
El mundo está herido por muchos conflictos que no podemos ignorar. Debemos enfrentarlos y llamar las cosas por su nombre, sin miedo, porque detrás de las desgracias suele amanecer un mundo mejor.
De mi infancia recuerdo un juguete peculiar. Producía escenas cambiantes y multicolores. Bastaba con mirar por el extremo de un tubo de cartón y hacerlo girar con los dedos. Los resultados de la manipulación eran simétricos, efímeros, y de aparente precisión. Los fragmentos se acomodaban y reacomodaban con velocidad. Asociaban el asombro con la ciencia.
El nombre del juguete era también misterioso. Mucho más tarde supe de sus tres raíces griegas: El vocablo “kálos”(καλώς), que quiere decir “bello”, el sustantivo “eidos” (εἶδος), que puede traducirse como “imagen” o “especie”, y la palabra “skopein” (σκοπεῖν) que es equivalente a “ver”. Era un calidoscopio. Todo muy bonito, pero ¿qué pasaría si los fragmentos fuesen feos y sus combinaciones asaz horribles? Estaríamos frente a un espectáculo distinto. Siguiendo la etimología griega caleidoscopio se transformaría en cacoscopio –un observatorio de esperpentos. Sería algo así como contemplar el conocido grabado (o ‘capricho’) de Goya: “El sueño de la razón produce monstruos.” Hay que hacer de tripas corazón. Entremos en este nuevo año haciendo girar el tubo/observatorio sin saber a ciencia cierta si tenemos entre manos un calidoscopio o un cacoscopio.
Mi primera constatación se refiere a los fragmentos. En el mundo de hoy los grandes conflictos binarios han estallado en muchas partículas. El conflicto bi-polar de la Guerra Fría hace mucho que acabó. Dió lugar primero a la ilusión unipolar: un planeta orquestado por una sola superpotencia y con un sistema único económico y social. ¿E pluribus unum? Olvídense. La ilusión fue rápidamente superada por una realidad multipolar de potencias rivales con algunos acercamientos circunstanciales entre sí mezclados con discordias dispares. Dentro de muchos países surgió una polarización binaria que también fue rápidamente reemplazada por una multiplicidad de identidades en amalgamas y conflictos también circunstanciales. Los fragmentos son multicolores; las combinaciones, inestables. Se organizan y desorganizan con gran celeridad sin ningún organismo de control superador. Los sistemas de regulación internacional están en crisis o paralizados. Como señalé en otros artículos, la anomia cunde por doquier a punto que uno está tentado de darle como título el de la reciente memoria del cineasta Werner Herzog: Cada uno para si y Dios contra todos.
Si tomo el tubo que me ofrece un amigo a quien le tengo plena confianza y que hoy encabeza la alta comisión de las Naciones Unidas para los derechos humanos (ACNUDH) y lo giro, veo los datos de otro alto comisionado que se ocupa de los desplazados y refugiados: combinaciones de fragmentos muy tristes y hasta horribles –niños muertos, mutilados, emaciados por el hambre, o jugando como hacen todos los niños, pero en campos de refugiados donde crecerán en un limbo de meses y de años. Son las víctimas de un drama universal de gente desplazada que hoy suman 110 millones de personas (más que la toda la población de Alemania). En el tubo de este cacoscopio, junto a las imágenes de chicos a los que les robaron la infancia, veo estos otros datos:
110 MILLONES de personas desplazadas por la fuerza en el mundo
A mediados de 2023 como resultado de persecución, conflicto, violencia, violaciones de derechos humanos o hechos que perturban el orden público.
62.5 MILLONES de personas desplazadas al interior de países
36.4 MILLONES de refugiados
6.1 MILLONES de solicitantes de asilo
5.3 MILLONES de otras personas necesitadas de protección internacional
52% se originan en tres países
República Árabe Siria | 6.5 millones |
Afganistán | 6.1 millones |
Ucrania | 5.9 millones |
3.4 millones en Irán y en Turquía
República Islámica de Irán | 3.4 millones |
Turquia | 3.4 millones |
Alemania | 2.5 millones |
Colombia | 2.5 millones |
Paquistán | 2.1 millones |
Al final de 2022, de los 108.4 millones de personas desplazadas, 43.3 millones eran niños menores de 18 años.
1.9 millón de niños nacidos como refugiados
Entre 2018 y 2022, un promedio de 385,000 niños por año nacieron como refugiados.
463,500 refugiados regresaron a su lugar de origen o se establecieron en otros lugares
75% se establecieron en países de ingreso medio y bajo.
4.4 millones de apátridas
69% en países vecinos de los países que los expulsaron
Fuente: UNHCR’s Refugee Population Statistics Database
No es un panorama alentador y lamentablemente promete empeorar. Por ejemplo, la entera población armenia de Azerbaiyán ha sido expulsada en una operación de limpieza étnica que en verdad no ha indignado mucho al mundo. En una escala mayor y frente a nuestros propios ojos, la casi totalidad de la población palestina de la franja de Gaza (2,3 millones de personas) ha sido desplazada por ahora dentro de la franja y no me extrañaría que en el futuro sea expulsada a otros países en la mayor operación de limpieza étnica del siglo a cargo del estado de Israel.[1]
Si acaso otro conocido –un estratega militar retirado—me proporciona un tubo también global pero esta vez geopolítico, al girarlo veo un panorama no menos desolador. Es nuevamente un cacoscopio. Veo en él una multiplicidad de conflictos bélicos en curso o en ciernes. Son algo así como erupciones volcánicas simultáneas y a veces superpuestas, frente a las cuales la humanidad se muestra inerme e impotente. No existe un mecanismo de contención para evitar que desemboquen en una catástrofe universal y posiblemente terminal, y sin embargo se encienden y se apagan sin una conflagración final.
Las grandes guerras del siglo pasado comenzaron con un solo estallido que se extendió a todo el mundo. Hoy hay muchos estallidos en todos los continentes que no se coordinan en una guerra mundial. Es el único consuelo del cacoscopio –por el momento. Son guerras localizadas y al mismo tiempo interconectadas pero sin convergencia final. La más reciente (Israel-Palestina) es muy feroz pero sin que en a ella se zambullan de frente varios grandes actores. La guerra en Ucrania se ha empantanado y es probable que quede “congelada” sin desembocar en una guerra entre grandes potencias.
Si llamamos a esta situación “nuestra” guerra mundial (sería la tercera), a diferencia de las anteriores parece ser crónica y plural –continua y debilitante pero sin desenlace. A mi juicio la situación produce lo que he llamado un impasse estratégico[2] entre intervenir y no intervenir por parte de los actores grandes y medianos. Por analogía, sería algo así como si las potencias que finalmente pelearon en la Primera Guerra Mundial se detuviesen frente al abismo en un prolongado compás de espera.[3] Entretanto, el número de víctimas y el costo de ”nuestras” guerras sigue aumentando. El cacoscopio estratégico nos ofrece esta imagen de los conflictos calientes que han sucedido a la antigua guerra fría:

En suma, no se trata ni de guerra mundial ni de guerra fría. Es una guerra volátil, múltiple y extendida. Frente a los grandes desafíos planetarios es una forma miserable de actuar entre humanos, y sin embargo seguimos adelante con innovaciones en varios órdenes que presagian un mundo mejor: en ciencia, salud, y educación, entre otras, incluyendo un buen uso de la inteligencia artificial.
Hay rayos de esperanza en la situación, tal como sostenía el brillante estadístico Hans Rosling: las cosas andan mal y al mismo tiempo mejoran[4]. Para jugar con ese buen calidoscopio les propongo leer la carta anual de este fin de año escrita por Bill Gates.[5] Me comprometo a explorar algunas de las tendencias que se verán con mayor claridad en el 2024, a la luz del día que seguirá a esta noche, cuando el sueño de la razón dejará de producir sólo monstruos.
[1] Ver el inquietante articulo https://unherd.com/2023/12/the-truth-about-the-ethnic-cleansing-in-gaza/).
[2] https://www.theportobellobookshop.com/9781138212572
[3] Ver Isobel Finkel, “The World Risks a New Global War,” Bloomberg Newsletter, Diciembre 1 de 2023.
[4] https://www.goodreads.com/quotes/9865514-does-saying-things-are-improving-imply-that-everything-is-fine
[5] https://www.gatesnotes.com/The-Year-Ahead-2024#
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