Es una disrupción, pero también una distracción. Siguiendo los muchos argumentos y opiniones sobre el tema, mi conclusión es: la secuencia será, primero, un estancamiento, luego una ventaja para China y finalmente el creciente aislamiento “autárquico” de Estados Unidos.
Alianzas y dependencias
El orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial está acabado. La supremacía estadounidense de la postguerra fría también está acabada. Lo que parece estar tomando su lugar es a) una retirada belicista estadounidense, b) una reafirmación agresiva del poder ruso, hasta ahora limitada a sus incursiones en su “vecindario” y el Medio Oriente, c) la fragmentación nacionalista de Europa y el posible final de la Unión Europea, d) una afirmación agresiva del poder militar regional de China, e) la emergencia significativa de inversiones de capital directo de China con un ambicioso alcance de desarrollo más allá de sus fronteras y de su periferia inmediata, y f) la formación de nuevas y promisorias alianzas en las costas del Pacífico. El retiro de Estados Unidos de Europa y del Medio Oriente, aunque a tiempo, está siendo pobremente ejecutado y hasta ahora ha ascendido a ser una mera escupida en la propia cara. El ataque estadounidense al multilateralismo es tanto torpe como contra productivo. Es innecesario, y por ende, es un error estratégico.
La Europa post Brexit
Brexit no es una preocupación para el mundo pese a la desproporcionada atención que ha recibido. Ha pasado mucho tiempo desde que los desarrollos en el Reino Unido tuvieron importantes repercusiones en otras esquinas del planeta. Al final, Brexit será recordado en la historia como una herida auto-infligida por una potencia secundaria. La resiliencia británica es legendaria, por lo tanto el reino sobrevivirá a la actual locura, pero probablemente hecho jirones. Es un poco triste. Los ingleses recuerdan con orgullo que ellos sobrevivieron el Blitzkrieg[1]—pero se olvidan que nadie votó por Blitz.
Por otra parte, la Europa que el Reino Unido está dejando está lejos de estar sana. La movilización de aquellos que temen ser dejados de lado con la globalización ha resultado en una serie de gobiernos nacionalistas que buscan reconquistar pasadas soberanías nacionales frente a grandes transformaciones geopolíticas. Pero una internacional de nacionalistas es un oxímoron contraproducente.
El destino de Europa
Si Europa tiene algún rol para jugar en el mundo del siglo XXI es a través de la unidad y voluntad colectivas. Por otro lado, una Europa de países nacionalistas separados está lista para ser absorbida por potencias foráneas. Hay una vieja advertencia del poema nacional argentino Martin Fierro: “Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera –tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque, si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera.” En su forma más benigna tal fragmentación ascenderá a una colección de sociedades más o menos congeladas como diferentes salas de un museo.
Europa será buena como destino turístico y mala para el mundo. Mírese a un folleto de Venecia y se verá una imagen del futuro de Europa. El dilema de la población europea es el siguiente: lo intolerable (demasiados migrantes) impide lo indispensable (la inmigración selectiva). En otras palabras, para ser históricamente viable, las sociedades que envejecen necesitan inmigrantes. Pero la masiva entrada o la amenaza de incontrolables inmigración y refugiados los hace cerrarse como una almeja. El resultado es la parálisis: el rechazo a hacer historia. Si tienen suerte, los europeos tendrán una solución intermedia. En vez de habitantes dinámicos y sin permitir migrantes, tendran visitantes y aquellos que están dentro se ganarán la vida atendiendo a esos visitantes. Habrá diversidad (nacionalismos) en una Disneyland de lugares de alojamiento. Los estadounidenses tienen un modelo a escala reducida del futuro europeo: las aldeas turisticas de Sturbridge y Williamsburg.
Sobre Latinoamérica
La actual corriente de regímenes de derecha pro-Estados Unidos en Latinoamérica—desafortunadamente—reforzará la irrelevancia geoestratégica de la región. La ola derechista en Sudamérica tal vez haya alcanzado su punto máximo con la elección de un gobierno surrealista en el país más grande. Nos conmina a seguir y comparar el desarrollo de los eventos en México y Brasil. Es posible que el Mercosur que nunca funcionó sea reemplazado por diferentes acuerdos bilaterales especialmente entre Argentina y Brasil y nuevos bloques centrados en el Pacífico crecerán y prosperarán. Los aspectos folklóricos neofascistas del nuevo régimen brasilero son contradictorios e insostenibles, aunque no podemos excluir algunos positivos aunque no queridos efectos secundarios. Lo que sigue es una secuencia metafórica de eventos en un nivel ideológico y geopolítico.
Ayer, hoy y mañana
Sopesen los siguientes enunciados del siglo XX, del XXI y desde los tiempos bíblicos.
1935: Himno alemán: “Deutschland Deutschland uber Alles” (Alemania, Alemania antes que nada, más que nada en el mundo)
1945: Enunciado de los Aliados: “La capitulación de Alemania debe ser registrada en un único documento de rendición incondicional”. El Reich de mil años duró doce.
Irvin Berlín: “Dios bendiga a América”.
Donald J. Trump: “América primero”.
Jair Bolsonaro: “Brasil acima de tudo e Deus acima de todos” (Brasil por sobre todo y Dios antes que nada) Pero…
El segundo mandamiento dice: “No tomar el nombre de Dios en vano. “ Entonces …
La conclusión viene de Macunaima, (novela brasilera por Pedro de Andrade): “Cada uno por sí mismo y Dios contra todos”.
En términos teológicos: ellos podrán creer en Dios pero Dios no cree en ellos.
En otros términos (seculares): la fe y los cuentos de hadas son pobres sustitutos de buena gobernanza y administración racional. La ola derechista no tiene un futuro brillante.
A Brasil y Argentina les gusta pensarse como países del futuro. A la actual tasa y con las presentes políticas, siempre serán países del futuro, como fue predicho por Charles De Gaulle en 1964.
Estados Unidos, Rusia y Medio Oriente
Los Estados Unidos bajo Trump han decidido salir del lodazal de su propia creación. Rusia llenará el consiguiente vacío de poder. La pregunta es: ¿les irá mejor o habrán recibido un regalo envenenado?
¿Está Trump en lo cierto en algo?
En cuanto a varias cuestiones geoestratégicas, las declaraciones del presidente Trump parecen atinadas, notablemente: la debilidad sino la irrelevancia de la OTAN y la necesidad de abandonar Medio Oriente. El problema con sus enunciados correctos es esto: un reloj descompuesto marca la hora exacta dos veces al día.
¿Quién prevalecerá?
El éxito final de las potencias mundiales en el gran juego mundial depende de la capacidad de evitar distracciones geoestratégicas. De ninguna manera está garantizada, pero los asiáticos poseen la necesaria paciencia estratégica.
[1] . La «Blitzkrieg» (en alemán, literalmente guerra relámpago) es un nombre popular para una táctica militar de ataque que implica un bombardeo inicial, seguido del uso de fuerzas móviles atacando con velocidad y sorpresa para impedir que un enemigo pueda llevar a cabo una defensa coherente. Los principios básicos de estos tipos de operaciones se desarrollaron en el siglo xx por varias naciones, y se adaptaron años después de la Primera Guerra Mundial, principalmente por la Wehrmacht, para incorporar armas y vehículos modernos como un método para evitar la guerra de trincheras y la guerra en frentes fijos en futuros conflictos.
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