Aunque desde chicos nos enseñan que hay que decir la verdad, todos mentimos en algún momento de nuestra vida. Desde las mentiras piadosas, hasta ocultar cosas; o cuando nos engañamos a nosotros mismos para no reconocer determinadas realidades. Aquí un psicólogo analiza las diferentes formas de la mentira. ¿Qué sucede cuando un paciente no le dice la verdad a su terapeuta?

A L.B.I y a todas sus mentiras

“Mentir está mal”, dice la maestra jardinera, con el dedo índice apuntando al cielo. Desde la infancia se nos inculca el valor de la verdad. Sin embargo, todos mentimos de alguna u otra manera. Existen las mentiras blancas, “las mentiritas” y el “mentime que me gusta”, entre otras. La mentira no necesariamente es oscura, retorcida y malévola; enfrentada a una verdad prístina, pura y buena. El tema tiene sus grises.

Según una definición de la Real Academia, una mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa” y el acto de mentir es “fingir o aparentar”. Así, un discurso puede ser “mentiroso” si el que lo está pronunciando cree que lo que dice es falso. Sería como engañar de manera conciente.

El problema es que en principio, la intención de una persona no se agota en sus motivaciones concientes. Existen ciertos pensamientos que no acceden a la conciencia y que pueden incidir en el modo en que se percibe el mundo.

Tamara tiene 35 años y desde hace 12 está casada con José, tres años mayor que ella. No tienen hijos. Ella trabaja como gerente de una multinacional. Cuenta que no está enamorada de su marido, que él no se ocupa de ella y que no es “romántico” desde hace varios años. Argumenta que lo más importante es la franqueza y la honestidad. A la tercera sesión dice: “Nunca engañé a mi marido”.

En la consulta numero doce Tamara, de manera indiferente, hace un giro inesperado: menciona, como un dato más, que desde hace dos años mantiene una relación amorosa con Juan, el Vicepresidente de la compañía para la que trabaja. Asegura sentir vergüenza y no tener ganas de contar más. El psicólogo le propone una “pequeña” pregunta para reflexionar: “¿Por qué le dio vergüenza contar esto antes?” Se recomienda ver artículo sobre infidelidad en Opinión Sur Joven, marzo 2007

Tamara explica en sesiones posteriores que no contaba acerca de su relación amorosa con Juan, porque veía en la figura del psicólogo la imagen de un padre, quien siempre le decía que “debía ser una fiel esposa”. Dice que es la primera vez que hace algo así y que por momentos, “se desconoce”. La paciente parece estar descolocada, confusa, no termina de reconocerse, pero por otro lado, comienza a vislumbrar algo de su verdad.
Tal vez no me querías contar porque todavía no tenés muy claro dónde te encontrás vos en todo esto que te está pasando- dice el terapeuta. Ella responde asintiendo y lagrimea.

Podríamos suponer por éste y otros comentarios de la paciente que “la mentira” hacia el profesional responde a no poder aceptar, en un primer momento, su relación paralela: ésta era la “verdad” de Tamara. La “mentira” trataba de ocultar la división entre lo que debía ser y lo que le estaba pasando. En otras palabras, mostraba el centro de su “verdad” como persona.

“Muchas veces las mentiras pueden revelar la verdad sobre la esencia de quien la enuncia, con lo cuál no se engaña azarosamente con cualquier cosa; sino que condensa algún fragmento, alguna marca particular de la historia de quien la dice”, explica Silvia Justo, docente y supervisora del Centro Dos. Y para echar más luz sobre el asunto, agrega: “Hay mentiras enunciadas con intencionalidad conciente y otras, con intencionalidad inconsciente (no sabe que está mintiendo). Las dos dan cuenta de lo particular, de lo subjetivo de quien la enuncia. El ocultamiento es otra cosa, funciona como velo para aquellas cuestiones que no funcionan en el hombre: que no existe la felicidad, que no todo sale redondo, que el otro tiene fisuras, topes, que está limitado”. En definitiva: “Muchas veces el paciente se miente a sí mismo para preservarse de la verdad que le podría ocasionar un dolor mayor como la angustia”, resume.

El paciente se miente muchas veces para preservarse En este link se habla sobre el tema

Mentirosos profesionales: psicópatas y mitómanos

“No se si estás mintiendo o es que delirás pero sé que a mí ya no me agarrás más” Leo Masliah

Hay ciertos trastornos mentales que provocan en algunas personas mentir compulsivamente (sin poder evitarlo) o sin importar sus consecuencias. Marcos es un psicópata. La gente que trabaja con él tiene una sensación rara, como nefasta cada tanto. Por momentos es muy dulce y tierno; y por otros, puede atropellar o difamar a cualquiera, sin importar sus sentimientos. Es tan hábil que se ganó la valoración del jefe de la empresa. Marcos es capaz de mentir o engañar para lograr sus objetivos, no tiene culpa y se puede mostrar falso.

Este tipo de trastornos de personalidad hacen que quien los sufre no sienta culpa ni remordimiento. El cine de Hollywood se ha encargado de construir muchos personajes que portan estas características: desde Alex en La naranja mecánica o el malvado Yago en el clásico de Shakespeare, Otello.

Otro mal es la mitomanía, un trastorno psicológico que consiste en mentir y falsear permanentemente la realidad sin medir consecuencias. De todas maneras no se trata de una psicosis (locura), donde es común que aparezcan delirios y que la gente crea en producciones fantasiosas.

Gabriela D. un día puede decir “yo nunca me voy a ir a vivir con mi novio” y, a las dos semanas, comenta que se acaba de mudar con él. También relata historias que nunca pasaron, como trabajos en importantes medios de comunicación. Gabriela es una mitómana. Miente por compulsión, sin un objetivo claro. Es algo que le cuesta evitar y es muy duro de reconocer.

Mentira, la mentira; mentira la verdad

Más allá que existen personas que mienten deliberadamente para molestar a otros o para sacar algún provecho, muchas cosas que resultan no ser verdad se deben, en parte, a que no sólo la gente “loca” delira. Todos, de vez en cuando, deliramos un poco. Las organizaciones, el Estado, los políticos, los economistas… todos deliran o, mejor dicho, creen en cosas que no se corresponden con los hechos.

Muchas veces no queda claro qué es mentira y qué es verdad, porque simplemente, esas categorías son demasiado rígidas como para captar la complejidad de nuestro lenguaje y de las cosas que pensamos, sentimos y hacemos. Lo que sí podemos decir, es que toda vez que enunciamos algo, de alguna manera, estamos mostrando una verdad singular. Del mismo modo, cuando mentimos también descubrimos algún tipo de verdad, una verdad que a veces nos puede incomodar.

Este artículo fue desarrollado gracias al apoyo delPrograma Avancemos de Ashoka e Hillel Argentina

+Info

Entrevista a Silvia Justo, supervisora del Centro Dos

Películas

Judíos en el Espacio, aquí se ve la historia de una chica cleptómana, su relación con la mentira y lo que genera en sus relaciones interpersonales

El talentoso Señor Ripley, un psicópata que miente y engaña sin escrúpulos

Funny Games, dos psicópatas fabuladores y asesinos

La historia oficial, aquí se ve como una sociedad puede a veces optar por la mentira y el engaño como política de un grupo de poder.

Libros

“¿Quién se ha llevado mi Blackberry?” trata sobre un CEO dispuesto a cualquier cosa con tal de escalar posiciones. Una personalidad narcista y mentirosa que hará lo que sea.

“La naranja Mecánica” es un libro donde el personaje principal, Alex, es un adolescente que miente, roba y engaña como divertimento.

“Otelo”, famosa obra de William Shakespeare donde Yago engaña a Otelo para que sienta celos de su prometida Desdémona.

Canciones

Grandes temas que hablan de la mentira…

Mentira, Manu Chao

No me agarras más, Leo Masliah

Yira yira de Enrique Santos Discépolo