Otra economía, otro país

Otra economía diferente a la actual no sólo es posible sino imprescindible para lograr países que cobijen y alienten a todos; economías que no generen el tendal de excluidos y perseguidos hoy enorme mayoría de la humanidad. Esa otra economía y esos otros países no se alcanzan evadiendo desmontar los aspectos más críticos del orden socioeconómico prevaleciente. ¿Cuáles son algunos de esos aspectos críticos? ¿Por qué son tan decisivos?

Aunque negado por los autoimpuestos timoneles de la economía, la humanidad enfrenta una trayectoria de callejones sin salida con minorías alienadas en un inmisericorde culto al dinero y al poder. Graves tensiones sociales y ambientales anuncian tempestades. El sometimiento vía la colonización de mentes o la represión (abierta o encubierta) ya no logra contener la reacción por los castigos recibidos y la ausencia o pérdida de derechos. La agredida naturaleza suma su malestar desbordando límites y territorios.

Otra mejor economía      

Poco se explicita y mucho se esconde respecto a cómo la economía condiciona el rumbo que sufren la humanidad y el planeta. Aparecen teorías económicas de muy diverso pelambre para sostener privilegios y la apropiación del valor que es producido con el esfuerzo de los pueblos. Como es imposible defender abiertamente castigos e indignidades que se descargan sobre las mayorías, los dominadores necesitan encubrir y falsear lo que sucede. Se niega entidad a otras opciones. Por ahí comienza la mentira y el engaño.

Otra economía no sólo es posible sino imprescindible para lograr cobijar y alentar a la entera humanidad: una economía no conformada para asegurar el lucro de pocos sino el bienestar general y el cuidado ambiental. Son muy distintos tipos de economía. De ahí emergerán otras instituciones, otras estrategias de desarrollo, otras políticas públicas, otras regulaciones, otras  estructuras de ingresos y gastos públicos. Este tipo de economía se inscribe en la permanente búsqueda de justicia, equidad, dignidad, sustentabilidad, soberanía decisional.

Habrá que apartarse de la infame fábula que justifica el proceso de concentración de la riqueza y el poder decisional. Por el contrario, será imperioso desmontar los mecanismos generadores de la concentración, motores no sólo económicos sino también sociales, políticos, mediáticos, judiciales, educativos. Al transformar la preeminencia concentradora, ¡alerta!, cuidar de no caer en nuevos fundamentalismos imponiendo recetas aplicables a todos por igual. Por el contrario, habrá que diseñar enfoques diferenciados, estrategias singulares según sean las circunstancias de cada momento y territorio.

De ahí que en estas líneas sólo planteamos áreas de desafíos estratégicos; lo cual es de la mayor importancia porque siempre ha sido el orden dominante quien decidió cuáles eran los desafíos a abordar y qué cuestiones ignorar, esconder, ningunear. ¿Será necesario explicitar que existen por cierto otros desafíos que los aquí presentados? A nadie escapa las múltiples dimensiones en que se expresan las realidades y la diversidad de perspectivas que coexisten, incluyendo muy especialmente las de los ciudadanos de a pie que viven la cotidianeidad de los acontecimientos.

Críticos desafíos que no conviene ignorar

  • Perfilar una utopía referencial que desde valores y principios fundacionales esboce que tipo de país, de sociedad, de economía, anhelamos. Servirá como guía y referencia para identificar la consistencia de mandatos y accionar.
  • Es crítico resolver definitivamente la pobreza y la indigencia. Es mentira que siempre habrá pobres e indigentes; en otra economía no faltarán ni recursos ni estrategias ni oportunidades para desterrar tamaña afrenta social. Esto incluirá proveer cobertura universal de salud, educación, vivienda, saneamiento ambiental y demás necesidades básicas con nivel de excelencia.
  • Habrá que defender y extender derechos populares conquistados con mucho esfuerzo, incluyendo los laborales y previsionales. Las luchas de siempre de las mujeres, pero muy especialmente en la últimas dos décadas, constituye una experiencia ejemplar.
  • Importa y mucho definir el marco normativo y valorativo que regula el funcionamiento de los mercados, lo deciden los ciudadanos a través del Estado con sus políticas públicas, regulaciones y asignación de recursos.
  • Habrá que eliminar las actuales tremendas desigualdades vía regulaciones y políticas activas que posibiliten una redistribución patrimonial y la generación desconcentrada de ingresos. No es lo mismo redistribuir ingresos que patrimonios porque si no se reduce la desigualdad de patrimonios, los ingresos seguirán emergiendo concentrados en las manos de quienes más tienen. Este es uno de los temas que los dominadores eliminan de la agenda nacional.
  • Cuando sea necesario asegurar un saneamiento fiscal deberá encarárselo con justicia y equidad; nunca ajustes que pesan sobre los que menos tienen. La responsabilidad de sanear las finanzas públicas debe recaer sobre los adinerados que evadieron impuestos y fugaron capitales al exterior. Será imprescindible establecer estructuras tributarias progresivas así como optimizar la asignación del gasto público en infraestructura social y productiva.
  • Habrá que ejercer muy prudentemente el endeudamiento soberano destinándolo no a financiar gastos corrientes sino a inversiones social y ambientalmente estratégicas.
  • Democratizar el acceso a la tierra es otra cuestión que los dominadores procuran dejar fuera de la agenda de desarrollo; es un tema de altísima prioridad. En ese contexto, es estratégico apoyar la producción rural asociativa y la agricultura familiar.
  • La renta urbana generada por la valorización de terrenos no puede ser apropiada por un particular que nada ha hecho para generarla. Es la comunidad con sus actividades y expansión que la hace posible y es esa comunidad la que debiera beneficiarse de ella. Hay varias modalidades e instrumentos para democratizar esa renta.
  • La economía concentrada avanza con tantos desequilibrios y recurrentes crisis porque se fue estructurando en base a decisiones adoptadas por inversores sólo interesados en asegurarse un lucro (legítimo o ilegítimo). Será necesario ir transformando esa matriz productiva con una visión comprehensiva, promoviendo actividades trabajo-intensivas, poco dependientes de insumos importados y con fuerte respaldo de ciencia y tecnología nacionales.
  • La naturaleza oligopólica de la mayoría de los mercados posibilita innumerables abusos de poder de mercado. Muchos de ellos se dan al interior de las cadenas de valor donde las empresas que los lideran se apropian de buena parte del valor que generan los demás participantes. Existen diversas modalidades para asegurar la implantación de formas de distribuir con equidad los resultados del proceso productivo. En el caso de empresas monopólicas de prestación de servicios públicos esenciales o de provisión de insumos críticos debe regularse su propiedad y funcionamiento.
  • Será esencial jerarquizar la economía real y desterrar la especulación financiera. El Estado debe regular con firmeza a las entidades financieras para materializar el cambio de orientación. No faltan instrumentos de política monetaria sino determinación para aplicarlos en apoyo a una economía real sustentable, inclusiva, que conjugue equidad con mejoras de competitividad particularmente con el resto del mundo.
  • La soberanía decisional, local, nacional e internacional hacen a una democracia plena, liberada del sometimiento a grupos o entidades acreedoras que imponen políticas que no responden a los intereses de nuestras comunidades. Su ejercicio vendrá de la mano de un firme desarrollo nacional justo y sustentable.
  • Es crucial liberar a la opinión pública del sometimiento vía colonización de mentes y formateo de subjetividades. Un basamento fundamental para establecer otra economía hace al desarrollo del esclarecimiento popular y el fortalecimiento de la organización social y política. Habrá que asegurar procesos electorales trasparentes sin quedar a merced de medios con capacidad de imponer agendas y candidatos.
  • La Justicia y los sistemas que la administran han perdido credibilidad; complicidades con grupos de poder la han transformado en trincheras judiciales del orden prevaleciente en perjuicio del resto de la población. Se requiere de una profunda transformación que la democratice y la someta a rendir cuentas de sus procederes y sentencias.
  • Un desafío menos conocido hace a transformar la mesoeconomía, un espacio mayor al de la economía de cada emprendimiento productivo. Se refiere a las tramas productivas de cada territorio y cómo ellas se insertan en cadenas mayores. Esto incluye promover que se canalice el ahorro local a la banca solidaria y otras entidades que mayormente lo inviertan en el propio territorio que lo generó. Nuevas entidades incluyen a  fideicomisos y desarrolladoras especializados en desarrollar empresas locales de tamaño mediano, como ser franquicias populares, agroindustrias locomotoras, cooperativas de primero y segundo grado, supermercados comunitarios, sistemas donde participen productores para el acopio, procesamiento y transporte de producciones locales.
  • Habrá que coordinar y complementar diversos tipos de inversiones; la inversión pública con inversión privada nacional o extranjera bien seleccionada. No cualquier inversión sino aquellas generadoras de empleos dignos, que reinvierten localmente buena parte de sus ganancias, que no sean simplemente extractivas dejando escasos recursos al país; inversiones insertas en promisorias cadenas de valor regionales y de baja intensidad importadora. En definitiva, inversiones que sean exitosas al tiempo que respetan y no antagonizan con la orientación de servir al bienestar general y el cuidado ambiental.

No es sencillo encarar estos u otros desafíos estratégicos. Hay muchos factores condicionantes y una diversidad de estrategias y secuencias para llegar a materializar soluciones. Cada desafío no aparece separado de los demás y aunque operacionalmente haya que encarar cada uno en su especificidad, el conjunto de desafíos emergen de un mismo y complejo proceso que requiere accionar en muchos frentes para llegar a transformarlo.

¿Construiremos senderos o desandaremos los existentes? ¿Seguiremos rumbos que no son nuestros o labraremos propias trayectorias? Aquí no caben ingenuidades ni voluntarismos. La correlación de fuerzas que prime en cada país y situación será siempre un crítico factor pero, al mismo tiempo, su transformación hará parte del propio proceso de generar otra economía, otro país. Quede claro, en nuestra perspectiva no hay fatalismos ni determinismos sino, en cambio, un libre aunque condicionado albedrío.

   
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