¿Con Lupa o largavista? En el apuro por evitar una segunda Gran Depresión, los distintos gobiernos tomaron medidas de emergencia que no atacan las verdaderas causas de la crisis. Son medias medidas de corto plazo que dejan intactas a aquellas instituciones que provocaron la crisis y que hoy se resisten a reformas mas profundas y racionales. Los grupos de presión y los políticos oportunistas hoy llevan la delantera a los pocos verdaderos estadistas.
Aunque América Latina zafó bastante bien en términos relativos de la crisis mundial de los últimos dos años, hay indicios de que los distintos países deberán tomar medidas racionales de austeridad en el decenio que comienza. Esto se debe fundamentalmente al hecho de que las operaciones de salvataje del sistema que fueron adoptadas en las economías centrales han sido tímidas y parciales. Facilitan el regreso a prácticas financieras que favorecen la especulación, producen una mayor concentración de la riqueza, y dejan en la sombra a millones de personas que aspiran a poder trabajar. El eslogan de esta mal llamada “recuperación” podría bien ser: “Mas de lo mismo” o “corramos hacia adelante”.
En este contexto bastante sombrío de una “recuperación” con crecimiento lento, mucho desempleo y mayor desigualdad social, no es difícil anticipar una nueva crisis aun peor que la anterior. En el mejor de los casos, las grandes economías centrales seguirán estancadas. Ya no es Japón quien enfrenta un decenio de estancamiento, sino los Estados Unidos y Europa que se topan con el espectro de o bien una deflación prolongada, o bien de una larga estanflación. (combinación de estancamiento con inflación).
En América Latina la esperanza reside en dos factores: uno es coyuntural y el otro estructural. El factor coyuntural es la expectativa de que la próxima locomotora de la economía global sea China, y en general, el Asia oriental. Apostar a este escenario es poner demasiado énfasis en una sola variable, sin conocer bien los parámetros. Es mas bien un articulo de fe que un calculo estudiado. De todas maneras, cambie o no de estrategia en su vertiginoso crecimiento, China necesitara cada vez de mas insumos y alimentos, lo que favorece una relación positiva con algunos países de America Latina. Es una buena coyuntura dentro de la misma estructura.
Si embargo, si el prolongado estancamiento de las economías centrales arrastrara el crecimiento chino hacia abajo, las autoridades de ese país deberán volcar una parte considerable de recursos al crecimiento interno, en dos sentidos: aumentando la capacidad adquisitiva de la población costera, y avanzando en la transformación del interior de un mundo agrario a un mundo industrial, transformando a la masa campesina del interior mas remoto en mano de obra barata para la industria. En esta segunda hipotesis es fácil prever dificultades y brotes de crisis social. En este mundo interdependiente, el desorden en una remota provincia china bien puede provocar el desorden en las cuentas de mas de un gobierno latinoamericano.
Dadas las consideraciones anteriores, el mundo post-crisis tiene varios escenarios por delante. Al primero lo podemos llamar “mas de lo mismo.” Es el mas cómodo para los principales beneficiarios del sistema actual y resulta tranquilizador para los demás, ya que la mayoría de las personas prefieren “mal conocido” a “bien por conocer.” En una situación de crisis no toma vuelo la imaginación de la mayoría, que esta un tanto paralizada por el miedo. El problema con este escenario es que mantiene en vigencia los mismos factores que llevaron a la crisis en primer lugar, lo cual hace prever que tarde o temprano la crisis se repetirá.
Sin reformas a fondos y de largo alcance, quienes olvidan las lecciones de la historia están condenados a repetirla. Es la advertencia que nos hacen las figuras mas señeras del establishment regulador internacional. Entre ellas destacaré sólo dos: en Europa Tomamso Padoa-Schioppa, presidente del centro de investigaciones “Nuestra Europa” fundado por Jacques Delors. Ha sido ministro de economía de Italia en el período 2006-2008, banquero central en Roma y Frankfurt, y funcionario de la Comisión Europea. En un libro reciente, titulado La veduta corta (“La visión de corto plazo”) [[Tommaso Padoa-Schioppa, La veduta corta. Conversazione con Beda Romano sul Grande Crollo Della finanza. Bologna: Il Mulino, 2009.]], critica duramente el estrecho horizonte temporal de los mercados (interesados en el lucro inmediato), de los gobiernos (interesados en el calendario electoral), de los medios (interesados en los ratings y en el sensacionalismo), de las empresas, de las familias, y hasta de nuestra propia sicología. Sin un pensamiento de largo aliento, y sin una vista “lejana” de conjunto, sostiene Padoa-Schioppa, el mundo globalizado esta condenado a ser una “sociedad de riesgo” que se moverá de sobresalto en sobresalto. Siempre en Europa,
Jacques Attali, ex presidente de la Banca de reconstrucción y desarrollo europea, sostiene posiciones similares. [[Jacques Attali, La crise et apres? Paris: Fayard, 2009]] En los Estados Unidos, aparte de algunos economistas críticos que han despertado recientemente de la complacencia de su disciplina, la advertencia ha sido proclamada en voz alta por el ex presidente de la Reserva Federal y distinguidísimos “piloto de tormenta” financiero Paul Volcker, en un artículo reciente publicado en el New York Times.[[Paul Volcker, “How to reform Our Financial System,” The New York Times, 31 de enero de 2010, p.11.]] En síntesis Volcker sostiene que los enormes conglomerados bancarios al estilo del Citibank deben separar sus distintas funciones, y en caso de una nueva crisis, el gobierno debería administrar su liquidación. En otras palabras, las instituciones que se proclaman “demasiado grandes para fracasar”
Son demasiado grandes para existir. En cierto sentido (actualizado para condiciones de globalización) Volcker reitera la recomendación de Adam Smith en el celebre libro La riqueza de las naciones, de que los bancos deben ser de dimensión moderada.
El segundo escenario es mas racional. Significa una regulación tecnocrática e internacional (es decir coordenada por los principales países industrializados y emergentes, hoy reunidos en el G-20) del sector financiero y de defensa social: una especie de New Deal global. Los obstáculos frente a tal escenario son muchos y se reducen a un hecho principal: el mundo no ha completado el paso de la geopolítica a la geo economía. Los intereses nacionales se anteponen al interés común, y éste último avanza a paso titubeante por medio de tratados muchas veces incumplidos, medias medidas, y promesas de futuro. Sería a mi juicio el escenario mas atractivo, ya que implica el control de los riesgos por anticipación. En términos filosóficos, es la posición “reformista” del presidente Obama [[Si Obama fracasara en sus intentos de reforma del sistema económico y financiero norteamericano, los Estados Unidos entrarán en un periodo inédito de inestabilidad política, con un probable surgimiento de un tercer partido de corte populista de derechas cuyos antecedentes se pueden examinar en las figuras de Huey Long, Joe MacCarthy y Ross Perot.]]. Las dificultades de este ultimo en convencer a sus propios conciudadanos son prueba elocuente de la magnitud del desafío. Los países europeos están mejor posicionados que los Estados Unidos para este tipo de control anticipatorio, ya que tienen amplia experiencia en la ingerencia del estado en materia de regulación económica y seguridad social. En ellos las instituciones que en un período de bonaza general actúan como freno al crecimiento y la innovación en un periodo de crisis actúan como paracaídas.
El tercer y último escenario es uno de nuevas crisis con fragmentación. En condiciones de estancamiento y crisis prolongada, aumenta la tentación del repliegue de países y sobre todo de comunidades sobre si mismas. Es un escenario de autarquía en lo local y de anarquía en lo global. Es el peor de los mundos posibles, porque multiplica los conflictos y la confrontación.
Cada uno de estos escenarios es un “tipo ideal”, es decir, una simplificación abstracta a efectos de una mejor comprensión de las opciones. Lo mas probable es que en la realidad se de una combinación de ellos.
Desde Opinión Sur, nosotros sostenemos que no hay ninguna salida seria y sostenible si no se modifica la base social que hoy es sustento de la actividad económica y que tiene una única descripción: la desigualdad social. En ese sentido America Latina (la región del mundo con mayor desigualdad) puede dar una lección, con recetas buenas y malas, de lo que hay que hacer para mitigar la desigualdad. En este terreno se repite el tema de la “vista corta”: por un lado, se puede mitigar la desigualdad en forma temporaria a trabes de la predistribución clientelista. Por otro lado, se puede movilizar la incorporación productiva de los sectores mas postergados a través de iniciativas fuertes de aumento y mejora del capital humano y social, sin concesiones al rédito político inmediato. Por el momento, tanto en el Norte y como en el Sur, las voces racionales son las de jefes con pocos seguidores. El foso es todavía grande y profundo entre los muchos políticos y los pocos verdaderos estadistas.
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