Liberar democracias capturadas

Las democracias suelen ser capturadas por el poder económico predominante con la complicidad de sectores de la política, los medios y la Justicia. Utilizan para ello diversos mecanismos con los que logran apoderarse o condicionar  al Estado, imponiendo un rumbo y forma de funcionar que favorece sus privilegios e impulsa una tremenda concentración de la riqueza a expensas del resto de la sociedad. Liberar las democracias capturadas exige desarrollar una organización social y política que se conforme como un contra-poder capaz de desmontar esos mecanismos.

En un texto anterior hemos analizado la forma cómo grupos poderosos desvirtúan los postulados democráticos capturando para su propio provecho las democracias contemporáneas. Con ello, van disociando a los pueblos de un sistema de gobierno representativo que emergió de luchas de larga data.

Democracias capturadas son aquellas donde las grandes mayorías poblacionales tienen derechos electorales pero no una paridad económica y cultural, con grupos económicos concentrados que se apoderan de estratégicos resortes de conducción del Estado y de manipulación de la opinión pública. Como saben que pueden ganar o perder elecciones, los grupos concentrados establecen trincheras judiciales y mediáticas para que, ante resultados electorales adversos, puedan impedir transformaciones que amenacen sus privilegios. Imponen sus perspectivas y decisiones cooptando o comprando complicidades de medios de comunicación hegemónicos y sectores de la política y de la justicia.

Liberar las democracias capturadas exige desarrollar una organización social y política conformada como un contra-poder que sea capaz de desmontar los mecanismos que aseguran la reproducción de la concentración de la riqueza. Estos mecanismos son muchos y diversos ya que inciden sobre todas las dimensiones del funcionamiento de nuestras sociedades. En estas líneas sólo abordamos algunos de los más importantes; en otros textos hemos hecho referencia a desafíos y opciones que también toca enfrentar con el mismo énfasis en cuanto a cuidado ambiental, democratización cultural y educacional, formas de vincularse con tendencias globalizadoras, alianzas regionales, ciencia y tecnología al servicio de las mayorías.

  • Desmontar mecanismos de acumulación de poder económico

Esta crítica área de intervención apunta a quitarle sustento al inmenso poder de grandes grupos concentrados. Incluye acciones en varios frentes, entre otras, (i) abatir actividades de especulación financiera gravando con firmeza la renta financiera y controlando movimientos desestabilizadores de los capitales golondrinas; (ii) cortar la tremenda evasión impositiva y la fuga de capitales que desfinancia la acción del Estado y perjudica a quienes cumplen con la ley; para ello habrá que reforzar el accionar de los entes recaudadores y aplicar una efectiva legislación penal tributaria focalizada en los grandes evasores; (iii) transformar la matriz productiva nacional de modo de avanzar hacia un crecimiento orgánico e inclusivo del sistema económico; esto es, impedir que sigan ocurriendo recurrentes estrangulamientos como son los del sector externo al tiempo que se promueve la plena movilización de la capacidad productiva nacional, eliminando las estructuras oligopólicas que succionan valor de otros actores y afectan su formación de capital; (iv) establecer instancias de concertación de intereses al interior de las cadenas de valor de modo que quienes las lideran no terminen siendo los únicos favorecidos en detrimento del conjunto de pequeños y medianos emprendimientos productivos, crítico componente del mercado interno; (v) impedir el sobre endeudamiento soberano, limitando el endeudamiento externo al financiamiento de insumos y bienes de capital no producidos internamente que sean necesarios para expandir la infraestructura social y productiva del país.  Opinión Sur ha dedicado numerosos artículos y libros a explicitar cada uno de estos frentes de intervención.

  • Desmontar trincheras mediáticas y judiciales establecidas para resistir transformaciones

El poder económico impone instituciones que luego perduran en el tiempo y sirven para preservar la dinámica económica, mediática y judicial que protege y sustenta sus privilegios. El marco legal presenta ambigüedades que sectores de la justicia interpretan sesgadamente para favorecer a los grupos concentrados de los cuales son cómplices. El Poder Judicial suele ser el menos democrático de los poderes del Estado con camadas de jueces y fiscales elegidos por pares que son afines al poder económico; conforman un sistema que no se renueva y ajusta a las transformaciones que se presentan en todas las sociedades. De igual modo, el control que ejerce el poder económico sobre los medios de comunicación les permite manipular la opinión pública imponiendo agendas y perspectivas; con frecuencia someten la voluntad popular colonizando mentes y demonizando a opositores. Este control decisional se completa con la influencia que los grupos concentrados llegan a ejercer sobre ciertos pronosticadores y calificadoras de riesgo.

Liberar las democracias capturadas de trincheras institucionales de sometimiento exigirá entonces (i) establecer procedimientos para transparentar la composición y el accionar del poder judicial; (ii) adoptar legislación que impida la concentración mediática posibilitando que una diversidad de voces, intereses y perspectivas puedan expresarse y mantenerse sustentables; (iii) adoptar otro tipo de calificadoras de riesgo no sometidas al interés de quienes las contratan sino del conjunto social en el que operan inversiones y proyectos; (iv) promover el funcionamiento de una variedad de usinas de pensamiento estratégico de modo que puedan contrastarse diferentes perspectivas y proyecciones.

  • Mecanismos electorales que permiten manipular la voluntad popular

 En los procesos electorales, el debate político es una instancia crítica para conocer posiciones, propuestas, personalidades y las trayectorias de los candidatos. Sin embargo, el debate que nos es impuesto hace del proceso electoral una operación de marketing. En lugar de contrastar visiones, programas, proyectos, la preferencia electoral se sustenta en empatías impostadas, teatralidades, consignas, escenarios de fantasía donde cortinas musicales, gestos y sentimientos prefabricados remedan situaciones de alegría y felicidad que se presentan como informales y espontáneas. Un equipo de vendedores de imagen y de ilusiones vacía de significación a la política reemplazándola por spots publicitarios que ocultan indefendibles intereses. Sólo partidos políticos afines al poder económico son privilegiados por los medios y financiados por los grupos concentrados.

Liberar democracias que son capturadas electoralmente a través de manipular la opinión pública y colonizar mentes, exige desenmascarar los principales mecanismos de sometimiento popular. Este desafío cultural y político hace a un permanente y no ocasional esfuerzo por (i) comprender lo que sucede facilitando que organizaciones sociales, centros universitarios y la población en general accedan en pie de igualdad a información relevante y a diferentes perspectivas explicativas; (ii) impedir que los cuantiosos recursos que controla el poder económico puedan decidir elecciones; es inadmisible que los grupos concentrados elijan a quienes conducen los asuntos públicos y está claro que las normas que se establecen para regular el financiamiento de la política terminan casi siempre siendo desvirtuadas; (iii) habrá entonces que controlar mucho más allá de lo aparente y formal los aportes financieros a los partidos políticos, como es la extendida modalidad de favores cruzados (es el caso, entre otros, de obras públicas concedidas a empresas que luego financian las campañas de quienes les favorecen);  (iv) cada medio de comunicación puede sostener una línea editorial pero, dada la tremenda concentración de medios que prevalece en el mundo, no cabe que en períodos electorales concedan mayores espacios a sus favoritos políticos en formatos que aparentan equidad de cobertura; esto necesita ser regulado y firmemente supervisado; (v) dada la asimetría de recursos que existe entre quienes financian a sectores políticos afines con el orden concentrador prevaleciente y quienes respaldan proyectos de transformación, es imprescindible establecer normativas que nivelen con recursos públicos tan disímiles fuentes de financiamiento.

  • Mecanismos post electorales de sometimiento

Una vez establecidos, los gobiernos electos son sometidos al permanente lobby de poderosos grupos de presión que procuran extraerles políticas públicas y contratos que les favorezcan. Estas presiones abren enormes y encubiertos espacios que atentan contra los intereses del conjunto de la sociedad y del cuidado ambiental. Esto incluye diferentes tipos de corrupción incluyendo, entre otras, pagos ilegales para ganar licitaciones supuestamente de libre concurrencia, amiguismo o nepotismo en la supervisión de regulaciones ambientales y en la designación de funcionarios y empleados públicos, así como, algo mucho más grave, la imposición de políticas públicas que atenten contra un desarrollo justo y sustentable transfiriendo recursos hacia grupos concentrados.

Tampoco existen sistemas de monitoreo de las promesas, mentiras o engaños que suelen pulular en las campañas electorales. La impunidad por engañar a los votantes es casi total al punto que algunos políticos que han ganado elecciones en base a mentiras han admitido que si hubiesen sincerado las políticas y medidas que pensaban aplicar no hubiesen triunfado. Generalmente quedan sin sanción engaños e incumplimientos.

Para eliminar estos mecanismos post electorales de sometimiento habrá que desenmascarar las influencias y las eventuales dádivas que reciben legisladores, funcionarios ejecutivos, judiciales y medios. Esta es responsabilidad primaria de las entidades que auditan el accionar público junto con las que persiguen toda forma de corrupción, asistidas por la mayor diversidad posible de organizaciones sociales independientes.

Por su parte, organizaciones sociales, centros universitarios y asociaciones defensoras de derechos pueden coordinarse para reforzar los seguimientos que ya realizan para confrontar el accionar de gobiernos y también de opositores con sus promesas y compromisos electorales. Esta información enriquecería el debate político y alimentaría el proceso de permanente esclarecimiento de la entera sociedad.

En síntesis, liberar democracias capturadas por el poder económico, o cualquier otro poder no emanado de la voluntad popular, exige conformar un contra poder ciudadano que sea capaz de conducir estos nuevos procesos contemporáneos de liberación, algo que mencionamos pero no desarrollamos en estas líneas. Un imprescindible complemento refiere a que sociedades con cada vez mayor nivel de esclarecimiento y organización devienen el principal sustento de democracias verdaderamente plenas, diferentes a las apañadas democracias que predominan en el mundo. Y finalmente, que liberar democracias capturadas en un contexto de creciente esclarecimiento no es un esfuerzo ocasional o esporádico sino permanente. El accionar de sociedades que cuidan de la Madre Tierra y de todos sus habitantes sin exclusiones ni inequidades necesita ser sostenido, renovado y profundizado indefinidamente en el tiempo.

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