Históricamente los médicos la criticaron. Ahora cada vez tiene más aceptación. No está probada científicamente pero quienes la probaron la defienden y garantizan su eficacia. Una medicina distinta que no cura enfermedades sino a la persona: no sólo te preguntan qué te duele, sino también si te gusta la comida salada o los días lluviosos. Y en el medio de todo, el autor de la nota y su batalla con el despertador.

Bzzzzzzzz. Hay un zumbido.
Beep, beep… Lo apago. Eran las ocho. 10 minutos más no pasa nada. Beep, beep. Le pego de nuevo. 10 minutos, solamente. Beep, beep, bzzzz, bzzzz, vuelvo a dormir.
Me levanto a las 10 desesperado. Tenía que estar arriba máximo a las 8.30, para entregar este artículo. No puedo desayunar, bzzz, prendo la computadora, bzzz, interferencias, los movimientos son rápidos, pero lentos, bzzz… No es un mosquito parece que la señal de interferencia llega directamente de mi cerebro.
A eso de las 12, la señal retoma su habitual funcionamiento. Hasta mañana. Mañana la historia volverá a comenzar a las ocho, cuando mi despertador y yo volvamos a librar una tremenda batalla.

Algo en mi cuerpo hace que me levante mal a la mañana. Después a la noche no tengo sueño, ni cansancio, es como que se pasa. ¿Habrá un remedio?

¿Puede existir un medicamento que esté diseñado específicamente para ese síntoma? Sería tonto pensarlo. En definitiva, siempre que te dan un remedio lo hacen por algo genérico. ¿Cómo sabemos que mi dolor de cabeza es igual al tuyo? ¿Cómo sabemos si lo que vos llamás “dolor de cabeza” es lo mismo que lo que yo llamo? Y peor aún: ¿Podemos estar seguros de que el concepto de “dolor” es igual para vos que para mí?.

Así surge esta nota, esta búsqueda… cuando alguien por ahí me dijo “lo que vos necesitás es homeopatía”.

La palabra homeopatía viene del griego, de homos (semejante) y Pathos (enfermedades). Es decir que es algo semejante a la enfermedad que quiere curar.

Parece que por el siglo XVIII un médico llamado Samuel Hahnemann (1755-1843) se había desilusionado bastante de la medicina, por el alto grado de toxicidad que generaban los medicamentos que se recetaban por entonces. Así, empezó a investigar y encontró que algunos remedios tenían una característica: producían el mismo síntoma que venían a curar.

Así se le ocurrió hacer un experimento. Empezó a darles dosis pequeñas de elementos naturales (de cualquiera de los tres reinos: animal, vegetal o mineral) a personas sanas y fue haciendo un relevamiento de qué reacciones les traía. A partir de allí, Hahnemann elaboró una hipótesis. El creía que las personas se curarían si se les daba la misma sustancia que generó esos síntomas en pacientes sanos. La hipótesis decía que “lo similar cura lo similar” (de ahí el homos=similar).

De a poco comenzó a probarlo y se dio cuenta de que estaba en lo cierto. O al menos eso cuentan quienes ejercen esta disciplina.

Dicen que la clave de la homeopatía es que entienden distinto el concepto de enfermedad, porque creen que en muchos casos (los que se pueden curar a través de esta especialidad) la raíz del mal es espiritual en vez de física. La idea es que primero aparece un síntoma emocional (stress, ansiedad, fobias, etc.) que luego se transforman en síntomas mentales y físicos. Por ejemplo, mi stress hace que me duela la espalda. Si no lo soluciono a tiempo, el problema de origen psíquico se hace físico.

La idea entonces es que el proceso de la enfermedad comienza antes que los síntomas físicos. Es decir, un virus sería efecto, y no causa, de la enfermedad original.

Mónica Moreno Galaud me recibe en su consultorio. Tal vez esperaba encontrar un lugar ambientado con plantas, música new age y un cartelito que dijera “la vida es linda”. Pero en definitiva era un consultorio común, con un escritorio y una computadora.

Y me explica en qué consiste el tratamiento homeopático.

Todo comienza con una primera sesión en que el paciente cuenta su problema. Frente a esto se harán análisis de rutina para descartar problemas físicos más profundos. Es decir, primero se hace un diagnóstico médico común. Y luego sí se comienza con la historia clínica homeopática. “Se le pregunta sobre qué es lo que le gusta comer, que clase de alimentos prefiere, cómo duerme, cómo es frente al clima, caluroso, friolento, si le gusta estar encerrado, si prefiere el mar o la montaña, si transpira o no, qué sueños tiene, (no para interpretarlos sino para saber)… Se trata de ser muy preciso, indagar lo más posible e ir bien al fondo”, me comenta Mónica.

Luego de estas cuestiones físicas se empieza a indagar sobre los psíquico o la “forma de ser”: cómo se enoja, a qué le tiene miedo, qué le gusta, si es celoso, si llora, si es triste u optimista. “Miramos cómo es psicológicamente y cómo son sus estados mentales”.

Y por último, una pregunta clave: cuándo empezó todo esto. “Nosotros tenemos muy claro que el medio influye sobre nosotros y altera nuestra energía vital. Nosotros buscamos la causa del trastorno para tener idea de qué es lo que le está ocurriendo a esa persona. La homeopatía busca a través del medicamento, hacer volver la energía vital en estado de equilibrio”.

La expresión “energía vital” me sonó rara…
-¿Qué es la energía vital? ¿Dónde está?- le pregunté con escepticismo.
– La energía vital es lo que hace de un ser que este vivo respecto a uno que esté muerto.
-¿Es algo que no se ve?
-Como toda energía no se ve.
-¿Pero existe?
-Claro que existe.
-¿Y cómo saben que existe?
-Si en este momento yo me muero, no hay más energía vital. Mi cuerpo es el mismo. Tengo las mismas piernas, brazos… Lo único que pasó es que se paró mi corazón pero el resto está igual. Esto que me hace estar vivo es la energía.

El tratamiento comienza cuando el homeópata ya conoció todos los datos del paciente en una sesión que dura entre hora y hora y media. Luego de esto, el médico le receta un medicamento único, que -como se explicó antes- está basado en un solo elemento natural diluido una determinada cantidad de veces.

Un punto interesante es que los remedios son muy baratos. Salen entre 10 y 20 pesos y duran entre uno y dos meses. Si bien hay que tener en cuenta que en general estos tratamientos no son cubiertos por obras sociales y prepagas (es decir, hay que pagar al médico en forma particular), si el tratamiento surte efecto, el ahorro en remedios compensa el gasto de la consulta. Los costos de ir al homeópata son similares que los de cualquier médico. En la Argentina por ejemplo, la consulta particular cuesta entre 80 y 150 pesos, aunque si se trata de un especialista muy prestigioso se puede elevar. No obstante, si te parece mucho, también podés acercarte a algún instituto homeopático (podés ver la lista abajo), que cobra honorarios institucionales de entre 40 y 60 mangos.

¿Pero para qué sirve este elemento natural único que receta el homeópata? ¿Por qué dándole más de lo mismo, más de este efecto, más de este síntoma, el paciente se cura?

Gustavo Cataldi, que es director de la Escuela Médica Homeopática Argentina intenta una respuesta. Y otra vez aparece la energía vital. “La homeopatía es una medicina vitalista, para la que hay una fuerza vital, un principio vital que nos anima: es un plus que tiene cada individuo vivo y lo dota de vida. Esa energía vital, al desequilibrarse, produce los síntomas y la enfermedad”.

-¿O sea que para la homeopatía la enfermedad es un desequilibrio de la energía vital?
-Ese desequilibrio responde a una sustancia de la naturaleza que necesitamos desde que nacemos -explica Cataldi- Esa sustancia estimula la energía de, por ejemplo un constipado y provoca el mismo desequilibrio, que puede presentar la constipación en ese individuo, para que su propia energía al reaccionar cure al enfermo.

Complejo… Necesité releer varias veces esta frase, pero preferí dejarla así y no editarla.

Mónica da un ejemplo más didáctico. “El medicamento homeopático simula la capacidad curativa de la persona. Es como si fuera la llave de una puerta, pone en marcha mecanismos de curación. Es diferente la forma de actuar”, dice.

Hasta acá todo perfecto. Muy lindas las teorías, pero por alguna razón los homeópatas siempre fueron criticados por los médicos tradicionales. Muchas veces se los llega a asociar con curanderos, y en general se cuestiona que no tiene base científica.

La primera crítica debe ser descartada de plano. Los homeópatas deben ser médicos; es decir, que son profesionales recibidos en las mismas universidades que el resto pero que recetan otro tipo de remedios que son complementarios a la medicina tradicional; son complementarios y no excluyentes.

Lo segundo, la falta de base científica, es cierto. Pero vale una aclaración: la mayoría de las corrientes de la psicología -con el psicoanálisis a la cabeza- tampoco tienen base científica. ¿Esto los hace falsos? En principio no: el hecho de que algo no se pueda comprobar científicamente no hace que necesariamente erróneo.

En el caso de la medicina tradicional, todo medicamento se expone a un método de análisis llamado “doble ciego”. Se toma distintos pacientes con el mismo problema -por ejemplo un dolor de cabeza- y a una mitad se les da una pastilla con la droga y a la otra un placebo, es decir una pastilla vacía. En base a eso se calcula estadísticamente en qué medida influyó realmente el medicamento en los pacientes, para descartar que se hayan curado por azar o el efecto psicológico de consumir un remedio.

En homeopatía esta forma de medición no existe, como tampoco se pueden hacer estadísticas de satisfacción. “Yo he tratado este mes cinco paciente asmáticos. Pero no son comparables porque no reciben el medicamento de acuerdo a la patología que tienen, sino por la personalidad”, explica Moreno Galaud.

Cataldi agrega: “Supongamos que los pacientes asmáticos andan bien, se mejoran o se curan, pero para nosotros el sentido de curación es otro, entonces habría que ver si están o no curados desde el punto de vista homeopático, entonces las estadísticas son más complicadas”.

-¿Pero entonces tiene o no base científica?- Preguntó Opinión Sur Joven a Cataldi.
-Habría que ver como primer paso si la medicina es una ciencia o no. Cosa bastante discutible, hay algunos filósofos de la ciencia que no están de acuerdo con que la medicina sea una ciencia. Es verdad que la medicina homeopática ahora no puede comprobarse científicamente, no sé si alguna vez podrá ser comprobada de acuerdo a los regímenes de la metodología científica que rige hasta el momento

La ciencia requiere que, para que una afirmación sea verídica, ésta no sea refutada. Es decir, no podemos verificar realmente que todos los hombres sean mortales (porque siempre puede aparecer un inmortal), pero sí podemos mencionarlo como provisorio hasta tanto no aparezca un inmortal.

En el caso de la medicina la refutación ya estaría dada: existen muchos casos en que un medicamento X no frena el dolor que debería frenar o curar. Es más, ni siquiera podemos asegurar que la dolencia sea la misma en todos los casos.

¿Sirve o no sirve la homeopatía? La mayoría de las personas que la probaron, especialmente con tratamientos prolongados, aseguran que sí y que eso les mejoró la calidad de vida: con ese sólo medicamento ya no necesitan tomar otras cosas y casi no tienen dolencias.

Sin embargo, nobleza obliga, se debe precisar que siempre los que hablan sobre la mayoría de los temas son los que les fue muy bien o muy mal. En cambio, los que probaron, no funcionó y dejaron, tienden a callarse.

Claro que cuando de curar se trata, nada está mal a priori. Siempre y cuando los tratamientos paralelos no invaliden los científicamente testeados. En el caso de la homeopatía, ésta es complementaria a la medicina tradicional.

{Me despierto mal: Tardo mucho en levantarme y durante horas siento un zumbido en mi cabeza. ¿Podrá la homeopatía solucionar mi problema? ¿Tendrá este asunto algo que ver con que prefiero la comida salada y no la dulce? ¿O con mi stress crónico? ¿O con que me gustan los días lluviosos? Tal vez. Será cuestión de probarla y contarte los resultados en una próxima nota.

+Info

Institutos Homeopáticos

Escuela Médica Homeopática Argentina

Asociación Médica Homeopática Argentina

Ambas atienden y cobran honorarios institucionales.

Entrevistas

Gustavo Cataldi, director de la Escuela Médica Homeopática Argentina

Mónica Moreno Galaud, vicepresidenta de la Asociación Médica Homeopática Argentina

Las entrevistas desgrabadas completas son un servicio más de Opinión Sur Joven. Pedimos disculpas por los errores que se puedan filtrar en la transcripción.