Cómo es que tan pocos logran someter a tantos, cómo el poder concentrado puede bloquear el
accionar de fuerzas sociales mayoritarias, por qué no termina de fraguar un poder democrático
capaz de sostener el bienestar de toda la humanidad y cuidar celosamente de la Madre Tierra.
Hoy prima un tremendo proceso concentrador de la riqueza y de las principales decisiones que
condiciona el bienestar general y el cuidado del planeta. Este proceso global somete y castiga a
todos los estratos sociales mientras el 1% de la población mundial lucra a expensas de quienes
sufren tamaña codicia y egoísmo.
Mucho se ha investigado y documentado explicando cómo la concentración de la riqueza y de
las decisiones se genera y reproduce aceleradamente. Se conocen los motores que sustentan
esta apropiación y quiénes son los victimarios.
Mientras tanto propuestas para cambiar de rumbo avanzan en diversos frentes. Reconocen los
intereses, necesidades y anhelos de sectores populares y de sectores medios en retroceso. Sin
embargo, les resulta difícil consolidarse. Cómo es que tan pocos logran someter a tantos, cómo
el poder concentrado puede bloquear el accionar de fuerzas sociales mayoritarias, por qué no
termina de fraguar un poder democrático capaz de sostener el bienestar de toda la humanidad
y cuidar celosamente de la Madre Tierra.
Sociedades fragmentadas
Desde remotos tiempos se suceden diversos tipos de sometimiento con algunos rasgos que se
repiten. Los dominadores promueven la fragmentación social de modo de debilitar resistencias
para imponer sus intereses. La desunión debilita a la sociedad, crea recelos, tensiones, lleva a
que unos confronten contra otros. La sociedad fragmentada deviene presa fácil.
La turbulencia social promovida por los dominadores es campo de cultivo de mezquindades,
egoísmos, quiebres de solidaridad y, de extrema gravedad, errores de apreciación sobre qué
verdaderamente sucede. Cegados en esclarecimiento, fuerzas sociales pierden el foco en el
desafío principal: librarse del sometimiento fortaleciendo una unidad basada en integrar la
diversidad de intereses que existe en toda sociedad. Alinear intereses es un crítico trabajo
colectivo, exige habilidad, transparencia y saber erguirse por sobre propias mezquindades.
Enfrente operan los dominadores y sus cómplices, grupos e individuos que no hacen parte del
poder, pero son cooptados con prebendas económicas y figuración social. Traicionan al resto y,
al hacerlo, quedan sujetos al control de los dominadores; una vez que entrar en la corrupción y
el engaño caen en una encerrona de la que es difícil salir.
Los dominadores saben doblegar, torcer o desorientar voluntades. Se apropian de nódulos
estratégicos del funcionamiento social como son los medios hegemónicos de comunicación,
estamentos seleccionados del poder judicial, sectores de la política que financian a discreción y
ciertas usinas de pensamiento estratégico que les proveen de cobertura ideológica. Con esos
apoyos imponen valores, actitudes y sentido común funcionales a sus intereses. Es un trabajo
endiablado que nunca cesa, capturan y alienan mentes alejándolas de defender sus intereses.
Este proceso de dominación es orquestado a nivel internacional estableciendo coaliciones que
son difíciles de desmontar. Es, sin embargo, un principal desafío que hoy toca encarar.
Esclarecimiento y organización
En todo intento de transformar la realidad el esclarecimiento y la organización de mayorías
juegan un papel crítico. Si bien vale afirmar que la unión hace la fuerza, sin embargo la unión
que perdura es la conformada por grupos e individuos esclarecidos y organizados que aceptan
la diversidad de identidades alineando sus legítimos intereses. Es que enfrentan un poder que
no escatima esfuerzos para socavar la comprensión de los dominados y, con ello, su albedrío.
Un ejemplo contemporáneo sirve más que mil palabras. Es evidente que es necesario frenar la
concentración y resolver desigualdades. Esto implica, en primera instancia, redistribuir activos
e ingresos de los más ricos, los milmillonarios que acumularon desaforadamente la riqueza. En
esta edición reproducimos una propuesta de OXFAM para materializar esa redistribución. Vale
decir, se conoce como hacerlo, aunque el avance es por demás dificultoso.
Es que el intento trasformador es resistido con engaños, mentiras y/o represión. Como no es
posible defender abiertamente sus enormes fortunas, los más ricos señalan que todo tributo
redistributivo sobre los patrimonios es un ataque a la propiedad privada de todos los sectores
sociales. Ocultan que esos tributos afectan sólo a las grandes fortunas, apenas el 1% más rico
del país, haciendo creer que se apunta a expropiar la casa y otros activos de sectores medios y
populares. El propósito es atemorizar con desinformación y engaño repetido mil veces por los
medios hegemónicos que hacen parte del aparato de dominación. Imponen la idea que es el
“comunismo” que viene por más, procurando silenciar la libre expresión. En pocas palabras, en
lugar de celebrar una redistribución justa de activos e ingresos, los más ricos financian una
campaña infame sosteniendo que se avanza contra las instituciones y la democracia. Nada más
alejado de la realidad, pero con su poder y recursos, los dominadores bloquean medidas que
afecten sus intereses.
Como esta campaña, se arman otras contra la educación y la salud pública, contra inmigrantes,
denostando opositores y lideres reformistas escogidos electoralmente, enrostrando a otros
con hechos de corrupción cuando ninguna inmensa fortuna puede probar que fue lograda sin
haber abusado de su poder y, en más de un caso, utilizando procedimientos espurios
indefendibles.
Para defenderse de un poder opresor sólo cabe conformar otro poder sostenido por una firme
coalición de organizaciones sociales y políticas. Una coalición democrática que cuide a todos y
al medio ambiente. Una coalición amplia de sectores medios y populares. Una coalición capaz
de desmonopolizar los medios de comunicación y limpiar el poder judicial de jueces y fiscales
asociados con los dominadores. Una coalición que asegure una marcha política soberana que
defienda activamente la equidad, la pacífica convivencia social.
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