Problemas y preocupaciones

Seis siglos antes de la era cristiana un hombre sabio enseñaba cómo superar problemas y preocupaciones. Decía que la superación de problemas y preocupaciones era posible para aquel que sabe y ve pero no para quien no sabe y no ve. Pero, se preguntaba, ¿qué es lo que una persona debe saber y ver para poder desprenderse de sus problemas y preocupaciones? Y ahí comenzaba una de sus magistrales reflexiones.Enunciaba que uno podía desprenderse de problemas y preocupaciones a través del entendimiento, de la moderación y auto control, de la apropiada utilización de bienes materiales, de fortalecer su resistencia y entereza, de eludir errados caminos, de desechar malsanos pensamientos y de elevarse culturalmente.

Del entendimiento pueden surgir sabias y no tan sabias reflexiones. Para una persona que no reflexiona sabiamente emergen problemas y preocupaciones que no habían aun emergido y, adicionalmente, los que existían se incrementan. Pero para aquellos que reflexionan sabiamente, problemas y preocupaciones que aun no han emergido no emergen y, adicionalmente, los que existiesen desaparecen.

Quienes se enredan y quedan encadenados con opiniones y pareceres no logran liberarse de penas, lamentaciones, dolores, duelos, desesperación: no pueden desprenderse del sufrir. En cambio, una sabia reflexión permite identificar el sufrimiento que nos afecta, sus causas, qué significa dejar de sufrir y cuál es el camino a recorrer para dejar de sufrir. Al reflexionar sabiamente, la falsa idea que uno tiene de sí mismo, el escepticismo y el apego a ritos y prácticas desaparecen. Estos son los problemas y preocupaciones que pueden superarse a través del entendimiento.

Quien ejerce moderación y autocontrol es medido con lo que ve, con lo que oye, con su propio cuerpo y su mente. Pero quienes no actúan con moderación sufren dificultades, angustia e irritación.

Quienes actúan sabiamente hacen uso apropiado de los bienes materiales. Utilizan ropa sólo para protegerse del frío, del calor, de insectos, del viento y del sol, así como para cubrirse con decencia. Hacen uso de la comida no por placer o en exceso, sino tan sólo para sostener sus cuerpos y evitar la fatiga. Utilizan el alojamiento para protegerse de inclemencias y disfrutar del retiro y el aislamiento. El uso de medicamentos y de la medicina es sólo para librarse de dolores, enfermedades y conservar la salud.

Quienes fortalecen su resistencia y entereza encaran mejor los contratiempos físicos así como el lenguaje hiriente y abusivo, se inmunizan contra sensaciones dolorosas, agudas, ásperas, severas, desagradables, ingratas, terribles.

Dijo el hombre sabio que así como vale eludir animales salvajes, serpientes, el tronco de un árbol, arbustos espinosos, precipicios, charcos sucios, una persona sabia evitará concurrir a lugares indecorosos y cultivar tan malas amistades que llevasen a los más discretos de sus compañeros a concluir que se ha descarriado.

También una persona sabia se desprende de problemas y preocupaciones desechando pensamientos malvados o malsanos, no tolerando, rechazando, descartando, eliminando, aquello que lleva a la animadversión o a la violencia.

Pregunta el hombre sabio, ¿cómo desprenderse de problemas y preocupaciones a través de la cultura? Y contesta, cultivando atención, desapego, evitando actuar dominados por pasiones, aprendiendo a desistir y a renunciar, comprendiendo el sufrimiento, la energía, la dicha, la calma, la concentración, la ecuanimidad.

Este hombre sabio, llamado Sidhartha (más conocido como Buda), que hace 27 siglos enseñaba a encarar problemas y preocupaciones concluía su reflexión señalando que quienes hubiesen desarrollado el entendimiento, practicado la moderación y el auto control, utilizado apropiadamente los bienes materiales, fortalecido su resistencia y entereza, aprendido a eludir errados caminos, a desechar malsanos pensamientos y a elevarse culturalmente, habrían eliminado sus ansias, cortado sus grilletes y, por comprender el falso orgullo, puesto fin al sufrimiento.

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