La reacción es una fuerza oscura que primero nos enfrenta, luego nos rodea, y finalmente nos atrapa. Consiste en no querer entender los cambios y menos aun pensar en aquellos que son necesarios. Es querer volver a un pasado que ya no existe y que nunca fue el que idealizamos. Frente al futuro, significa pedirle consejo al miedo, que es muy mal consejero. Somos reaccionarios cuando guardamos la esperanza en una caja fuerte. Y así nos va.
¿Quién diría que este siglo, que se inició con buenas promesas, eligiese en cambio otros caminos que nos pueden llevar a un desastre?
Al fantasma de la guerra fría no siguió la paz, sino una metástasis de guerras asimétricas.
Al aumento de riqueza no siguió su distribución equitativa sino una concentración obscena.
Al acercamiento de los pueblos con maravillas tecnológicas siguió el aumento de la distancia económica y social.
Al conocimiento cada vez mayor de la naturaleza siguió su destrucción empedernida.
Al saber cada vez mayor del mecanismo de la vida siguió el desprecio por la misma.
A la sensatez en el manejo de la cosa pública siguió el derroche, con destrucciones y construcciones sin sentido.
A la abigarrada coexistencia de razas y creencias siguió la confusión de Babel.
Al pensamiento claro y sereno siguió el pensamiento oscuro y cerrado.
A la generosidad siguió el egoísmo.
Al reconocimiento de nuestros límites siguió la negación, y a la humildad la soberbia.
Al liderazgo preclaro de algunos siguió la mediocridad mezquina de muchos.
La obesidad disimula el hambre.
El consumo disimula la pobreza.
La aceleración disimula el empantanamiento.
La sonrisa en los avisos disimula la tristeza.
El heroísmo disimula el miedo.
Para los creyentes, es como si al final de una misa nos diéramos la espalda y no la mano. Para los no creyentes, es como si, ocupados en atender la pantallita del celular, no veamos al vecino.
Nos hace falta un giro de 180 grados. No requiere un gran esfuerzo: en cada uno de estos puntos se necesita iniciar el giro, y la voluntad de hacerlo.
Cada uno de estos puntos encierra un largo relato, con datos y argumentos, que desarrollaremos en los números futuros.
Mis buenos deseos: Que en el 2015 empecemos a reflexionar y a hacer el giro.
¡Felices Fiestas!