¿Qué pasaría si un día el Windows de todas las computadoras dejara de funcionar? ¿Cómo se arreglaría eso? La única que lo puede arreglar es la empresa proveedora, porque nadie que no esté allí sabe cómo funciona este programa. Frente a este problema -y casi una amenaza- un grupo de gente crea software libre: es gratuito y cualquiera puede acceder a los códigos en base al cual fue creado; no sólo te regalan la comida sino también la receta. Algunos lo ven como una filosofía de vida. Otros dicen que además es buen negocio, porque permite que la gente pruebe el programa y después contrate otro tipo de servicios.

Comenzando por la conclusión o reflexión final, podríamos decir que todo esto (que están por leer) se debe a que el empuje de la gente que quiere colaborar, sólo por el hecho de hacerlo, está siendo apoyado por empresas de distinto tamaño, que encontraron una oportunidad en las características de este tipo de programa y las explotaron al máximo, ya sea realizando sus propios desarrollos, reutilizando otros proyectos libres y/o utilizando software libre en sus emprendimientos. Y viceversa.

Ahora sí: el comienzo (útil para todo aquel que no entendió nada en el primer párrafo).

Érase una vez un mundo sin computadoras. Éstas aparecieron primero, con sistemas dependientes del hardware, es decir, el aparato en sí; el software para la máquina lo proveía exclusivamente su fabricante. Más tarde, llegaron los sistemas operativos [1] portables, que uno puede instalar en computadoras diferentes entre sí, sea cual fuere el fabricante. En ese momento vio la luz la industria del software. Grandes corporaciones aprovecharon la oportunidad y lanzaron sus productos al mercado, logrando mayor o menor éxito. Entre las que hoy se mantienen en buen estado se encuentran Microsoft y Apple, con sus sistemas operativos: DOS (“de, o, ese”), Windows y Mac.

Si bien las empresas trabajaban exhaustivamente, esto fue complementado con el trabajo de muchos desarrolladores particulares de software y empresas pequeñas y no tan pequeñas, que comenzaron a realizar aplicaciones (programas) que funcionaran sobre esos entornos. Una vez que llegaron las computadoras a los hogares, esta explosión de software no se detuvo ni un segundo.

Mientras tanto, en algunas oscuras oficinas del mundo donde trabajan los oscuros trabajadores del software…

Comenzó a latir una necesidad: querían mejorar los programas que estaban utilizando, pero no podían. ¿La razón? Los distribuidores no les proveían los archivos originales con los que su software había sido realizado. Es decir, tenían el plato con la comida, pero no la receta. Muchos querían colaborar para realizar mejoras, pero no eran escuchados por esas corporaciones, que se encargaban de vender las licencias y las actualizaciones y distribuían sólo los archivos ejecutables, necesarios para utilizar el software, pero no suficientes para estudiar cómo éste estaba hecho, ni para realizar los agregados o correcciones que uno quisiera o necesitara. Para eso hacía falta la receta.

Esa necesidad se empezó a ver cubierta de la mano de un tal Richard Stallman y su “Fundación Software Libre” (FSF, Free Software Fundation). Él y otros desarrolladores comenzaron a reescribir desde cero las aplicaciones cerradas y privativas que utilizaban día a día, con la finalidad de mantenerlas abiertas a cambios y disponibles para todo aquel que quisiese estudiarlas, usarlas, copiarlas, mejorarlas, distribuirlas, regalarlas y hasta venderlas.

Como muchos querían colaborar, se fue armando espontáneamente una comunidad bastante grande, que aprovechaba y aprovecha los esfuerzos propios y ajenos, distribuyendo este software abierto y libre.

Como todo individuo o corporación podía (y puede) aprovechar las ventajas del software libre, muchas empresas empezaron en los ‘80 y ‘90 a basar sus negocios en este tipo de sistemas; también muchas personas, sobre todo del ambiente informático, comenzaron a usar en sus computadoras personales, programas y sistemas operativos libres.

Desde allí se les da a los desarrolladores de software libre un feedback importante, dado que su creación es utilizada y probada en un entorno real. Este feedback es tenido en cuenta en la mayoría de las oportunidades, generando así un software de mayor calidad, que se ajusta a las necesidades concretas de los usuarios, ya sean corporativos o particulares. Esta comunicación entre usuarios y proveedores también hace que los sistemas tengan pocos errores, debido a que uno puede detectar uno, reportarlo o incluso buscar la causa en el mismísimo código fuente (el texto que le dice a la máquina qué es lo que ésta debe hacer) y explicar el problema en detalle, ¡e incluso su solución!

Después de veinte años de la creación de la FSF, ésta es la realidad de hoy en el mundo informático: existe una dicotomía entre el software privativo y el software libre, tanto entre creadores como usuarios. Los hay fanáticos de ambos, los hay defensores y atacantes.

Hay empresas que desarrollan software libre y otras que no liberan sus productos a toda la comunidad, aprovechando cada uno las ventajas de su metodología.

Es difícil para muchos imaginar un negocio que se establezca sobre un producto cuyo costo inicial puede (y suele) ser cero.

Si bien el modelo de negocio que siguen quienes realizan software propietario es muy entendible para todos (pues venden sus productos), es difícil imaginar una empresa que se establece sobre un programa cuyo costo inicial puede (y suele) ser cero. Bien, he aquí el meollo del asunto, según Mariano Barcia socio fundador de Colaborativa.net, una empresa que trabaja en base a software libre: “Lo más importante de este tipo de soft es su facilidad de adopción, porque no tiene barrera de entrada en cuanto a costo”, explica para aclarar que cualquiera puede bajarse un programa y empezar a usarlo. Pero aclara: “La barrera en realidad no es solamente el costo. Luego, se encuentran los servicios que ayudan a adoptarlo y a implementarlo. Entonces, lo que nosotros vendemos es el Know How”. Es decir, brindan los servicios de instalación y de maximización del uso de los programas.

Este tipo de servicios puede ser prestado por las empresas que realizan la aplicación o por las “integradoras”, empresas o individuos que realizan el soporte técnico y llevan a cabo la instalación de un producto a sus clientes. Aportan los problemas o las dificultades a la integradora, y, luego, ésta canaliza las necesidades: o bien reporta al creador del producto original (esto es en general la mejor opción, dado que toda la comunidad se beneficia con las mejoras propuestas) o ejecuta los cambios solicitados por el cliente, sin avisarles a los desarrolladores principales, creando una versión propia del producto y comercializándola por sus propios medios. Es importante aclarar que las licencias de software libre permiten esto entre sus cláusulas.

Mariano también comenta sobre el modelo de negocio queColaborativa.net sigue: “En un mercado global va a haber un alto porcentaje de gente que va a utilizar Kneobase [2] y nunca te va a pagar nada, ni te va a contratar. Es esperable que sea así. Pero te puede ayudar con su feedback.”

“Como nosotros somos los creadores nadie mejor que nosotros para que ustedes no corran riesgo”

En Colaborativa.net ven el software libre como una herramienta para hacer negocios “porque tener un software propietario, limita el uso que se pueda hacer de éste y eso es una barrera de crecimiento”; es decir, si la gente no usa el programa -porque no es gratis- nunca van a contratar sus servicios. Entonces, ellos usan al software libre como negocio, pero sin seguir una postura filosófica respecto al tema.

Otros, en cambio, resaltan la parte de colaboración de este movimiento y no esperan dinero al respecto, como lo hizo en su momento aquel estudiante de informática finlandés llamado Linus Torvalds, quien creó en su tiempo libre Linux, un núcleo (o kernel) libre, que fue piedra fundamental para el sistema operativo que hoy es conocido como Linux .

Este estudiante ya se ha graduado y aún es uno de los desarrolladores principales del kernel, núcleo que es mantenido, corregido, supervisado y testeado por miles de personas y empresas de todo el mundo, ya sea ad honorem o con algún interés económico.

El núcleo Linux, junto con las aplicaciones del Proyecto GNU (el gran proyecto de Richard Stallman, el fundador de la FSF) son los abanderados principales del Software Libre en el mundo entero. De cerca, le siguen el OpenOffice.org y el navegador web Firefox , cuya fama ha crecido muchísimo en los últimos años.

Junto con los individuos que colaboran por hobby, se encuentran grandes empresas como Novell y Red Hat que desarrollan sus soluciones en base a GNU/Linux, vendiendo sus productos, ofreciendo sus servicios, aportando soluciones y generando confianza donde aún no la hay. Este empuje desde esas empresas y otras ha sido vital durante la última década para alcanzar la cantidad de software libre disponible que hay hoy en día.

Muchas compañías y usuarios particulares no migran hacia sistemas operativos o herramientas libres porque desconocen su existencia, temen por la dificultad de aprendizaje o desconfían de su libertad o sus características.

Ya es sabido que la comunidad del software libre estará ahí si surgen problemas. Es hora de que empiecen a tomar el ejemplo de los gobiernos que se deciden por el Software Libre (Alemania, Brasil, Suiza y Venezuela, entre otros). Es hora de que prueben el Software Libre sin temores…

Es hora de que tomen los valores que están más allá del negocio y que aprovechen el negocio que está más allá de esos valores. Es hora del Software Libre.

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[1] Sistema Operativo es el software que permite a los programas que todos usamos diariamente, acceder a los dispositivos de hardware, como el disco rígido, la impresora, la pantalla y el teclado.

[2] Kneobase es el producto estrella de Colaborativa.net, y está distribuido bajo la licencia libre Apache.