Comunidades sustentables: vivienda y empleos dignos

Este artículo plantea una importante intervención local para resolver situaciones de desigualdad y pobreza: comunidades sustentables que integren en una misma iniciativa soluciones habitacionales bien planeadas con medidas para generar ocupación digna. ¿En qué consisten; cómo organizarlas; quiénes podrían tomar la iniciativa; cuál es su significado y qué implica dedicar soluciones de excelencia para movilizar sectores de bajos ingresos? La desigualdad y la pobreza requieren ser encaradas con esfuerzos en varios niveles. En el nivel nacional y provincial con políticas que establecen regulaciones y financiamiento de macro proyectos; en el nivel mesoeconómico (el espacio de las redes productivas y cadenas de valor) promoviendo que el aparato productivo y en especial quienes lideran cadenas productivas ejerzan responsabilidad mesoeconómica con sus trabajadores, sus proveedores, sus distribuidores y aun sus clientes; en el nivel local alentando que municipios junto con movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil, la comunidad científica y tecnológica, los formadores de opinión, asuman iniciativas concretas para abatir pobreza y desigualdad en su localidad. Son muchos y diversos los actores que deben movilizarse para encarar un flagelo generado por la forma como las sociedades se han organizado y cuyas implicaciones no son sólo éticas sino que se proyectan sobre la cohesión social, los movimientos políticos, la gobernabilidad democrática y el mismo funcionamiento del sistema económico; la desigualdad y la pobreza constituyen una de las principales causas de las crisis que afectan al mundo contemporáneo [[Sobre esta temática ver libros de la Colección Opinión Sur Los hilos del desorden, Un país para todos, Negocios locales oportunidades globales y Ajustar el rumbo.]].

Este artículo se focaliza en una importante intervención que pueden encararse a nivel local para resolver situaciones de desigualdad y pobreza: comunidades sustentables que integren en una misma iniciativa soluciones habitacionales bien planeadas con medidas para generar ocupación digna.

Protagonismo local con respaldo nacional y provincial

Es a nivel local donde penurias y necesidades se expresan con toda su virulencia. Cortes de ruta, invasión de tierras, manifestaciones multitudinarias, violencia popular, insumen enormes energías y provocan tremenda inestabilidad social. Para pobres e indigentes un reclamo básico es tener un espacio donde vivir con dignidad e ingresos genuinos que les permitan emerger de sus adversas circunstancias. Esto implica disponer de una vivienda en un entorno seguro con apropiada infraestructura física, equipamiento social y acceso a empleos dignos. La organización, implementación, gestión y costo de estas soluciones supera con creces la capacidad de cualquier actor aislado. El desafío pasa por combinar iniciativa y coordinación local con la movilización de apoyos del gobierno nacional y provincial, el sector privado, la comunidad científica y tecnológica, las organizaciones de la sociedad civil y, en el centro del esfuerzo, la participación de las familias pobres e indigentes y los movimientos sociales que las respaldan.

No se trata que un puñado de familias encuentre solución a sus problemas sino que enteras comunidades lo logren. Puede tratarse de comunidades ya existentes que residen en áreas no aptas para uso residencial o familias de diverso origen en busca de un lugar donde asentarse pero todos, por libre decisión, escogiendo radicarse en espacios bien localizados y programados para desarrollarse como comunidades sustentables. Esto es, comunidades de familias que viven y trabajan en espacios planificados urbanísticamente donde convergen diversos tipos de recursos, apoyos y valores: propia cultura y esfuerzo, recursos financieros y de gestión, conocimientos de excelencia, contactos comerciales e institucionales, responsabilidad social y ambiental. La noción de una comunidad sustentable constituye una utopía referencial necesaria que sirve para guiar múltiples acciones de corto y mediano plazo que, de otro modo, podrían no desarrollarse o hacerlo a un alto costo en cuanto a calidad de vida y derroche de valiosos recursos. Es al mismo tiempo una iniciativa que la propia población construye, ya no abandonada a su suerte sino con todo el peso de la acción concertada del Estado, el sector privado y la sociedad civil.

El protagonismo principal es local; sea que lidere el municipio, un movimiento social, u otro actor local comprometido con el establecimiento de comunidades sustentables. Con ese norte y una firme gestión es posible sumar otros esfuerzos pero ¿cómo hacerlo?

Principales componentes

(i) El acceso a una tierra bien localizada y apta para recibir asentamientos poblacionales es un factor crítico. Existe tanto tierra pública disponible que puede asignarse sin o a bajo costo, como tierra privada que puede comprarse o expropiarse con un precio justo. Es posible actuar caso por caso adquiriendo tierra urbanizable cada vez que se presente la oportunidad de establecer una nueva comunidad sustentable o puede convenir conformar un fondo de tierras, financiado con aportes provinciales y nacionales, que se provea del suelo necesario para cubrir demandas presentes y futuras.

(ii) Toda fracción de tierras destinada a una comunidad sustentable se entrega con su correspondiente planificación urbanística; ya no más asentamientos que carecen de ordenamiento y previsión creciendo caóticamente, con lo cual afectan la calidad de vida de su población y generan altos costos de funcionamiento y de provisión de servicios. Quienes desarrollen proyectos de comunidades sustentables tendrán la responsabilidad de realizar el planeamiento urbano de las fracciones de tierras involucradas incluyendo futuras áreas de expansión; este planeamiento debe realizarse en consulta con quienes habitarán en el nuevo asentamiento.

(iii) Las soluciones habitacionales se plantean como un proceso que evoluciona en función del crecimiento familiar y de sus ingresos. En todos los casos se trata de viviendas dignas cumpliendo con los estándares correspondientes para recibir dicha calificación. Se comienza dotando un núcleo habitacional básico que incluye sala de estar, baño, cocina y uno o dos dormitorios. Este núcleo hace parte de una solución habitacional prevista para ser completada progresivamente en cuanto a su equipamiento y a su expansión edilicia según evolucionen las necesidades y los recursos de la familia. La idea es trabajar con soluciones de calidad y bajo costo que ya han sido desarrolladas con éxito en el país. Para reducir el costo del núcleo habitacional básico se utilizan aportes de fuerza de trabajo familiar, compra masiva de insumos y materiales y técnicas constructivas apropiadas. La propuesta contempla utilizar créditos con bajas tasas de interés así como otras facilidades y subsidios que pudieran ser parte de programas públicos ya existentes.

(iv) La infraestructura física y el equipamiento social del conjunto habitacional debieran ser provistos por el desarrollador del proyecto y financiados con cargo al presupuesto de las entidades públicas que decidiesen participar en las nuevas comunidades sustentables.

(v) Se propone que cada comunidad sustentable cuente con una pequeña desarrolladora de emprendimientos productivos especializada en identificar oportunidades para que, utilizando moderna ingeniería de negocios, pequeños productores puedan articularse con socios estratégicos en emprendimientos productivos de porte medio. Estos emprendimientos inclusivos logran operar en mejores condiciones en cuanto a escala, gestión, conocimientos, acceso a mercados, financiamiento y contactos comerciales e institucionales. Para una caracterización de emprendimientos inclusivos y las desarrolladoras que los promueven pueden consultarse artículos anteriores de [Opinión Sur->http://www.opinionsur.org.ar].

Diversidad de situaciones y de soluciones

La realidad presenta una enorme diversidad de situaciones que requieren ser tratadas acordes con las singularidades de cada caso. No es lo mismo intervenir en áreas metropolitanas de alta densidad de población y relativa escasez de suelo disponible, que en ciudades pequeñas e intermedias donde los espacios de expansión urbana son más abundantes y, menos aun, en áreas rurales donde tal vez una comunidad sustentable pueda implicar establecer un nuevo pueblo que actúe como centro de prestación de servicios y asentamiento residencial de población antes dispersa.

Quizás la planificación territorial del país o de la provincia recomiende enfatizar un desarrollo regional más equilibrado que aminore o revierta la enorme concentración poblacional y productiva en grandes áreas metropolitanas agobiadas por altos costos de aglomeración. Sin excluir las áreas metropolitanas, implicaría priorizar acciones en provincias y localidades que tienen potencial de crecimiento pero que requieren del respaldo nacional para materializarlo. Las comunidades sustentables pueden en ese sentido complementar otros esfuerzos orientados a integrar más racionalmente el territorio nacional, ayudando a retener población local y reorientando migraciones hacia nuevos polos de desarrollo regional.

Significado e implicaciones de las comunidades sustentables

Un programa de comunidades sustentables como el propuesto implica revertir la actitud tradicional de ignorar o asignar las peores soluciones a los sectores pobres e indigentes. Se trata de movilizar el potencial de talento y energía social que anida en grandes mayorías hoy absurdamente desaprovechado. Se combina el propio esfuerzo de quienes deseen hacer parte de las nuevas comunidades sustentables con el apoyo de diversos actores del sector público, privado y la sociedad civil. Es una iniciativa que integra soluciones habitacionales dignas con esfuerzos para desarrollar nuevos y promisorios emprendimientos productivos generando ingresos que permitan atender necesidades familiares y asumir el pago de la vivienda progresiva. Se busca asegurar calidad de vida a sectores que han sido marginados de los beneficios del desarrollo, ahora integrados en comunidades sustentables que valorizan su identidad cultural y actúan con responsabilidad social y ambiental.

El lector puede sacar sus propias conclusiones acerca del impacto político, social, ambiental y económico de estas nuevas comunidades sustentables. Las restricciones que se enfrentan no se reducen a la disponibilidad de recursos financieros; hablemos claro, los recursos financieros existen aunque es obvio que, hasta ahora, no se han canalizado hacia este tipo de emprendimiento. El desafío pasa por comprender que el financiamiento de comunidades sustentables que integren y movilicen a sectores pobres e indigentes no es un gasto de consumo sino una inversión de altísima rentabilidad social, política, ambiental y también económica por su gran efecto multiplicador.

Asignar recursos financieros y de gestión para establecer comunidades sustentables pasa airosamente cualquier tipo de examen. El tema es si tenemos determinación para actuar; si somos capaces de superar prejuicios y trabajar formas efectivas de movilizar social y productivamente a los sectores pobres e indigentes; si evitamos ingenuidades y logramos obtener el activo respaldo de políticos, gobernantes y administradores; si, en primera instancia, los movimientos sociales querrán debatir y ajustar estas iniciativas para hacerlas suyas e incluirlas en sus reivindicaciones.

No es sencillo pasar del lamento a la acción; ni tampoco superar las múltiples dudas e interrogantes que genera toda nueva iniciativa. Es cierto que los desafíos son significativos y que una nueva y distinta generación de tensiones emergerá en cada una de las nuevas comunidades sustentables. Es que sus pobladores llevarán en sus mochilas, no lo olvidemos, lo mejor y lo peor de cada quien. Habrá que administrar conflictos y desavenencias como ocurre en cualquier conjunto social aunque, esta vez, en un contexto más promisorio y facilitador. De eso se trata; es abrir un nuevo cauce para movilizar energías, anhelos y aspiraciones de enormes contingentes poblacionales injustamente castigados; es sumar el talento y la energía que sin duda tienen para procurar vivir mejor y transformarnos todos en el intento.

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