Pese al gran destape que vive la humanidad desde hace 100 años, en general se prefiere callar el tema. ¿Cuáles son las posturas sobre la muerte? ¿Cuáles son los miedos? ¿Por qué es tan incómodo ir a un velorio? ¿Qué se debe decir cuando se asiste a este tipo de eventos? Pensadores como Freud, Philippe Ariès y Schopenhauer opinan sobre el último tabú del siglo XXI

A Carlos y a sus teorías sobre la muerte

La muerte es un tema difícil de abordar, uno de los últimos tabúes, un punto aparte, algo que no está relacionado a los sucesos diarios, sino que se presenta como una irrupción trágica en la armonía cotidiana. Pero es un tópico presente en todas las culturas y épocas… probablemente porque es algo inevitable.

Mors certa, hora incerta. Todos sabemos que nos va a llegar el día final. “Cuando era chica había dos temas que no se hablaban. Uno era el sexo y el otro la muerte. Ahora se habla de sexo por todos lados. ¿Y la muerte?”, se cuestionaba una senadora formoseña -Adriana Bortolozzi- en una ronda de prensa, en que proponía legalizar la eutanasia. La frase pasó como un espectro en una mansión abandonada sin que nadie le preste demasiada atención. ¿Por qué una sociedad que traspasa los limites de lo obsceno, que parece haber abandonado los prejuicios atávicos, le cuesta tanto hablar y pensar este tema, negándolo, suavizándolo, disfrazándolo?

Philippe Ariès, es un atípico historiador francés que escribió el libro “Morir en Occidente desde la edad media hasta nuestros días”, aquí el autor muestra una perspectiva donde a través de la historia y la arqueología se indaga sobre este tema.

En el libro dice: “la sociedad no logra abordar el tema de la muerte apropiadamente, y esto se debe tanto a factores psíquicos como culturales” Para este resulta interesante que las ciencias del hombre, tan extrovertidas cuando se trataba de la familia, el trabajo, la política, los placeres, la religión y la sexualidad, hayan sido tan discretos con la muerte. Los eruditos -dice- se callaron como hombres que eran y como los hombres a quienes estudiaban. Su silencio no es más que una parte de este gran silencio que se estableció en la costumbres del siglo XX. La Muerte quedó estigmatizada como algo innombrable u obsceno.

La enfermedad incurable, en particular el cáncer tomó en el imaginario popular los rasgos espantosos de las antiguas representaciones de la muerte, mejor que el esqueleto o la momia de siglos XIV y XV.

¿Es parte de una patología social el quitar la muerte de lo usual, prohibir los duelos y el derecho de tomarse un tiempo para llorar a quien fallece? Llorar y el sufrimiento van contra la tendencia posmoderna de buscar placeres inmediatos que nos hagan sentir plenos en cada momento.

A Freud también le afectó…

Desde la psicología Freud en sus obras del principio del siglo XIX nombra a la muerte, junto a la sexualidad, como algo que no puede ser representado en el inconsciente. ¿Qué significa esto? Que es algo que nunca podemos terminar de procesar completamente. En uno de sus primeros estudios sobre los actos fallidos, éste se autoanalizá y advierte que uno de los puntos oscuros de su inconsciente era la muerte. De hecho, en“Psicopatología de la vida cotidiana”, cuenta el profundo impacto que le genera el enterarse de que un ex paciente se había suicidado y esto lo lleva a pensar en su propia muerte, en su propia finitud.

Freud pensaba que la pulsión de muerte cumple un papel en la destructividad manifestada a los demás y finalmente en el propio deceso. Se podría decir que hay una lucha entre dos fuerzas: la pulsión de vida, que apunta a construir, a generar niveles de complejidad y desarrollo cada vez mayores; y la pulsión de muerte, que tiende a la destrucción y a la inmovilidad. Esta última resulta siempre vencedora en el final de la existencia.

Schopenhauer el filosofo de la muerte…

Muchas de las teorías psicoanalíticas de la muerte son gracias a este filósofo misógino y excéntrico que primero influenció el pensamiento germánico y luego a toda la cultura occidental. Se dice que Freud le debe gran parte de sus desarrollos.

La vida, según Schopenhauer, es un chispazo entre dos vacíos. Todos sabemos lo que es no existir (porque nos pasó en algún momento previo a nuestro nacimiento), pero no podemos aceptar la no existencia después de la muerte.

“Cada soplo de aire que inhalamos impide que nos llegue la muerte que constantemente nos acecha. En última instancia la muerte debe triunfar, pues desde el nacimiento se ha convertido en nuestro destino y juega con su presa durante un breve lapso antes de devorársela. Sin embargo, proseguimos nuestra vida con gran interés y solicitud durante el mayor tiempo posible, de la misma manera en que soplamos y hacemos una burbuja de jabón lo más grande y larga posible, aunque con la certeza total de que habrá de reventarse.”

El estudio de la muerte, la tanatología

La muerte siempre fue un tema tabú para la psicología, pero desde hace varios años se la considera un tema de estudio respetable. Tánatos -en griego ‘muerte’- era la personificación de la muerte no violenta. Su toque era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño. Su equivalente en la mitología romana era Mors.

La tanatología es el estudio de la muerte y de los procesos que llevan a ella. Las investigaciones de la psiquiatría y de la tanatóloga Elisabeth Kübler-Ross indican que las personas que padecen una enfermedad terminal suelen atravesar por cinco etapas antes de llegar a la muerte 1) Rechazo y aislamiento 2) Cólera 3) Negociación (por ejemplo con Dios) 4) Depresión 5) Aceptación.

En general las posiciones ante la muerte varían según el grado de aceptación/negación de las ideas, sentimientos y percepciones. Se puede resumir en tres tendencias, en tanto es aceptada, temida, o negada.

Los muertefóbicos

Existen aquellos a quienes la muerte les provoca pánico. La sola idea de hablar del tema los angustia, no pueden siquiera nombrarla, como si invocaran a un espíritu maligno a llevarlos al averno. No quieren hablar de su futura desaparición de este mundo, o la de sus seres queridos. La ven como una tragedia y algo no esperado jamás.

Son de los que se horrorizan cuando se enteran que se murió Jacinto de 98 años… “¡pero si estaba tan sano!”

Algo malo pero aceptable

A la Dra. K. y su lucha contra la muerte

Saben que llegará. La ven como algo malo, aunque no le tienen pánico. Prefieren pensar lo menos posible, pero la aceptan. Aquí agruparía a la mayoría de la población. De chicos no nos han enseñado a verla como algo natural y esperable, pero con una connotación negativa. Se trata de despersonalizarla.

Una doctora a la que tengo mucho respeto me comentó cierta vez que a los pacientes viejos a puntos de morir se los llamaba en la jerga “viejos caños” o “caños” a secas. Este nombre corresponde al suero que llevan y porque están, “entubados”. Vemos aquí como los médicos para defenderse del horror de la muerte y la decandencia del cuerpo, deshumanizan al sujeto y lo convierten en un objeto, de modo de no involucrarse afectivamente y poder continuar su labor diaria.

Es parte de la vida.

Ellos la ven como algo natural, una consecuencia lógica de la vida. No temen hablar, ni debatir o imaginar su propio final o el de seres cercanos. No intentan disfrazarla con teorías religiosas o metafísicas. Puede haber cierto cinismo o humor negro, como forma defensiva frente al horror que produce. Un ejemplo de esto es el famoso artista Fernando Peña, gran parte de su obra esta dedicada a la muerte.

¿Qué decir?

¿Qué se dice a los deudos cuando se va a un velatorio o entierro? Después de todo, qué posición a tomar frente a este impuesto encuentro es una decisión muy íntima. La religión, gran invento contra la angustia existencial e incertidumbres cotidianas, nos ofrece como recompensa (en el mejor de los casos) una vida eterna. O sea la muerte está totalmente negada y el no ser no es una posibilidad.

Las religiones monoteístas tienen diferentes versiones de la “vida posterior”. También está la famosa “reencarnación”, o sea después de muerte se regresa en otro ser (humano, vegetal o mineral?)

Sacando estas perspectivas, ¿hay algo que se pueda decir frente a un fallecimiento? ¿Existe alguna palabra o frase que calce perfectamente en esos momentos? Creo que no. Pero eso no significa que no debamos acompañar a la gente en la pérdida de un ser querido. Pienso que nuestra sola presencia funciona como un bálsamo, que permite que la persona se sienta mejor, o al menos acompañada. La presencia de nuestro cuerpo, de nuestros gestos, de nuestra voz, de la mirada… con esas señales decimos que nos interesa estar ahí y que si bien no sentimos la misma tristeza que el que sufrió la perdida, nos importa. A partir de nuestra presencia apoyamos con un abrazo, un gesto y algunas palabras que obviamente no pueden cubrir el gran vacío que deja la muerte. Porque en definitiva la muerte es eso, el vació, la ausencia, lo irrepresentable. Nuestra presencia hace frente a esa pérdida, a esa nada.

Las palabras deben ser en función de mostrar nuestra presencia. Tal vez preguntar “¿Cómo estas?”, o decir “Sabemos que estas triste, angustiado”, “a mí también me pone mal esto” o “te quería pasar a saludar en este momento”., pueden ser opciones.

Es poco comprometido decir las frases clichés como “No somos nada”, “Hoy estamos mañana no estamos”, “Estaba tan sano…” Creo que sólo banalizan ese encuentro personal que en cada uno genera diferentes ecos.

Claro que son elecciones terriblemente personales, cada uno deberá ver qué siente en ese momento. A veces los silencios y el mero contacto también dicen mucho.

Final

This is the end, my only friend the end. No safety, no surprise, the end. I¨ ll never look into your eyes again. The doors

Lector llegaste al final del artículo, mientras lo hayas leído, habrás pensado en tu final y en los de otros. El tema está abierto. Espero que el viaje no te haya angustiado demasiado, porque en definitiva este artículo es una manera de apaciguar mi propia angustia frente a la muerte, de jugar con ella, de llenarla de vida con citas de pensadores, de elaborar lo que en definitiva seguiré pensando hasta que llegue el día de partir.

Todos buscamos la inmortalidad y al no poder encontrarla desarrollamos otro tipo de “inmortalidad” a través de herederos (hijos) y herederos sociales (alumnos). A través de nuestras obras, arte, etc.

Los humanos sentimos la necesidad de ganarle a la muerte, de dejar un legado, un pequeño trozo de inmortalidad, algo que nos sobreviva como huella de que alguna vez estuvimos en este mundo.

+Info

¿Cómo hablar de la muerte con nuestros seres queridos?. Un muy interesante artículo de Roberto Mizrahi, editor de Opinión Sur, que dio pie a la nota que acabás de leer.

Libros

“Un año con Schopenhauer”: Del genial Irwin Yalom una novela que habla del genial filósofo y su preocupación por la muerte.

“Morir en Occidente desde la edad media hasta nuestros dias”, Philippe Ariès. Una perspectiva donde a través de la historia y la arqueología se indaga sobre este tema.

Películas recomendadas

“Ghost la sombra del amor”: La negación de la muerte de un ser querido de la forma mas romántica que Hollywood pudo hacer.

“La muerte les sienta bien”: Una película que pone sobre el tapete la idea de la vida eterna.

Un cuento

“La salud de los Enfermos” J. Cortazar. Una negación de la muerte que lleva a la locura…

Más

El autor de la nota quería ponerlo. El editor decía que 15 minutos de un video era mucho. Así que lo ponemos al final. Si lo quieren mirar, está muy bueno. Sólo los cinco minutos del cierre habla de la muerte.