Poniendo el foco en los Derechos del Niño al encarar la Pobreza Infantil

La estrategia para la prevención de la pobreza y protección del niño debe ser multidireccional, fuertemente centrada en políticas sociales y programas que cumplan las obligaciones de los Estados bajo la ley internacional sobre derechos humanos. Desde la perspectiva de los derechos del niño esto significa:

– Asegurar un marco legal e institucional para los derechos humanos, incluso siendo garantizados a nivel constitucional, y por ende definiendo los roles de los portadores de derechos (niños) y de los portadores de obligaciones (Estados, familias, padres, sector privado). Mientras que algunos Estados han ratificado la Convención, no todos la han incorporado a su legislación nacional, como sí lo ha hecho, por ejemplo, Brasil con su Estatuto da Crianca (Acta del Niño) de nivel constitucional, la cual ha posibilitado al Estado Federal aplicar la Convención a nivel estatal y local al igual que federalmente. Esto también podría aplicarse regionalmente, en organizaciones políticas como la OEA, la Unión Europea o la Unión Africana – cuyas cartas fundacionales permitirían comprometer la implementación obligatoria – a nivel de los países miembros, de así decidirlo colectivamente.

– Los Derechos del Niño deberían ser incorporados a debates más amplios sobre políticas de desarrollo y toma de decisiones para asegurar coherencia, dado que están ubicadas en el núcleo de la política de desarrollo en general. Esto podía dar paso a un Plan Nacional para combatir la pobreza infantil que establezca un marco coherente identificando acciones prioritarias – en el marco de las políticas universales de igualdad y combate de la pobreza – contra la exclusión de los niños, con objetivos específicos y mensurables, indicadores claros, plazos y suficiente apoyo económico y financiero. Este plan debe ser capaz de coordinar en forma efectiva acciones a nivel nacional, regional y local, acciones específicas a la niñez en diferentes áreas (particularmente en cuanto a trabajo y economía, salud, vivienda, política social y educación), y debe incluír la participación de chicas y chicos.

– Mientras que las políticas universales que aseguren resultados y procesos apropiados deben seguir siendo garantizadas para todos los niños y niñas, se debe dar prioridad a los niños y familias en mayor riesgo, específicamente niños que viven en la pobreza, migrantes, los que buscan asilo y refugiados, niños que pertenecen a minorías, niños privados de un entorno familiar, y adolescentes y jóvenes en riesgo. Cuando se trata de niños en instituciones, el Comité de ONU sobre los Derechos del Niño ha recomendado la revisión y reforma de los marcos legales específicos con el fin de prevenir que los chicos sean admitidos y mantenidos en instituciones y proveer a las familias con la asistencia social y económica necesaria para la crianza de los hijos y la ayuda legal, de ser necesario. También el Comité ha recomendado que se dé prioridad a sistemas de asistencia de tipo familiar por sobre la admisión en instituciones.

– Foco en la desigualdad: allí donde hay información disponible, las desigualdades sistémáticas han demostrado jugar un enorme papel en la determinación de expectativas de vida aún antes de que el niño haya nacido, lo cual sugiere una relación causal bidireccional entre la pobreza y la desigualdad. Además, el marco internacional de los derechos humanos exige a los gobiernos abogar por la igualdad. Si la política no encara las desigualdades, el patrón se verá reforzado tal como lo demuestran las cifras de desnutrición que aferctan en forma desigual a los diversos grupos socioeconómicos o la brecha en mortalidad infantil entre poblaciones indígenas y no indígenas dentro de un mismo país. Incluso países adinerados como Luxemburgo tienen tasas de pobreza más altas de lo esperado, probando que el crecimiento económico por sí sólo no “se contagiará” a los estratos menos pudientes en ausencia de un conjunto de políticas económicas y sociales cuyo espectro abarque el empleo decente, salarios mayores y más equitativos (especialmente para las mujeres), políticas fiscales redistributivas, acceso universal a servicios de calidad así como la focalización de los mismos en circunstancias de vulnerabilidad. Un ejemplo de política es Chile Crece Contigo, un completo sistema de protección para la temprana infancia puesto en marcha en 2007 que provee apoyo integral financiero, educacional y sanitario para el desarrollo de los niños hasta los cuatro años de edad. Uno de sus principales objetivos es reducir los efectos de las desigualdades socioeconómicas antes de que los niños terminen la escuela primaria. Está dirigido a los niños y familias de los dos quintiles más pobres en términos de ingreso.

Resumiendo, prevenir la pobreza desde una perspectiva de los derechos del niño requiere de cada Estado un enfoque global para tomar complejas decisiones políticas; una estrategia multidireccional que cubra políticas económicas, sociales y medidas de protección social específicas contra la pobreza y la desigualdad, y una decisión de impulsar una Estrategia o Plan sobre los Derechos del Niño como un sistema abarcativo que determine estándares para la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño protegiendo los beneficios obtenidos hasta ahora y aumentando las posibilidades de que los niños tengan una vida con plena satisfacción de sus derechos.

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Marta Maurás
Vicepresidente – Comité sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas [[Extraído del texto de una conferencia dictada a la Conferencia sobre Pobreza Infantil de la Unión Europea, Copenhagen, 19 de marzo de 2012.]]

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