Los argentinos creen que Uruguay es una provincia de su país; los uruguayos ven a los argentinos como soberbios insoportables. Brasil y Argentina se matan por el fútbol. Brasil y Paraguay todavía se tienen bronca por temas bélicos. Parece mucho más fácil ver las diferencias que las similitudes. ¿Cómo se construye una ciudadanía en común? ¿Qué cosas comparten nuestras culturas? ¿Qué diferencias podrían enriquecernos?

Muchas veces se ve al Mercosur como algo lejano, fuera de la órbita de la vida cotidiana, se asume que es una cuestión exclusiva de nuestros representantes de turno. Tal vez sea porque siempre se lo piensa desde un punto de vista abstracto, sin tener en cuenta que todos somos parte de este espacio y que somos el primer eslabón para una plena integración regional. Desde este punto los ciudadanos de la Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela son una pieza fundamental a la hora de fortalecer la integración regional. Y para lograrla es imprescindible poner énfasis en las similitudes entre los países y hacer de las diferencias una virtud. Se necesita construir una identidad y una cultura común para sentirnos, de una vez por todas, parte de un mismo destino.

Más allá de los muros

Los países de América Latina, particularmente los del MERCOSUR, comparten la vivencia de procesos históricos semejantes. Pero durante mucho tiempo, las elites económicas y políticas jugaron a separar a los pueblos y en cierta forma, lo lograron. Por décadas se alimentaron rivalidades u hostigamientos, se cultivó el desconocimiento e incomprensión entre los países de la región. En la mayoría de ellos la enseñanza de la historia, la geografía y la formación ciudadana resulta un claro ejemplo de sectarismo y hasta de discriminación. La educación, muchas veces, levantó muros ínter fronterizos en lugar de construir puentes.

Sin embargo, a pesar de los muros que se levantaron, es evidente la base común afín. “En términos sociales y culturales las fronteras entre los países siempre han sido muy porosas, traspasadas permanentemente por corrientes migratorias, por intercambios culturales de diverso tipo y por el turismo”, explica la socióloga e investigadora del CONICET, Elizabeth Jelin, en un texto sobre ciudadanía y Mercosur. La porosidad de las fronteras fomentó intercambios que han generado por décadas redes de parentescos y de amistad. “En la actualidad la situación ha caminado mucho y corren vientos integradores”, explica el abogado, sociólogo y diplomático Gregorio Recondo en su libro El sueño de la Patria Grande. [1]

Diferentes pero parecidos

Argentina, Paraguay, Venezuela y Uruguay presentan, en algunos aspectos, una mayor similitud puesto que formaron parte del Imperio Español y tienen en común costumbres e idioma; contrariamente, los portugueses trasladaron a Brasil sus organizaciones administrativas, políticas y jurídicas, que le imprimieron su sesgo particular, amen de las diferencias idiomáticas y de costumbres . [2]. Pero es importante hacer hincapié en las semejanzas que pueden acercarnos. Por ejemplo, compartimos una historia con golpes institucionales, persecuciones políticas, corrupción generalizada en las esferas de poder, la deuda externa…Y si buscamos en la vida cotidiana nos damos cuenta de que nos apasiona el fútbol, las reuniones entre amigos y el mate, en sus diversas formas.

Si se quiere realmente integrar a los países del Mercosur, la clave esta en los ciudadanos, en las fuerzas libremente organizadas de la ciudadanía (las organizaciones no gubernamentales), en una prensa independiente que cubra la información del Mercado Común del Sur. Es necesario generar -mediante la utilización de símbolos- el sentimiento de pertenencia común de los pueblos, disminuir las rivalidades, impulsar el desarrollo de la ciencia a través de la cooperación de los investigadores. Es menester promover el intercambio de estudiantes y profesores de las universidades, fomentar el turismo entre las regiones.

“La integración debe ser formulada desde adentro, covenida desde abajo con la participación de todos”, sostiene Recondo. Es necesario buscar la unión de la sociedad civil, porque sin la participación activa de la ciudadanía no habrá integración posible, porque quedará sujeta a los cambiantes intereses de los mercados o a los sorprendentes humores de los gobiernos de turno.

¿Qué se necesita?

El alma del Mercosur son sus ciudadanos. Los cincos países se caracterizan por la diversidad de sus pueblos, ahí es donde radica su gran riqueza. “Es crucial focalizar toda la energía hacia una integración por la cultura”, recomienda el diplomático agentino Recondo. Según su visión, lo ideal sería respetar la diversidad cultural de los pueblos, pero generar una“congruencia significativa de pautas, valores e instituciones”.

La identidad colectiva común implicará el reconocimiento de derechos políticos y sociales. “La construcción de una identidad de bloque no reside sólo en producir bienes con la marca regional Mercosur. Va mucho más allá. Tampoco es una simple resolución política de los gobernantes de turno. Es un proceso educativo donde la historia y los recíprocos conocimientos de nosotros mismos y de los otros miembros, sus pueblos y sus costumbres pueden poner estos peldaños en el edificio integrado del Mercosur”, explica Julio Bardi, director del Instituto de Investigaciones en Gestión del Riesgo, Desastres y Emergencias Complejas, en “El Mercosur y el desafío de la globalización”.

Se necesita un Mercosur multicultural, que fomente la cooperación recíproca entre las culturas y la fraternidad entre todas las comunidades. La importancia de una cultura definida radica en crear ciudadanos activos y con plena conciencia de un fin común.

Todas las voces, todas

Los ciudadanos son el alma del MERCOSUR, y sólo con la comprensión y el conocimiento mutuo de los diferentes pueblos se podrá lograr una plena integración. Esta ciudadanía se encuentra en un estado más que embrionario, pero se cuenta con todos los recursos necesarios para lograrlo. Es un bloque heterogéneo y multicultural, pero con una historia común que nos identifica. Hay que dejar de temerle al mito de que la identidad nacional es incompatible con la identidad regional, y dejar de ver al vecino como enemigo, para comenzar a verlo como hermano. Se necesita construir una identidad cultural para sentirnos parte de este proceso que es tan importante para nuestros países. Esto se logrará con la ayuda de todos, con la profunda voluntad y convicción de consolidar al bloque, que seguramente será una herramienta muy útil para generar cambios positivos en nuestra comunidad.

Entonces si te cruzás con un paraguayo, un brasilero, venezolano o uruguayo tratá de aprender de sus costumbres, de sus problemas, porque también son los nuestros, vas a ver que no somos tan diferentes. Sé más participativo: hoy contamos con el Parlamento del Mercosur, donde podés expresar tu opinión sobre una infinidad de asuntos que repercutirán en nuestra vida cotidiana.

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+Info

Algunos datos para que conozcas un poco más sobre el Mercosur:

MERCOSUR

Ciudadanía y Mercosur, de la socióloga e investigadora del CONICET, Elizabeth Jelin

El sueño de la Patria Grande, un libro de Gregorio Recondo, abogado, sociólogo y diplomático.

Elizabeht Moscoso Klappstein, la discriminación, la xenofobia, el racismo y otras formas de intolerancia y su inclusión en la agenda social del MERCOSUR

Ilustración. Lorena Saúl.

[1] Gregorio Recondo, El sueño de la Patria Grande, (Buenos Aires: Editorial Ciccus, 2003

[2] Elizabeht Moscoso Klappstein, la discriminación, la xenofobia, el racismo y otras formas de intolerancia y su inclusión en la agenda social del MERCOSUR