La Unión Europea: Una Potencia en Potencia *

Este es el segundo de la serie sobre las principales potencias.  Trata de la Unión Europea como un proyecto incompleto y una construcción política e institucional lenta y sujeta a los embates de acontecimientos predecibles e impredecibles. Es el esbozo de una reflexión histórica y comparativa.

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¿Cómo se define un objeto  en las ciencias sociales?  Uno de mis maestros y un grande de la sociología –Everett Cherrington Hughes[1]—siempre nos decía en su clase sobre el trabajo de campo “Para definir un fenómeno en sociología, no pregunten qué es, sino qué no es, y a qué se parece.”

La pregunta es pertinente en lo que se refiere a la Unión Europea, pues nadie sabe a ciencia cierta qué es: ¿Es una alianza? ¿un super-estado?, ¿una federación?, o simplemente, un objetivo o una utopia? 

Cuando Henry Kissinger, entonces secretario de estado norteamericano durante la presidencia de Richard Nixon, preguntó: “Si quiero llamar a Europa, ¿qué número debo discar?”,[2] no estaba bromeando. [3]  La dificultad reside en que el nombre de Unión Europea abarca 28 países soberanos, y sus instituciones son siete: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo, sin dirimir claramente en nombre de quién cada uno habla, con qué autoridad, y a quienes representan. 

En el mundo globalizado actual –guste o no—el poder fluye entre una multitud de actores a nivel nacional, regional e internacional, entre la esfera pública y la privada, y entre actores gubernamentales y no-gubernamentales.

En el caso particular de la Unión Europea, hay que señalar tres niveles de actuación de una organización multi-estatal singular que no ha resuelto el tema de su propia soberanía ni el tema de su legitimidad representativa: un nivel inter-estatal, un nivel supra-estatal, y un nivel de consulta popular, que a veces coinciden y a veces no[4]

De esta manera, la Unión Europea tiene una debilidad estructural frente a las otras principales potencias que hoy se disputan el poder en el mundo:  Los EEUU, Rusia, y China, las cuales, para bien o para mal, están mas fuertemente estructuradas.  Pero frente a ellas la Unión Europea tiene en cambio un enorme potencial en capital humano, un gran capital cultural, una buena capacidad productiva y tecnológica, un significativo caudal demográfico, y una sociedad relativamente libre y democrática. 

Sin embargo, para que estas variables cuajen en una verdadera potencia mundial, necesitan legitimidad popular, voluntad política, y un proyecto entusiasmante y movilizador, no simplemente negador de un pasado conflictivo. Se comprende que el proyecto europeo nació con el deseo de algunos estadistas de evitar las guerras suicidas que asolaron a Europa en el siglo veinte.  Pero es difícil fundar una unión, mas que con una visión clara de futuro, con una visión del pasado del que se quiere abjurar.  El “nunca más” como lema fundador necesita ser complementado con perspectivas de futuro para sostener el entusiasmo.

Bien podríamos aplicar al proyecto de una Europa unida la tesis de Ortega y Gasset sobre una España invertebrada. El filósofo español señalaba los peligros del particularismo desintegrador (léase nacionalismo y secesionismo).  Y añadía Ortega que frente a una carencia de entusiasmo por un proyecto supra-nacional, el proceso de desintegración de una entidad soberana avanza en riguroso orden desde la periferia al centro.  En Europa comenzó con la crisis de los estados mediterráneos (como Grecia) primero, siguió con la reacción de algunos países de la periferia oriental, como Hungría, y finalmente llegó al centro con el Brexit inglés. Así, también podríamos aplicar a Europa el apotegma sarcástico del general De Gaulle respecto del Brasil:  Es la potencia del futuro –y lo será siempre.

Siguiendo el consejo de Everett Hughes, podemos decir que la Unión Europea no es una unión como los Estados Unidos, pues carece, entre otras cosas de un banco central multifuncional (el BCE sólo protege el valor del euro[5]) como es la Reserva Federal[6], de un gobierno central con un ejecutivo fuerte, y de un sistema de partidos nacionales y elecciones directas o indirectas de toda la población por su gobierno, y bajo una constitución[7].  Lo que mas se aproxima en esta comparación con otras uniones es el período de transición en los EEUU bajo los Artículos de Confederación (1781-1787) antes de la sanción de la constitución norteamericana. [8] 

La Unión Europea tampoco se parece a la Federación Rusa, que tiene un país-eje y un ejecutivo dictatorial (y elecciones digitadas).  Tampoco es una república popular estilo chino, que tiene un partido-estado y una economía donde el capitalismo de estado y el partido comunista controlan el conjunto de manera tecno-autoritaria.  Estas dos potencias –la rusa y la china– rechazan en forma explícita y oficial la democracia liberal pluri-partidaria, y apuestan a otras formas de legitimación, tales como la eficiencia tecnocrática,[9] el crecimiento del producto bruto, el nacionalismo, o la revancha histórica.

Si todo esto es lo que la Unión Europea no es, ¿a qué sistema, conglomerado, o conjunto se parece?  Yo diría que se parece a un club con una comisión directiva oligárquica y una membrecía diferenciada entre un núcleo de miembros pre-eminentes y de miembros con menor poder y menor capacidad de ordenar los asuntos internos.  Más aun, cada uno de los miembros (a través de sus representantes) responde a los deseos de los votantes nacionales, para quienes el proyecto europeo es distante de sus intereses particularistas y cotidianos. La UE no se parece al  Club Mediterranée (porque el Mediterráneo es su flanco débil) sino a un Club del Norte con miembros secundarios en el Sur y el Este. Si pasamos a una analogía deportiva, los estados-miembros de la Unión Europea son como equipos de fútbol que juegan entre sí pero no consiguen tener hinchas.  Sin tribuna no hay deporte que valga, aun con medios televisivos.[10]

La todavía débil unión entre países europeos los enfrenta a un peligro mayor en la actual pugna entre las otras potencias.  El peligro es conocido y su ley sociológica y geopolítica fue formulada en forma poética por José Hernández en el famoso poema gauchesco Martin Fierro:

Los hermanos sean unidos porque esa es la ley

primera.  Tengan unión verdadera en cualquier

tiempo que sea, porque si entre ellos pelean

los devoran los de afuera.

En este punto invito al lector a hacer un ejercicio de geopolítica-ficción. Imaginemos una Unión Europea disgregada donde cada miembro es vulnerable a una amenaza creíble de una potencia externa mayor.  Para ello hace falta elegir como modelo un país europeo que o bien haya salido o bien nunca haya estado dentro de la Unión.  Y para hacer el ejercicio aun mas difícil imaginemos que ese país es muy avanzado, progresista, bastante igualitario, pacifista y deseoso de respetar y de mitigar las depredaciones en el medio ambiente, en nombre de un mundo más justo y a favor de las generaciones futuras.  Como modelo de tal ficción, ese país existe.  Es Noruega. 

Los propios noruegos imaginaron tal escenario en una serie televisiva, que los invito a seguir.  Se trata de la serie televisiva noruega de suspenso y ficción política Okkupert (Ocupados) cuyo estreno tuvo lugar el 27 de septiembre de 2015 en la TV 2 de ese país.[11] 

La serie está ambientada en un futuro próximo en el que Rusia, por encargo de la Unión Europea, inicia una invasión contra Noruega, país que ha paralizado la producción de crudo y gas a causa de la crisis de cambio climático y ante la falta de recursos.[12]

Con esta acción, la potencia rusa pretende asegurarse el acceso a la explotación petrolífera y de gas de la región. No es un Anschluss (anexión) rimbombante como la de Austria en 1938; no se parece a la invasión nazi de Noruega en 1940; no hay tanques en acción ni ataques de infantería; no hay bombardeos aéreos.  La ocupación rusa con la complicidad europea transcurren en relativa calma y “normalidad.”

Hay dos observaciones que hacer frente a esta ficción distópica.  La primera es notar la debilidad de la Unión Europea que la lleva a sacrificar y traicionar a un país europeo (en este caso no miembro de la UE pero sí miembro de la NATO) ante las presiones de una potencia extranjera y por interés mezquino propio.  La segunda es apreciar la transformación que ha sufrido la práctica de la guerra en el siglo 21 en el que no se trata de vencer o ser vencido en una acción bélica y violenta decisiva, a la manera clásica de von Clausewitz (De la guerra, publicado en1832) sino de lograr la sumisión pacífica de un rival o rivales, o la rendición propia en forma “civilizada.”[13] 

En ambos casos estamos frente a una visión estratégica de sumisión voluntaria, cuyos grandes teóricos fueron dos:  en Oriente el estratega Sun Tzu (El Arte de la Guerra, escrito en el siglo V antes de nuestra era), y en Occidente el teórico Etienne de la Boétie (Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno, publicado en 1576).  Se trata de una estrategia que consiste en dominar el mayor espacio posible del tablero geopolítico, y lograr la sumisión del otro sin llegar a una guerra abierta. Son dos mil quinientos años de pensamiento y advertencia que vale la penar estudiar y tomar en serio.  

En suma:  Europa tiene un gran destino, pero corre un grave riesgo.


[1] Ver https://es.qaz.wiki/wiki/Everett_Hughes_(sociologist)

https://www.jstor.org/stable/27698973?seq=1

[2] Kissinger dijo una vez en Varsovia: «No es para nada claro que cuando los EEUU deben tratar con Europa cual es la voz autorizada de Europa.”

[4] El mejor estudio que conozco sobre la estructura y la evolución de la UE es de Luuk van Middelaar, The Passage to Europe.  How a Continent Became a Union.  New Haven: Yale University Press, 2020, 2da edición.

[5] La moneda única es la razón principal por la que los ciudadanos europeos se han rehusado en algunos países como Italia, España  y Grecia a abandonar la Unión:  sus ahorros están en euros.

[6] Para ver las diferencias, consultar https://economipedia.com/definiciones/diferencia-entre-el-banco-central-europeo-y-la-reserva-federal.html

[7] Para un repaso de su complejo y ambiguo funcionamiento, ver https://www.aragon.es/documents/20127/8642196/C%C3%B3mo+funciona+la+Uni%C3%B3n+Europea.pdf/1fa7961c-0d02-f4c0-27e2-2b2c71fba087?t=1565173799949

[8] Se trataba de un documento cuyas medidas empezarían a aplicarse recién en 1781, cuando el último de los trece estados firmó el acuerdo. Los artículos establecían que cada colonia actuaría como un estado independiente, con derecho de aprobar leyes dentro de su territorio.

[9] De acuerdo con recientes declaraciones oficiales, la dirigencia china parece no comprender que la democracia occidental no es un mecanismo de acumulación y crecimiento económico, sino una forma de convivencia y de gestión de conflictos internos de una sociedad. Como decía Churchill, es el peor sistema político, a excepción de todos los otros.

[10] Es de notar que el demagogo Donald Trump, que se comunicaba por medio de twits, se cuidó siempre de organizar concentraciones masivas para estar en persona frente a sus partidarios.  Intuyó que la “política de plaza” sigue siendo indispensable para un populista, como lo fue para Mussolini y para Perón.

[11] https://www.youtube.com/watch?v=yfqRRHaFyJg

[12] Noruega ha sido exportador neto de petróleo y gasa través de la empresa estatal Statoil, pero en el mercado interno su fuente de energía es hidroeléctrica.

[13] Esta visión estratégica es muy antigua, pero proviene del Oriente y sólo hace poco ha sido apreciada en Occidente, con raras excepciones.


[*1] En este artículo retomo algunos temas de mi ensayo Why Europe?  The Avatars of a Fraught Project, Coleccion Opinion Sur, 2013.  https://www.amazon.com/Avatars-Fraught-Project-Opinion-Collection-ebook/dp/B00CYQP2FG

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