Hacia un mejor futuro: el rol esencial de los valores humanos

Los valores humanos pueden conducir a fijar importantes precios utilizando a los mercados sólo para obtener las valorizaciones que fueran requeridas. Los precios de los recursos escasos y de las fuentes de energía más o menos destructivas resultan de gran importancia en este crítico momento de la historia humana. Una discusión igualmente importante está apenas comenzando entre los que proponen una “nueva economía” respecto a cómo el trabajo se organiza y es compensado.

Al artículo de septiembre que describe una economía ideal, le siguió otro artículo en octubre que sugiere que la teoría—en este caso la teoría del salario—es un impedimento a posibles cambios que podrían movilizar a la economía en la dirección deseada. Antes de concluir con algunos ejemplos concretos de modelos existentes en la vida real que pudieran desarrollarse hacia el cambio deseado, resumiré algunas de las razones para reevaluar hasta qué punto los valores humanos pueden conducir a fijar importantes precios, utilizando a los mercados sólo para obtener las valorizaciones que fueran requeridas.

Los precios de los recursos escasos y de las fuentes de energía más o menos destructivas resultan de gran importancia en este crítico momento de la historia humana; una discusión que ya lleva más de una década acerca de cómo estos precios (especialmente los de la energía) pueden ser mejor alineados con realidades futuras. Una discusión igualmente importante está apenas comenzando entre los que promueven una “nueva economía” sobre como el trabajo es organizado y compensado. Existen muchas razones humanas, como así también políticas, para considerar que la preocupación por los empleos torna más difícil enfrentar las realidades medioambientales.

Imaginemos que dentro de diez años la economía, en conjunto con la ecología, la tecnología y una variedad de otros campos del conocimiento humano, hayan progresado hasta un punto tal donde sea posible identificar los tipos y cantidades de productos que pudieran ser procesados de manera segura, considerando las restricciones ecológicas globales y locales. Esta determinación, por supuesto, depende tanto de las prioridades respecto a lo que será producido como de las tecnologías aplicadas; es decir, cuán lejos la tecnología ha progresado hacia reducir la producción hasta su “valor puro”.

De estos cálculos podría desprenderse una conclusión acerca de cuántos y qué tipo de horas de trabajo son necesarias en la economía formal. Recuérdese un punto importante mencionado con anterioridad: siendo los demás factores iguales, el total de horas de trabajo demandadas será mayor si la productividad laboral media es baja pero será menor si su productividad se mantiene estable o si continúa incrementándose. Luego tenemos la importante cuestión respecto a si la sociedad ha logrado organizar el trabajo de forma de permitir más cortas semanas laborales a quienes así lo deseen—un logro que en sí mismo representaría un crítico reconocimiento a la importancia del trabajo doméstico no retribuido, ya que esta forma de organización social liberaría más tiempo para dicha tarea.

La siguiente tabla presenta seis posibles escenarios cruzando las categorías “Abundancia de empleos” y “Sin suficientes empleos” con las de “Reducida productividad laboral” y “Tecnologías que impulsan la productividad laboral”.

Escenario A: con abundancia de empleos y reducida productividad laboral, los salarios disminuyen y hay una caída general en el PBI

Escenario B 1: sin suficientes empleos y reducida productividad laboral, presencia de empleo compartido y reducción general en los estándares de vida material

Escenario B 2: sin suficientes empleos y reducida productividad laboral, sin trabajo compartido y con algunos viviendo bien mientras que la mayoría sufre una severa reducción en los estándares de vida.

Escenario C: con abundancia de empleos y tecnología que impulsa la productividad laboral, los salarios se mantienen estables y hay pocos cambios en el PBI (sin embargo, cambios demográficos podrían reducir el PBI per cápita, por lo tanto disminuyendo el ingreso familiar)

Escenario D 1: sin suficientes empleos y con tecnología que impulsa la productividad laboral, presencia de empleo compartido y estándares de vida sin cambios o que bajan un poco.

Escenario D2: sin suficientes empleos y con tecnología que impulsa la productividad laboral, sin trabajo compartido y con algunos que les va bien mientras otros sufren los efectos del desempleo.

El resultado sugerido por el escenario C probablemente obtendría la mayor adhesión. Los optimistas sugieren que las versiones de “valor puro” de todas las cosas que queremos (salud, nutrición, educación, transporte, comunicación, vivienda con todas sus comodidades y variados entretenimientos) pueden ser producidas dentro del contexto de restricciones ecológicas y recursos limitados. Sería incluso mucho mejor si “todas las cosas que queremos” hubiesen sido redefinidas de forma tal que excluyeran cosas que no contribuyen realmente al bienestar, reduciendo la cantidad de trabajo que la sociedad demanda mediante la exclusión de los productos que describí antes cuando hablé del trabajo que no crea valor humano aún cuando pudiera crear valor de mercado. En el mejor de los casos, semejante re-direccionamiento del esfuerzo laboral podría acoplarse con las tendencias demográficas de manera tal que la fuerza de trabajo declinase en proporción al total de la población a medida que se redujesen las demandas de los hogares al focalizarse en lo que realmente contribuye al bienestar. Así, el PBI per capita y la media de ingresos de los hogares podría simultáneamente declinar sin reducir el bienestar.

Si se lograse esta redefinición de aspiraciones, el escenario D1 también podría ser bastante prometedor. Este escenario presupone que mientras la tecnología mantuvo alta a la productividad, también se ha simplificado la producción de forma tal que requiere menos aportes de trabajo junto con menores aportes de materiales y de energía. De hecho, éste es el panorama pintado por Julie Schor en su libro Plenitud (Plenitude); todos los deseos de bienestar son satisfechos dentro de las restricciones que impone la naturaleza mientras el tiempo libre se incrementa considerablemente.

Esas imágenes son muy atractivas. ¿Cómo llegamos a ellas? En mi próximo artículo sobre conclusiones enfatizaré las formas en que los precios pueden ser entendidos y utilizados de una manera diferente a la actual.

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