Un futuro para la pequeña empresa: escala y valores de desarrollo sustentable

La pequeña empresa cumple un papel fundamental en nuestras sociedades pero se desenvuelve en un contexto de serias restricciones, muchas de las cuales vienen asociadas a su pequeña escala que no les permite desplegar una más efectiva gestión y acceder a mejores oportunidades. Hasta no hace mucho se creía que esto era inevitable; hoy ya no es así. En los tiempos que corren existe moderna ingeniería de negocios que permite integrar en organizaciones económicas de porte medio a pequeña producción hasta ahora dispersa. ¿Cuáles son esas ingenierías de negocios?, ¿cómo organizarse para aprovecharlas?, ¿con qué apoyo se cuenta para promover y gestionar ese salto de escala?, ¿cómo se asegura no estar lanzando al mercado actores social, económica y ambientalmente irresponsables y se trabaja para que sean portadores de valores de desarrollo sustentable?
La pequeña empresa cumple un papel fundamental en nuestras sociedades: es la principal generadora de puestos de trabajo posibilitando la inserción productiva de una gran parte de la población; genera ingresos para su sostenimiento; es un enorme espacio de talento, creatividad y esfuerzo; hace parte de la base del mercado interno. De contar con el apoyo necesario, puede transformarse en uno de los más poderosos instrumentos para dinamizar la economía y abatir la desigualdad y la pobreza.

En general, la pequeña empresa se desenvuelve en un contexto de serias restricciones: económicas, financieras, tecnológicas, de gestión, de conocimiento, información y contactos, de acceso a mercados. Muchas de esas restricciones vienen asociadas a su pequeña escala que no les permite desplegar una más efectiva gestión y acceder a mejores oportunidades.

Hasta no hace mucho se creía que esto era inevitable y que los problemas de escala eran inherentes a la naturaleza de la pequeña producción. Pequeña producción y escala reducida fueron sinónimos por mucho tiempo. Hoy ya no es así. En los tiempos que corren existe moderna ingeniería de negocios que permite integrar en organizaciones económicas de porte medio a pequeña producción hasta ahora dispersa. Esto significa que es posible organizar a varios pequeños productores (que siguen siendo pequeños) en empresas medianas eficientes a través de utilizar ingeniería de negocios ya probada y disponible en el mercado. De este modo logran superar varias de las restricciones que les limitan sin cambiar su condición de pequeño productor: la organización económica a la que se integran tiene la capacidad de aprovechar mejores oportunidades y traducirlas en superiores resultados para todos sus integrantes.

¿Cuáles son esas ingenierías de negocios? Entre otras, los sistemas de franquicias, las centrales de servicios, los conglomerados o holdings cooperativos, los consorcios de comercialización y de exportación, las agroindustrias locomotoras, los supermercados comunitarios.

Por cierto no hay nada automático en la integración de pequeña producción dispersa en organizaciones de porte medio ya que el éxito no se asegura con la simple adopción de alguna de esas modernas ingenierías de negocios. Al igual que cualquier otra empresa mediana, sus resultados dependerán de una buena gestión y organización interna, del sector en el que estuvieren operando, de circunstancias locales, del contexto general de la economía nacional y global. Pero lo destacable es que, al superar la restricción de la escala tienen, en principio, la posibilidad de acceder a mejores oportunidades y disponer de un mejor aparato de gestión.

Encarando el desafío de levantar la escala de la pequeña producción

De este modo un crítico desafío para las pequeñas empresas contemporáneas es levantar su escala de producción para robustecer su gestión y aprovechar mejores oportunidades, lo cual implica resolver una serie de interrogantes, como ser: qué ingeniería de negocios se podría utilizar para materializar un salto de escala, cómo organizarse para aprovecharla y con qué apoyo se podría contar para promover y gestionar ese salto de escala.

(i) Cada ingeniería de negocios tiene sus bemoles, factores que pueden facilitar o trabar su adopción e implementación. Los más determinantes son, por un lado, los aspectos de propiedad y justa distribución de resultados y, por otro, los cambios de actitud y comportamiento que se requieren del pequeño productor y de la propia organización a la que se integra. Ambas vertientes representan culturas empresariales y organizacionales muy diferentes. El pequeño productor tendrá que adaptarse a los requerimientos de un mediano emprendimiento los cuales son ajenos a su experiencia y, por su parte, una mediana empresa que pretende integrar pequeños productores no logrará su propósito sin comprender y procurar ajustarse en todo lo que sea posible a la idiosincrasia de origen y necesidades de esos productores. Será un arduo trabajo a dos frentes para establecer, en el transcurso de la marcha de los negocios, los puentes culturales y de confianza mutua que posibiliten generar la identidad y forma de funcionar del nuevo emprendimiento.

(ii) El proceso de organización de la nueva empresa de tamaño medio puede adquirir innumerables modalidades pero siempre habrá una persona o grupo organizador que establezca el propósito y la orientación general y un cierto número de pequeños productores que son invitados a integrarse a la empresa de acuerdo a las normas y procedimientos que se hubiesen establecido. Será necesario asegurar condiciones ágiles y adecuadas para que la gestión pueda ejercerse con efectividad y, al mismo tiempo, que ella sea transparente y periódicamente sometida a la conformidad de los pequeños productores participantes. Habrá que evitar tanto un asambleísmo permanente que pueda enervar el sistema de decisiones, como un verticalismo a ultranza que inhiba la contribución de los pequeños productores al establecimiento de objetivos y estrategias corporativas. Conducción ágil y participación bien pautada son pilares esenciales de la nueva organización.

(iii) En general no se cuenta con apoyo especializado en promover y establecer el salto de escala de un conjunto de pequeños productores utilizando moderna ingeniería de negocios. Esto no implica que no existan diferentes entidades (de desarrollo, empresariales, universitarias, otras) en capacidad de prestar esa asistencia. Si las hubiese, lo ideal sería movilizarlas para que asumiesen esa responsabilidad. En caso que las entidades existentes no tuviesen la voluntad, el conocimiento o las condiciones para ejercer el rol de promoción y asesoramiento de organizaciones económicas integradoras de pequeña producción dispersa, sería necesario establecer nuevas entidades como las que venimos denominando [desarrolladoras de emprendimientos inclusivos->https://opinionsur.org.ar/wp/desarrolladoras-de-emprendimientos-inclusivos/.

Emprendimientos productivos portadores de valores de desarrollo sustentable

Los valores de desarrollo sustentable hacen referencia a la responsabilidad ambiental, económica y social que debieran practicar los nuevos emprendimientos inclusivos. No tendría sentido sabotear el sentido último del esfuerzo lanzando al mercado más actores destructores del medio ambiente, irrespetuosos de las perspectivas, necesidades e intereses de los demás y de sus comunidades, guiados por la codicia, mezquindad o egoísmo, atentando contra buenas normas de convivencia social y económica.

Para ello será necesario trabajar no sólo la viabilidad económica y organizacional de los nuevos emprendimientos integradores de pequeña producción dispersa, sino también los valores sociales y corporativos que los guiarán en su desarrollo. Esto es, asegurar que sean portadores de valores de desarrollo sustentable. ¿Cómo lograrlo?

(i) Integrando los valores de desarrollo sustentable a la partida de nacimiento de los emprendimientos inclusivos como un mandato de quienes los organizan, de quienes les ayudan a hacerlo (como las desarrolladoras), de quienes les financian (redes de inversores ángeles social y ambientalmente responsables, fondos públicos, mixtos y privados de apoyo a la inversión productiva), de quienes desde el sector público los regulan y de quienes desde la sociedad civil les acompañan.

(ii) a través de un proceso educativo-formativo de todos los participantes en estas iniciativas de modo que esos valores estén naturalmente integrados en su concepción emprendedora, motivación personal y forma de funcionar.

No son pocos ni menores los desafíos que les toca enfrentar a los pequeños productores de los países del Hemisferio Sur para obtener mejores resultados de su esfuerzo, pero es imprescindible encararlos si se desea salir de la situación en que se encuentran. La determinación personal cuenta –es una condición más que necesaria: imprescindible- pero son tantas las restricciones que enfrentan que no es suficiente. La búsqueda de soluciones necesita orientarse hacia la construcción de nuevas estructuras económicas de mayor escala y capacidad de gestión que les posibiliten acceder a mejores oportunidades; y, en ese devenir, ayudar a mejorar el rumbo y forma de funcionar de sus comunidades.

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